
Trump y su «trato especial» a México y Canadá en la guerra arancelaria
EE.UU Bernardo Graue Toussaint*


Luego de que el presidente Donald Trump anunciara al mundo su menú de variopintos aranceles, a algunos analistas les «sorprendió» que México y Canadá no fueran incluidos en la lista de ese reparto global arancelario.


Al respecto, no hay nada que nos deba de «sorprender». El presidente norteamericano no va a poner en riesgo (de momento) el frágil tratado de libre comercio entre México, EEUU y Canadá (T-MEC, por sus siglas). No por falta de ganas, sino porque sabe que ese tratado comercial fronterizo da cobertura al funcionamiento de importantísimas empresas norteamericanas instaladas tanto en el norte de su país, como en México. Esas plantas en el sur del Río Bravo son inversiones multimillonarias que no pueden parar ni desinstalarse de la noche a la mañana. Igualmente, ese T-MEC representa una importante proveeduría de bienes y servicios (de empresas norteamericanas así como de importantes industrias mexicanas) que no se pueden reemplazar de inmediato y que son parte vital de la cadena productiva de su país. El marco legal del T-MEC garantizó —temporalmente— esa cobertura. Repito, temporalmente.
Visto así, Trump no está dando ningún «trato preferencial» a sus vecinos, sino más bien está aprovechándose de su poder de intimidación para sacarles provecho a lo que a los EEUU convenga, a la luz de una relación centrada más en el chantaje y la amenaza, que en el diálogo y la diplomacia. La pasarela de emisarios del presidente Trump a México es constante, principalmente para recetarle a la presidenta socialista Claudia Sheinbaum Pardo toda clase de exigencias emanadas del Despacho Oval de la Casa Blanca, mismas que la mandataria socialista se ha visto obligada a cumplir a regañadientes.
Prueba de ello es que Sheinbaum ya dispuso de miles de soldados de la Guardia Nacional para sellar la frontera entre ambos países, tal y como era la enérgica exigencia de Trump. El envío (sin proceso de extradición alguno) de 21 peligrosos capos mexicanos reclamados por la justicia norteamericana fue otro ejemplo de cumplimiento inmediato exigido por Trump. La aparición «milagrosa» de laboratorios productores de fentanilo (cuya existencia la propia Sheinbaum negaba reiteradamente) y captura de narcos de bajo rango, son otro «detalle» con el que la mandataria mexicana pretende aplacar la ira del presidente Trump respecto de México.
Lo que resulta inmensamente absurdo y patético es el papelón festivo de Claudia Sheinbaum la cual realiza —tras cada encontronazo discursivo del gobierno norteamericano, de Trump o de sus emisarios— su constante arenga en sus conferencias de prensa mañaneras: «¡Con EUA cooperamos, pero nunca nos subordinamos!»; «¡A México se le respeta!»; «¡México es un país libre, independiente y soberano!» y un largo etcétera.
Para muestra de esa absurda capacidad para hacer el ridículo de Sheinbaum Pardo, basta recordar que el mes pasado, cuando Trump postergó 30 días el establecimiento de aranceles a México, la presidenta de México y su monolítico partido político (MORENA) organizaron un evento multitudinario con cientos de miles de asistentes (obligados) al Zócalo de la capital para festejar y arengar «el triunfo del pueblo bueno» sobre el imperialismo norteamericano gracias a las presuntas gestiones de su presidenta. Una costosísima operación de culto a la personalidad presidencial que sólo se observa en Corea del Norte.
Viene a mi memoria aquella chusca reflexión en que la maestra explicaba a los niños del colegio:
«La hiena es un animal que vive en África; en un clima caluroso de 45-48º C; se alimenta de carroña; se aparea una vez al año y emite un aullido parecido a la risa del hombre»
-¿Entendieron la lección?
-No, maestra.
-¿Qué no entendiste, Pepito?
-A ver, maestra… si la hiena viven en África con calor asfixiante; come carne podrida y mal oliente y tiene sexo una vez al año ¿DE QUÉ SE RÍE?
Mientras Claudia Sheinbaum «celebra», el país padece de 80 homicidios dolosos por día (uno cada 15 minutos); desapariciones forzadas por doquier; hallazgo de campos de entrenamiento y también de exterminio del Crimen Organizado; carencia brutal de medicamentos en los hospitales públicos; impagable cobro de piso a los comercios por parte de toda clase de grupos delictivos; importantes zonas del país controladas por los cárteles de las drogas; la corrupción imparable y la cínica permisividad gubernamental frente a todo esto. Para colmo, están en campaña proselitista toda clase de «juristas» (muchos de ellos abogados con pasado delictivo y otros tantos abogados de los cárteles de las drogas) que pretenden ganar en el proceso electoral de junio para elegir jueces, magistrados y hasta Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. El gobierno y los grupos criminales tendrán tribunales «a modo» a su servicio. Es el mundo al revés, por donde quiera que se le vea.
Sí…es inevitable preguntarse ¿de qué se ríe Claudia Sheinbaum? ¿Qué celebra? ¿Tiene gracia alguna que el señor Trump tenga el destino de su México en sus manos y pueda ejercer toda clase de chantajes y exigencias gracias a su incompetencia, su corrupción y a la complicidad de su Gobierno y partido con el crimen organizado?
Mientras Claudia Sheinbaum celebra y ríe (como la hiena) muchos mexicanos sufren y lloran. Y mientras, Trump sabe que puede y sacará mucho provecho de esa fragilidad mexicana. Trump no otorgó ningún «trato especial» a México, sino que sigue ofreciendo la sardina para exigirle a México que (cual delfín) haga las piruetas que él dicte. Sin lugar a dudas.
*Para El Debate






Historia pasada, relato presente y futuro del mundo con Donald Trump en la Casa Blanca


