


Kicillof sigue usando la provincia de Buenos Aires como su propiedad privada
AMÉRICA LATINA



Una de las noticias fuertes del cierre de listas para las elecciones legislativas en la Provincia de Buenos Aires tuvo que ver con un fichaje importante de La Libertad Avanza vinculado al tema de la seguridad. Dado el padecimiento de los bonaerenses por la delincuencia, el gobierno nacional jugó fuerte en la tercera sección electoral y llevó al policía retirado Maximiliano Bondarenko.


Como suele suceder en el kirchnerismo, la reacción a los desafíos pasa por apagar el incendio con combustible, muchas veces atentando contra sus propios intereses políticos. Axel Kicillof decidió responder a la candidatura del hombre vinculado a las fuerzas de seguridad despidiendo a 24 oficiales en funciones, allegados al candidato de La Libertad Avanza.
No es ningún secreto que los oficiales no sienten simpatía política por el gobierno bonaerense que, si fuera por sus caprichos ideológicos pseudoprogresistas, hasta les quitaría las armas reglamentarias en nombre de los “derechos humanos”. Sin embargo, para justificar la vendetta contra los policías cercanos a Bondarenko, el gobierno de la provincia usó una excusa insólita: dijo que los uniformados planeaban “un golpe institucional”.
El ministro de Seguridad de Kicillof, Javier Alonso, aseguró en una radio afín que recibieron “una denuncia anónima muy completa con mucho detalle” que anunciaba una supuesta “confabulación”. También aseguró que los compañeros del expolicía habrían utilizado “oficinas y recursos estatales para apoyar la candidatura”. Una vergüenza de argumento, sobre todo teniendo en cuenta que el kirchnerismo usó sistemáticamente todas las herramientas del Estado para hacer política partidaria.
Posiblemente en modo candidata, pero con el tono usual contra el gobernador, la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, respondió con dureza. “Kicillof además de ser inútil, es una persona que odia a la policía y está del lado de los delincuentes”, señaló la funcionaria del gobierno de Javier Milei.
No es la primera vez que la encargada de la cartera de Seguridad tiene un contrapunto con el ministro de la misma área de la provincia. Recientemente, ambos se cruzaron por la trágica muerte de un menor en el marco de un hecho de inseguridad cuando un grupo de delincuentes abordó a un policía y su madre. En esa oportunidad, Kicillof y Alonso cuestionaron al oficial por responder a la agresión, hiriendo de muerte al niño por una bala perdida, mientras que Bullrich resaltó que el nene estaría con vida si los malvivientes no hubiesen cometido el delito.
Seguramente el despido de la veintena de oficiales de las fuerzas bonaerenses sea apelado y llevado a la justicia. Incluso es probable que sea uno de los principales temas de la campaña. Todo esto sin nombrar que Kicillof tiene todas las de perder, además de que estará poniendo en el centro de la escena el punto más flojo de su gestión: la inseguridad.
Por lo pronto, el gobernador y referente del peronismo en la provincia de Buenos Aires volvió a mostrar que hace con el Estado provincial lo que le provoca, en beneficio de su espacio político. El sábado en la noche, la justicia electoral de Buenos Aires tuvo un “oportuno” corte de luz, cuando el peronismo no se ponía de acuerdo en el cierre de listas. El episodio les dio un día y medio de plazo. El sentido común indicaría que la ciudadanía va a castigar estos comportamientos en las urnas.
Habrá que esperar hasta el 7 de septiembre.
Fuente: PanamPost


