¿Cuántos países y cómo han logrado renegociar los aranceles con Donald Trump?

EE.UU Fernando Salinas*
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El mundo empezó a cambiar a velocidad de vértigo desde el 20 de enero. Ese día, Donald Trump, pletórico, celebró su segunda investidura presidencial. Volver a la Casa Blanca, cuatro años después de haberla perdido frente a Joe Biden, era un objetivo que debía conseguir si no quería seguir con ese desfile por los los banquillos de diferentes tribunales.

Y Trump, que es mucho Trump, lo logró. A partir de entonces, el presidente de Estados Unidos comenzó su carrera meteórica para sacar adelante las asignaturas pendientes que dejó en la primera legislatura y, entre ellas, la imposición de aranceles a todos los países del planeta.

El terremoto que ha provocado en estos seis meses de mandato continúa y las réplicas van para largo, aunque el mes de agosto, según las últimas palabras –cambiantes– de Trump es la fecha límite.

El «Día de la liberación», como bautizó el presidente de Estados Unidos la mañana que exhibió, en los jardines de la rosaleda de la Casa Blanca, la tabla de impuestos a las importaciones, se convirtió en una pesadilla de la que apenas media docena de países ha logrado salir y de aquella manera. Desde entonces Trump cambió porcentajes, amplió plazos, avanzó, dio marcha atrás y volvió a avanzar.

Japón, Filipinas e Indonesia, son los tres últimos que han logrado firmar un acuerdo comercial con Estados Unidos. Washington también ha cerrado tratos con China, Reino Unido y Vietnam, mientras que continúa negociando con decenas de países y bloques. Entre otros, con la Unión Europea que recibió, como el resto, la última notificación de aranceles (el 30 %) por carta, subida a la cuenta de Trump en su red Truth social.

Reino Unido
Firmado el 8 de mayo, fue el primer acuerdo bilateral alcanzado desde el anuncio de Trump de nuevos aranceles. La buena sintonía entre Keir Starmer y Donald Trump evitó la agonía que han padecido y padecen buena parte de los países.

Como parte de los acuerdos alcanzados se estableció una reducción de aranceles sobre automóviles británicos del 25 % al 10 % –hasta 100.000 vehículos al año– y la eliminación de cargas impositivas para el acero y el aluminio que, según los primeros anuncios de Trump, eran generales.

Londres y Washington suscribieron también permisos recíprocos para la exportación de carne de res y productos agrícolas así como una reducción de barreras no arancelarias y simplificar los trámites aduaneros, hasta hace poco un proceso farragoso.

China
El verdadero pulso planetario que se libra hoy en día es entre las dos grandes potencias. Donald Trump sabe que China es el único país que le puede hacer sombra y que trabaja sin descanso para ello. Desplazar a Estados Unidos como primera potencia mundial es algo que el republicano no está dispuesto a tolerar ni a facilitar.

Convencido de que podría entrar «a saco» con una batería de aranceles para el gigante asiático, Trump descubrió pronto que su adversario sabe esperar y doblar la apuesta cuando lo necesita.

El 26 de junio, tras amenazas recíprocas de aranceles de hasta el 115 %, Estados Unidos y China llegaron a un principio de acuerdo que aún se encuentra en desarrollo.

Por ahora mantiene elevados aranceles –55 % para determinados productos– pero facilita la exportación de tierras raras de China, que tanto ambiciona Trump. Asimismo, como recuerda Efe, elimina medidas de represalia mutua, y relaja controles para el acceso de productos chinos al mercado norteamericano.

La partida no ha terminado, ambos tiene cartas, como le gusta decir a Trump, y ninguno se ha levantado de la mesa de negociación.

Vietnam
Estados Unidos y Vietnam acordaron el 2 de julio elevar la tarifa de las exportaciones vietnamitas al 20 %. El acuerdo, que fue sobre ruedas, tiene algunas cláusulas sibilinas o previsibles dadas las circunstancias. Aplica una tasa del 40 % a productos sobre los que la Administración Trump sospeche que son de origen chino.

Vietnam quedó satisfecho con el acuerdo y tiene motivos para ello: la amenaza del Día de la Liberación era imponer aranceles del 46 %.

Japón
Shigeru Ishiba, primer ministro de Japón, atraviesa una crisis sin precedente. El batacazo en las elecciones del pasado domingo, donde perdió la mayoría en la Cámara Alta, (antes la había perdido en la Baja) le ha dejado debilitado y a los pies de los caballo de la dimisión.

Ishiba se aferra al cargo, pero las presiones que recibe no le garantizan que puede sostenerse mucho más tiempo. El éxito en la renegociación de los aranceles le ha hecho creer que tiene un balón de oxígeno suficiente para aguantar.

A su favor defiende haber logrado que Trump acepte un arancel del 15 % sobre todas sus exportaciones a Estados Unidos. Es decir, haber conseguido una rebaja formidable ya que Trump amenazó a Japón con un 25 % .

¿Cómo lo consiguió? Donald Trump no hace regalos, hombre de negocios, hace concesiones a cambio de algo. En este caso, el país del sol naciente se comprometió a invertir 550.000 millones de dólares en EE.UU. y a abrir su mercado en sectores como automóviles, camiones, arroz y productos agrícolas.

Filipinas
EE.UU. impone un arancel del 19 % a los productos filipinos, un punto menos que el 20 % con el que había amenazado, a cambio de que los productos estadounidenses queden exentos de aranceles al entrar en Filipinas. Fue anunciado, como recuerda Efe, el pasado martes 22 de julio tras la visita del presidente filipino, Ferdinand Marcos Jr, a la Casa Blanca.

Indonesia
Una semana antes, el 15 de julio, y con contenido casi idéntico, se cerró el acuerdo de Trump con Indonesia. En este caso, fija aranceles del 19 % para las exportaciones a Estados Unidos y, en paralelo, incluye compromisos de compra de aeronaves, productos agrícolas y energéticos norteamericanos por parte de Indonesia.

Como en todos los casos, Indonesia tuvo que dar algo a Trump para poder decir que sale airoso de este acuerdo.

*Para El Debate

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