Chavismo de manos atadas ante la creciente presión militar de EEUU

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La presión militar de EEUU contra el régimen de Nicolás Maduro se eleva a un nivel sin precedentes, que parece no tener retorno, con el quinto ataque este viernes a una lancha con droga en el Caribe, procedente de Venezuela, de acuerdo con los reportes oficiales de Washington; la incursión de al menos cinco aviones de combate estadounidenses en espacio aéreo venezolano, según denunció el chavismo; el refuerzo del despliegue del Pentágono con la entrada en escena del buque «fantasma» Ocean Trader, una plataforma secreta para operaciones encubiertas; la notificación de la Casa Blanca al Congreso de haber entrado en un «conflicto armado» contra los carteles de la droga; y los recientes reportes filtrados a la prensa que apuntan a una operación que va más allá del combate al narcotráfico, que tendría la capacidad de «tomar y mantener instalaciones estratégicas como puertos y aeródromos en territorio venezolano». En contraste, la dictadura del país sudamericano luce cada vez más frágil, al sumar dos aeronaves siniestradas en entrenamientos o intentos de despegue, y mostrar una enorme cautela para evitar caer en la «provocación» de Estados Unidos, limitándose a tímidos comunicados y simbólicas denuncias ante organismos internacionales frente a lo que en Miraflores consideran una «amenaza a la soberanía».

«Cuatro narcoterroristas a bordo del buque murieron en el ataque, y ningún miembro de las fuerzas estadounidenses resultó herido. El bombardeo se llevó a cabo en aguas internacionales frente a la costa de Venezuela mientras la embarcación transportaba cantidades sustanciales de narcóticos con destino a Estados Unidos para envenenar a nuestro pueblo», dijo este viernes el secretario de Guerra de EEUU, Pete Hegseth, al momento de informar sobre el hundimiento de una quinta lancha en el Caribe, siendo la primera vez que queda en sus manos el anuncio, ya que en las cuatro ocasiones anteriores (2, 15, 16 y 19 de septiembre) fue el propio presidente Donald Trump el encargado de divulgar la noticia, como parte de la presión militar que supone este operativo.

Mientras Estados Unidos mostraba al mundo el quito ataque cinético sin bajas en su bando, el ministro de Defensa del régimen de Maduro, Vladímir Padrino López, informaba sobre el fallecimiento de dos oficiales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) de Venezuela luego de que se estrellara el helicóptero Enstrom 480, siglas 61647, en el que realizaban un vuelo de entrenamiento en el municipio Girardot del estado Aragua. Este accidente ocurre apenas nueve días después de que se precipitara a tierra durante el despegue un avión Learjet 55, matrícula YV-3440, en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía, el cual había sido usado por el régimen para traslados a Cuba. En este caso se reportaron dos personas heridas. Lo cierto es que sin haberse producido ningún enfrentamiento, del lado venezolano ya hay dos aviones menos con dos muertos y dos lesionados.

Las maromas chavistas para evadir «provocaciones» de Estados Unidos
La debilidad del chavismo también ha quedado expuesta de otras maneras. Luego de que Trump enviara una notificación al Congreso de EEUU declarando que está en un «conflicto armado» contra los carteles del narcotráfico, con lo que justifica la presión y el operativo militar en el Caribe, la dictadura chavista, a través del Ministerio de Defensa y la Cancillería, emitió una nota de protesta ante la «incursión ilegal de aeronaves de combate de los Estados Unidos», que según el comunicado, fueron detectadas a uno 75 kilómetros de las costas venezolanas. De acuerdo con Padrino López, habrían sido más de cinco F-35. Adicionalmente, también este jueves se sumó al despliegue en aguas caribeñas el buque «fantasma» Ocean Trader, que sirve de apoyo a las Fuerzas Especiales de EEUU y se caracteriza por su capacidad de operar sin rastreo público, al punto de que hasta hace unos meses se encontraba en el Medio Oriente y repentinamente apareció frente a las costas de Venezuela. 

Estos movimientos no solo constituyen señales de intimidación, presión y superioridad militar por parte de Washington contra Caracas, sino que además dejan a la dictadura chavista de manos atadas, ya que responder en la misma medida puede ser interpretado por EEUU como un ataque que desencadene la reacción que tanto están evitando en Miraflores, pero evadir lo que el propio régimen califica como «provocaciones» solo expone sus debilidades. Hasta el momento ha prevalecido el segundo escenario.

Las instalaciones estratégicas que buscaría controlar EEUU en Venezuela
Sin embargo, pese al refuerzo del despliegue en el Caribe, que el Comando Sur exhibe casi a diario en sus redes sociales, a lo que se ha sumado la llegada del temido Ocean Trader y la presunta incursión en espacio aéreo venezolano de los F-35 que denuncia el chavismo, el régimen de Maduro se ha limitado a emitir comunicados de protesta y a denunciar la situación en organismos como el Consejo de Seguridad de la ONU, donde el representante adjunto de Venezuela ante las Naciones Unidas, Joaquín Pérez, presentó ante la Presidencia, en manos del embajador ruso Vasili Nebenzia, un documento con detalles sobre «la incursión ilegal» estadounidense. Caracas agrega en la nota de protesta que también llevará la denuncia ante el secretario general de la ONU, la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Las respuestas de carácter militar parecen no ser una opción viable para el régimen.

Y es que los reportes confidenciales que ha venido filtrando la prensa estadounidense apuntan a una ofensiva dentro de territorio venezolano que pondría a Nicolás Maduro en el indeseado punto de no retorno que desafía como nunca antes su decisión de mantenerse aferrado por la fuerza al poder luego del fraude electoral en las elecciones del 28 de julio del año pasado. «Los estrategas militares creen que las fuerzas conjuntas son suficientes para tomar y mantener instalaciones estratégicas clave, como puertos y aeródromos, en territorio venezolano», aseguró el Washington Examiner.

Fuente: PanamPost

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