Trump vs. Maduro y una invasión a Venezuela: polémicas respuestas de los candidatos presidenciales de Chile

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En el último debate presidencial los ocho candidatos que compiten por La Moneda enfrentaron un dilema hipotético que encendió la discusión: un llamado simultáneo del presidente estadounidense, en este caso planteado como Donald Trump, anunciando una invasión por tierra a Venezuela; y otro de Nicolás Maduro pidiendo solidaridad latinoamericana. La pregunta obligó a los aspirantes a definir en segundos una postura entre respaldar una intervención militar extranjera o defender el principio de no intervención y exigir el retorno de la democracia en Venezuela.

Las respuestas mostraron una fractura clara en el mapa ideológico. Algunos candidatos rechazaron de plano cualquier aval a una invasión: Jeannette Jara sostuvo que, pese a estar “en desacuerdo con el régimen de Maduro”, el derecho internacional debe respetarse y no puede avalarse “ninguna invasión armada a otro país”. Su postura reivindicó soluciones diplomáticas y la protección de los derechos de los venezolanos.

En el extremo opuesto, Johannes Kaiser fue el único candidato que se mostró abiertamente favorable a apoyar una intervención militar de Estados Unidos, argumentando que la acción del régimen venezolano ha sido dañina para la estabilidad hemisférica y que, por ello, avalaría una intervención. Su posición coincide con reportes previos que ya lo habían identificado como proclive a respaldos de intervención.

Hubo además posiciones intermedias y matices. Harold Mayne-Nicholls dijo que contestaría primero a Trump para decirle “no necesitamos sheriff en Latinoamérica” y, al mismo tiempo, le pediría a Maduro que “vuelva a la democracia”; Franco Parisi afirmó que no dialogaría “por nada” con Maduro y consideró al dictador de Venezuela como “el problema número uno” en materia migratoria; mientras que José Antonio Kast expresó que apoyaría a Trump y animaría a proceder. Estas intervenciones mostraron cómo la conversación sobre Venezuela se mezcló con reclamos sobre migración, orden público y soberanía regional.

Varios candidatos, como uno de los participantes que propuso llamar a Lula en paralelo, plantearon la alternativa de una respuesta multilateral y regional: buscar fórmulas con líderes latinoamericanos para rechazar invasiones y privilegiar mecanismos que permitan volver a la democracia sin intervenciones militares que, en su opinión, “solo empeorarían las cosas”. Ese argumento puso el foco en el rol de los actores regionales y la diplomacia como primera vía.

La escena dejó en evidencia no sólo diferencias de fondo sobre política exterior, sino también cómo el tema venezolano atraviesa la campaña chilena: sirve como termómetro moral y estratégico para medir la cercanía de cada candidato a Estados Unidos, a gobiernos de la región y a la defensa del derecho internacional. Los analistas y medios que cubrieron el debate resaltaron que la pregunta sobre Trump y Maduro fue uno de los momentos más tensos y comentados del foro, justamente por la rapidez con que obligó a los aspirantes a tomar partido.

Con las elecciones fijadas para el 16 de noviembre, la jugada de poner en el centro del debate un supuesto choque entre Trump y Maduro funcionó como detonante: forzó a los candidatos a clarificar si su política exterior privilegiará la no intervención y la coordinación regional, o si estaría dispuesta a respaldar acciones más duras contra el régimen venezolano. La cuestión seguirá marcando la agenda de campaña: más allá de la hipotética invasión, lo que quedó expuesto fue el grado de alineamiento —o rechazo— de cada candidatura frente a una decisión que tendría impacto directo en la estabilidad del hemisferio.

Fuente: PanamPost

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