Xi Jinping inicia otra purga en el PCCh antes del congreso nacional del partido

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A semanas del congreso del principal órgano del Partido Comunista Chino (PCCh) —conocido también como el cuarto pleno del Comité Central — el dictador Xi Jinping activó una nueva purga interna marcada por la expulsión de altos funcionarios bajo el argumento de la lucha contra la corrupción. Es la reestructuración más profunda en ocho años y servirá al mandatario para seguir moldeando a su antojo el aparato político del país. El objetivo es consolidar el control absoluto sobre el partido, el ejército y el resto de instituciones.

Esta nueva purga llega en un momento clave para China. El cuarto pleno —a realizarse del 20 al 23 de octubre en Pekín— será la antesala al Congreso Nacional de 2027, ocasión que servirá al dictador para definir el rumbo político del gigante asiático para los próximos cinco años. De esta manera, el país se convertirá en el vivo retrato del autoritarismo contemporáneo, con característica de capitalismo, el cual sido útil para convertirlo en la segunda potencia mundial, por detrás de Estados Unidos.

Desde el año 2012, cuando Xi Jinping asumió el cargo de secretario general del Partido Comunista Chino, ha utilizado el argumento de la lucha contra la corrupción para depurar rivales y disciplinar a posibles disidentes. La lista de funcionarios desaparecidos o sentenciados a años de prisión es larga. En algunos casos, fallecen por supuestas enfermedades o accidentes. El próximo pleno, no escapa de esa táctica sistemática. Según un reporte de South China Morning Post, al menos nueve miembros serán reemplazados por supuestas investigaciones de corrupción o fallecimientos.

La oscura maquinaria del poder en China
Mientras Xi Jinping se asegura de dirigir en América Latina millonarias inversiones que garanticen amistades y dádivas con gobiernos de esta parte del mundo, en China su maquinaria de poder opera con puño de hierro. Por ejemplo, el pasado 6 de septiembre, la Comisión Central de Inspección Disciplinaria (CCDI), el principal organismo anticorrupción del país, anunció la detención de Yi Huiman, exregulador del mercado de valores, por supuestas violaciones disciplinarias.

Otro caso es el de Tang Renjian, exministro de Agricultura y Asuntos Rurales. Se declaró culpable de corrupción por aceptar «sobornos, incluidos dinero en efectivo y propiedades por más de 268 millones de yuanes (unos 37,6 millones de dólares), durante sus distintos cargos entre 2007 y 2024». El pasado 28 de septiembre fue condenado a pena de muerte con suspensión de ejecución, un recurso legal habitual en China con un plazo de dos años donde la pena puede rebajarse a cadena perpetua.

En el terreno militar las cosas no son diferentes. Hace un mes cuatro generales fueron expulsados como diputados de la Asamblea Popular Nacional (APN). No menos importante es el caso de Yu Jianhua, exjefe de la Administración General de Aduanas, quien falleció en diciembre tras una enfermedad repentina, según un anuncio oficial. Todas estas personas, serán reemplazadas en el próximo congreso nacional del Comité Central, adscrito al PCCh.

Este modus operandi del dictador chino es copiado por autoritarismos en Occidente. El caso más reciente es el régimen de Daniel Ortega en Nicaragua, el cual —aprovechando el control que mantiene sobre el Parlamento— aprobó hace un poco más de un mes una reforma constitucional para sancionar a funcionarios por “mala administración” de recursos públicos. Es posible que, a corto plazo, surjan casos similares entre las filas del sandinismo bajo la excusa de supuesta corrupción.

Fuente: PanamPost

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