
Cinco cuestiones relevantes que los argentinos ya normalizaron en la era Milei
MUNDO - ARGENTINA



¿Está bien Argentina? Esa pregunta puede abrir interminables debates por dos cuestiones que son innegables, pero que cuentan con suficientes bemoles para nutridas discusiones. La primera es que todavía mucha gente sufre serios problemas económicos, pero la segunda, que se divide en dos partes, confirma que, en primer lugar, estamos mejor que antes; pero también, hay que reconocerlo, es lógico que, de haber seguido en la senda estatista, la situación hoy sería muchísimo peor para todos.


Con el desafío de incrementar considerablemente los respaldos en el legislativo en octubre para darle más fuerza al programa de reformas, el gobierno de Javier Milei puede ya mostrar algunos logros obtenidos en el marco de la debilidad parlamentaria más grande de la historia para una gestión en ejercicio.
Dólar y cepo cambiario
Hasta hace muy poco tiempo, la cotización del dólar era siempre la noticia del día en Argentina. Hablamos del “dólar blue”, es decir, el “libre”. Desde que el gobierno removió el cepo cambiario, la divisa estadounidense no ha salido nunca de la banda establecida entre los 1100 y los 1400 pesos. Es decir, el Banco Central no tuvo que intervenir en ninguna jornada, ni vendiendo, ni comprando. Las casas de cambio informales siguieron operando, con el “blue” inclusive por encima del “oficial”, que se compra y se vende en cualquier banco sin ningún inconveniente. El precio en la pizarra es el real y las personas operan desde sus dispositivos móviles sin problemas ni hostigamiento gubernamental.
Inflación
Al igual que con el tema del dólar, el derrumbe de la inflación es la consecuencia natural de la reducción del gasto público y la eliminación del déficit fiscal. Sin un rojo para financiar todos los meses, finalmente se pudo apagar la máquina de emisión de pesos. Los argentinos ahora saben que pueden quedarse con algún billete nacional, sin esperar que su poder de compra se derrita y desaparezca como agua entre los dedos. Todavía parece difícil de creer para muchos jóvenes que los precios se mantengan quietos, o que incluso bajen. Ya no hay que gastar hasta el último centavo en alimentos no perecederos como herramienta de ahorro ni hace falta salir a comprar dólares con lo que se pudo ahorrar durante el mes.
Calles y avenidas libres de piquetes
Una de las cosas que normalizamos más rápidamente es la finalización del caos que generaban los piqueteros y las agrupaciones de izquierda, cortando calles, rutas, autopistas y avenidas. Algo que sucedía durante el kirchnerismo, ya que utilizaban esa herramienta como elemento de extorsión, pero también durante los cuatro años del macrismo, cuando no hubo coraje para lidiar con la situación. Patricia Bullrich incluso reconoció que cuando fue ministra de Seguridad entre 2015 y 2019, no tuvo muchas veces el respaldo político que hoy tiene.
Hoy, los argentinos ya no tienen que hacer cálculos para organizar su día y sus transportes, más allá del tráfico vehicular. Si alguien pretende cortar el tránsito, las fuerzas de seguridad liberarán el camino.
La problemática de la vivienda
El desastre estatista y la destrucción de la moneda generó un drama vinculado al área sensible de la vivienda. La nefasta Ley de alquileres volvió a fracasar estrepitosamente, por lo que ingresar a un departamento era más que complicado si uno no tenía un conocido que le facilitara la propiedad. La inflación liquidó la capacidad de ahorro, por lo que desapareció el crédito hipotecario y solamente pudieron adquirir viviendas los argentinos que contaban con la totalidad de dólares en efectivo para hacer la operación.
La derogación de la Ley de alquileres mediante el Decreto de Necesidad y Urgencia del Poder Ejecutivo y la estabilización del peso cambiaron la situación radicalmente. De la noche a la mañana, como suele suceder en estos casos, aparecieron en el mercado todos los departamentos disponibles y el crédito hipotecario se disparó en el país y ya está en niveles récord en mucho tiempo. Todo absolutamente predecible.
La desregulación como principio general
La hiperregulación kirchnerista llegó a tal punto que el gobierno que asumió en diciembre de 2023 –y que redujo significativamente la cantidad de ministerios– consideró que el tema de la desregulación necesitaba una cartera propia, comandada por Federico Sturzenegger. El encargado del área, todos los días desde sus redes sociales informa de una nueva desregulación, que destraba un nudo que le complicaba la vida a los argentinos en distintas áreas.
Hoy, por ejemplo, el ministro comentó que todas las pilas y baterías, así como los productos que incluyan una, debían tener un permiso especial. Esta semana, Sturzenegger comentó que cada comerciante que vendiera plantas en el país necesitaba formar parte de un registro habilitante. Recientemente, el ministro advirtió que terminaron con una regulación que obligaba a medir las cabezas de ajo para la exportación. Todas regulaciones absurdas que se van quitando de a una, en el marco de un complicado proceso que pasa desapercibido para las mayorías, hasta que coincide la desregulación del día con esa que le complicaba la vida a los argentinos.
Fuente: PanamPost
