
Lula sigue firme junto a una CFK presa y condenada, pero Orsi toma distancia
MUNDO - ARGENTINA



Cristina Kirchner aprovecha (y aprovechará) cualquier situación coyuntural que le permita hacer una analogía entre su prisión domiciliaria en el barrio porteño de Constitución y la residencia de Puerta de Hierro de donde permaneció Juan Domingo Perón en el exilio español. Claro que para eso necesita que algunos se presten al circo, como hizo gustosamente hoy el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.


La excusa que lo trajo a Buenos Aires fue una nueva cumbre del Mercosur, donde lo destacado era el mensaje de Javier Milei a los socios. En resumidas cuentas, el ultimátum fue: “O el bloque se abre o Argentina lo hace unilateralmente, con las herramientas que tenga”.
Con la confirmación del mandatario brasileño, los micrófonos fueron a su par uruguayo, el también izquierdista Yamandú Orsi. ¿La pregunta obligada? Si iría también a visitar a CFK a su domicilio-prisión, como Lula. El misterio alrededor de la respuesta tenía sentido. La izquierda de Uruguay se manejó de forma muy pragmática en términos generales, con relación a sus socios políticos de la región y a sus políticas aplicadas en el país. Domésticamente, no sacaron “los pies del plato”. No intentaron vulnerar las reglas democráticas ni interferir en la justicia y tampoco apelaron al oscurantismo económico exacerbado. Pero, en el plano de la política internacional, decidieron respaldar (a veces abiertamente y otras mirando para otro lado con condenas muy “light”) a los déspotas socialistas, como Hugo Chávez y luego Nicolás Maduro.
Sin embargo, más allá de la alianza estratégica de los izquierdistas de América Latina, Orsi tiene en claro dos puntos: el “socialismo del siglo XXI”, que mostró a un Lula y a una CFK en apogeo, primero con Chávez y después con Maduro, ya está en franca decadencia. Las encuestas indican que Milei está más cerca de la reelección que del fracaso y Lula no pasa un buen momento en las encuestas y lo cierto es que todo parece indicar que transita su último mandato. Ni hablar de la dictadura venezolana, que hasta fue suspendida del Mercosur y ya no tiene voceros que la defiendan, más allá de las dictaduras puras y duras de Cuba y Nicaragua.
Diferenciándose de Lula y, posiblemente, comenzando a escribir un nuevo posicionamiento, el mandatario uruguayo sentenció con respecto a la situación judicial de la exmandataria argentina: “No ayuda a nadie que me meta en los temas de otros países”.
Esta manifestación confronta con la estrategia comunicacional kirchnerista, que plantea solamente dos escenarios para lidiar con la condena y detención de CFK: se respalda la teoría de la “presa política” o se está con los voceros de la supuesta “proscripción”. Aunque nada han dicho públicamente, el posicionamiento de Orsi no cae bien en el kirchnerismo duro.
Ante la pregunta concreta sobre si iría a visitarla, como finalmente hizo Lula, el presidente uruguayo dijo que no había pensado eso y que no figuraba en sus planes. ¿Habrá que leer esto en clave de acercamiento con el actual mandatario argentino? Este necesario esperar unos meses para comenzar a dilucidar sobre este tema. Al fin de cuentas, lo que importa en Casa Rosada es si Orsi seguirá en la misma línea de Lacalle Pou, sobre la necesidad de un Mercosur abierto o si pretenderá avanzar en la otra dirección.
Por lo pronto, al parecer el presidente uruguayo no tiene muchas ganas de quedar pegado a dos figuras políticas de la región, que ya están más cerca de la jubilación (una tiene inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos) que de liderar un proceso político de largo plazo.
Por su parte, CFK aprovechó la visita de Lula para buscar un paralelismo e ilusionar a sus seguidores.
“Lula también fue perseguido, también le hicieron lawfare hasta meterlo preso, también intentaron callarlo. No pudieron. Volvió con el voto del pueblo brasileño y la frente en alto”, manifestó Kirchner en su cuenta de X luego de la breve visita.
Fuente: PanamPost
