


Marco Rubio advirtió a Rusia con nuevas sanciones si no hay acuerdo para acabar con la guerra en Ucrania
MUNDO


El jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, advirtió este domingo a Rusia con nuevas sanciones si no se llega a un acuerdo de paz en Ucrania, dos días después de que una cumbre en Alaska entre Donald Trump y Vladimir Putin concluyera sin anuncios.


“Si no logramos llegar a un acuerdo en algún momento, habrá consecuencias”, dijo Rubio a la cadena estadounidense NBC. “No solo las consecuencias de que la guerra continúe, sino también las consecuencias de que se mantengan todas las sanciones y, potencialmente, que también haya nuevas sanciones”.
Las advertencias del secretario de Estado contrastaron con el tono de celebración de Trump tras su encuentro con el presidente ruso. El mandatario estadounidense proclamó en Truth Social que hubo “gran progreso con Rusia” y sostuvo que sus críticos en la prensa distorsionan su papel en la negociación. “Si lograra que Rusia entregara Moscú como parte del acuerdo, las noticias falsas, y su socio, los demócratas de la izquierda radical, dirían que cometí un error terrible y un acuerdo muy malo. Por eso son las noticias falsas. Además, deberían hablar de las seis guerras que acabo de detener. ¡MAGA!”, escribió.
Aunque Trump no ofreció detalles del diálogo con Putin, su asesor Steve Witkoff explicó en CNN que se alcanzó un acuerdo preliminar sobre “garantías de seguridad robustas” para Ucrania, que calificó de “transformadoras”. Witkoff señaló que Rusia aceptó concesiones sobre cinco regiones clave del conflicto, en particular la provincia de Donetsk, aunque evitó precisar el alcance de esas promesas. El enviado agregó que los detalles se definirán este lunes en Washington, durante una reunión que Trump mantendrá con el presidente ucraniano Volodimir Zelensky y varios líderes europeos.
La cumbre de Alaska también reflejó un cambio en la estrategia de Washington. Durante meses, la posición oficial había sido exigir un alto el fuego inmediato como condición previa a cualquier negociación. Sin embargo, Trump decidió abandonar esa línea y buscar un acuerdo más amplio con Moscú.
Para algunos analistas, el giro responde a la intención del presidente de mostrarse como un negociador capaz de lograr avances donde la administración de Joe Biden fracasó. Para otros, supone un riesgo de marginar a Ucrania y a sus aliados europeos del proceso.
En ese sentido, Rubio insistió en que un alto el fuego “no está fuera de la mesa”, aunque aclaró que el objetivo final de la Casa Blanca es “poner fin a esta guerra”. Sus palabras buscaban calmar las dudas surgidas entre los socios occidentales de Kiev tras el anuncio de que ni Ucrania ni las principales capitales europeas fueron invitadas a la reunión de Alaska.
La exclusión generó inquietud en las cancillerías europeas, que ahora buscan recuperar protagonismo en la reunión de Washington. A la cita asistirán el primer ministro británico Keir Starmer, el presidente francés Emmanuel Macron, el canciller alemán Friedrich Merz y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte. Para ellos, el encuentro será clave para entender hasta qué punto Trump está dispuesto a presionar a Putin y cómo se definirá el futuro de los territorios ocupados en el este de Ucrania.
Mientras tanto, Zelensky se prepara para una negociación decisiva. Su margen de maniobra dependerá de la disposición de Washington a respaldar sus demandas sobre la integridad territorial de Ucrania. Si bien las promesas de garantías de seguridad son vistas como un avance, la posibilidad de que se acepten concesiones a Moscú genera incertidumbre en Kiev.
Trump, por su parte, busca capitalizar el momento en el frente interno. Sus publicaciones en redes sociales repiten un patrón de confrontación con los medios y los demócratas, al mismo tiempo que presenta la guerra en Ucrania como el resultado de lo que llama “la estúpida guerra de Biden”. Con esa narrativa intenta consolidar la imagen de que su regreso al poder abre una oportunidad inédita para alcanzar la paz.
La dinámica de las próximas horas será determinante. De un lado, la presión de Rubio con la amenaza de nuevas sanciones muestra que la administración mantiene una línea dura contra Moscú. Del otro, Trump insiste en que ya hay “gran progreso” y que los críticos no reconocerán sus logros. Entre ambas posturas, el destino de Ucrania y la cohesión de Occidente se pondrán a prueba en Washington.
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