


La moda revive las pieles y reaviva el dilema: nostalgia, sostenibilidad y nuevas alternativas que dividen el debate
MODA



La herencia de abrigos de piel entre generaciones se convirtió en un foco de debate entre quienes valoran su calidad y quienes cuestionan el sufrimiento animal asociado a estas prendas. Los tapados realizados con este material, que pasan de abuelas a madres y luego a hijas, hoy son objeto de una profunda polémica que enfrenta tradiciones, sostenibilidad y cambios en el consumo social.


Mientras algunas personas conservan estos abrigos como reliquia o símbolo de elegancia, otras los ven como un recordatorio tangible de prácticas que buscan erradicar. En pleno regreso de la piel, tanto real como sintética, a las pasarelas y a la moda urbana, la discusión por el uso de tapados vintage de piel real se reaviva.
La historia viva y la moda cíclica
En las principales pasarelas internacionales, la piel volvió a ocupar un rol destacado, tanto en versiones auténticas como sintéticas. Firmas de renombre presentaron prendas con texturas lujosas y siluetas llamativas, mientras que celebridades como Hailey Bieber, Kendall Jenner, Jennifer Lopez e Ice Spice lucieron tapados de piel en eventos públicos y redes sociales.
Estas apariciones influyeron en la popularidad del fur entre las nuevas generaciones, lo que impulsó el usar tapados que llevaban años guardados, buscar abrigos vintage y revitalizó el debate sobre su uso en la moda actual. El revival de la piel en los desfiles y en el street style hizo visible la compleja relación entre glamour, tradición y ética en la industria.
Magnus Marsden, profesor de antropología social de la Universidad de Sussex, explicó en un artículo de The Conversation que “muchos abrigos hechos con piel animal se popularizaron durante el movimiento contracultural de los años 60, pero históricamente, la piel fue un marcador de estatus, riqueza y lujo”.
Indicó que la ropa de piel expone tensiones morales constantes e intergeneracionales entre la necesidad y el deseo, así como entre el lujo y el exceso. Además, señala que resurgimiento de las pieles en la moda reabrió debates históricos y generó posturas enfrentadas entre los jóvenes. Mientras algunos optan por la piel sintética al considerar que evita el sacrificio animal, otros sostienen que este material, al ser derivado de plásticos, causa un mayor daño ambiental y prefieren la auténtica.
Si bien la industria prohibió gran parte de la producción y venta de piel en sitios como Nueva York, Los Ángeles o el Reino Unido, “muchos jóvenes han adoptado la renovada tendencia de usar pieles auténticas”, lo que alude tanto a valores vintage como a la búsqueda de autenticidad o distinción.
Heredar piel: ¿memoria, sostenibilidad o legitimación del daño?
Sobre la sostenibilidad, la conversación permanece relevante. Alden Wicker, editor y fundador de la plataforma de moda sostenible Ecocult, opinó en declaraciones a The Guardian que un tapado, “cuando se vendió por primera vez, su precio era acorde con la artesanía y la belleza del material, y está diseñado para durar décadas. No creo que se pueda llevar un objeto de moda más sostenible y ético”.
Frente a eso, la activista Emma Håkansson, directora fundadora del grupo de defensa Collective Fashion Justice, advirtió al mismo medio: “Llevar piel significa vestir la piel de alguien [un animal] que sufrió y fue sacrificado por la moda. Ya sea que la piel sea nueva o vintage, esa verdad permanece inalterada”.
En declaraciones a la revista Vogue, Håkansson insistió en que “la ética de usar pieles vintage se hace más evidente cuando pensamos en otras especies que antes eran mercantilizadas por la moda y que ya no son aceptables: bolsos de piel de ballena, abrigos de piel de perro. Si nos sentiríamos incómodos usando estas prendas vintage, ¿por qué no usar también un visón o un zorro?”.
El dilema de la piel sintética añade otra capa al debate: la mayoría está hecha de materiales plásticos derivados del petróleo, que no se degradan y contaminan fácilmente el océano con microfibras. En contraste, algunos ven en la piel heredada la mejor opción ecológica posible, aunque la división ética y simbólica permanezca.
Nuevas alternativas y resignificaciones
Al no existir una solución única ni un acuerdo social claro, aparecen alternativas para resignificar la herencia de la piel. Para quienes buscan evitar su uso, existen propuestas como remodelar los abrigos en mantas, alfombras, o incluso donarlos a personas en situación de calle o refugios de animales, donde sirven de camas y abrigo. Así, se reutiliza el recurso sin fomentar el consumo ni la visibilidad en la moda.
Alex Cohen y Grant Ellis, cofundadores de la casa de reventa de prendas vintage The RealList, expresaron en British Vogue: “Si bien nos oponemos firmemente a la producción de piel nueva, la piel vintage ofrece una alternativa sostenible. La disponibilidad de piezas de piel existentes nos permite reutilizar y readaptar lo que se producía anteriormente, en lugar de apoyar una nueva producción, que es costosa para el medio ambiente. Un hermoso abrigo de piel vintage tirado en un ático o en un contenedor de basura es un desperdicio”.
Simultáneamente, la innovación busca resolver la tensión a través de materiales de laboratorio, fibras vegetales o el reciclaje de piezas existentes para crear moda moderna sin recurrir a animales o plásticos contaminantes.
La moda de los abrigos de piel heredados se transforma en un espejo de prioridades de cada época, lo que exhibe un entrecruzamiento de memoria, sostenibilidad, posicionamiento personal y dilemas éticos. La polémica persiste: cada generación interpreta el tapado familiar según sus valores y el clima social, en tanto la industria experimenta cambios y la conversación sigue abierta.
Fuente: Infonae





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