Otro expresidente peruano en la cárcel, mientras espera sentencia

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Una corte de apelación dictó prisión preventiva de cinco meses para el expresidente peruano Martín Vizcarra Cornejo, que obtuvo ese cargo no por voto popular, sino más bien después de confabular una intriga que obligó al presidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK) y a su primera vicepresidente, Mercedes Araoz, a renunciar. Luego de traicionar a sus compañeros de plancha política, traicionó también a sus cómplices de confabulación. No le tiemblan los parpados y los labios a Vizcarra cuando de traicionar y mentir se trata. Lo hace con la naturalidad de un mitómano. El juicio por cohecho –solicitar y recibir sobornos– debería tener una sentencia en los próximos cinco meses. Es un caso sólido en donde los testigos, ahora colaboradores eficaces con sentencia, han declarado cómo, cuándo y dónde le entregaron los sobornos y, para corroborar sus testimonios, han presentado testigos y evidencia documentaria. Estos colaboradores eficaces, corruptos también, y conocidos de Vizcarra de muchos años, se adelantaron y confesaron para evitar la cárcel.

Vizcarra, antes de la audiencia que lo envió a prisión preventiva, preparó un video para TikTok –Vizcarra es tiktokero– revelando, como si fuese un héroe que envía una carta a la esposa antes de la batalla donde falleció, que, si están viendo este video, «es porque el juez ha dictado detención preventiva contra mi persona, esto yo ya lo sabía hace dos días porque había una resolución que incluso estaba firmada». Esta declaración de Vizcarra es muy seria y confirma que mantiene a gente de su mafia inclusive dentro del despacho del juez Jorge Chávez, el cual le dictó la prisión preventiva. Esta situación es en extremo grave para el Estado de derecho en el Perú, pues el procesado sabe de antemano las resoluciones de un juez. La Fiscalía tiene que abrir una investigación en contra de Vizcarra, y posiblemente su abogado, para descubrir quién le facilitó esa información, supuestamente dos días antes de la audiencia en la cual se emitió. Lo que sí se ha comprobado es que Martín Vizcarra tiene espías dentro de la Policía Nacional del Perú a cargo de vigilarlo para que no se escape. Este incidente está documentado en una grabación autorizada por un juez, en donde Hugo Misad Trabuco, amigo muy cercano de Vizcarra, y en investigación también en otro proceso de corrupción, coordina con un policía para adulterar un reporte judicial sobre las actividades de Vizcarra Cornejo en Moquegua.

Asimismo, esta declaración en TikTok de Vizcarra confirma su intención de escaparse de la justicia porque afirma que es un perseguido político, es decir, que no reconoce la legalidad del proceso en su contra. Sumado a que tiene espías dentro del Poder Judicial, él sabrá si es que la sentencia que le aplicarán es con cárcel efectiva, porque definitivamente será condenatoria, y se escapará. La Fiscalía ha solicitado quince años de prisión.

La conducta del expresidente peruano frente a la justicia y a las instituciones es prepotente, se mantiene embriagado de poder, no tiene, como el emperador Julio César, alguien que constantemente le susurre al oído: «Eres mortal, compórtate como tal, no abuses, ten vergüenza de tus actos inmorales porque Dios todo lo ve, y todo lo juzga». Vizcarra, desde que entró a trabajar en el Estado por influencia política en 1987, a los veinticinco años, no ha dejado de levantar sospechas por malas acciones, siempre ha sido acusado por la Fiscalía, pero por algún motivo los delitos prescribían. Lo que Vizcarra toca, se pudre. Todas sus gestiones públicas tienen sospechas de corrupción, y convence a funcionarios públicos, algunos ingenuos, otros como él, con alma oscura, que robar fondos públicos no tiene nada de malo. Embriagado por el poder, también le ha desarrollado el pecado de la lujuria que ejerce entre sus colaboradoras. Si billetera mata galán, un trabajo en el Estado, con acceso a sobornos, mata galán y billetera juntos. Su exsecretaria ha declarado públicamente que recogía condones del baño privado de Martín Vizcarra en su oficina del gobierno regional de Moquegua. Hay actos de Vizcarra, movidos por la lujuria, mucho mas graves.

En esta última solicitud de prisión preventiva, Vizcarra, para demostrar que tiene empleo, presentó un contrato de trabajo firmado días antes de la audiencia, y quien le da el trabajo es una empresa de su esposa, obviando el principio legal que no se puede contratar entre conyugues. Presenta también otro contrato de trabajo, en el cual el empleador es el partido político que él formó y dirige. Este contrato ya es una pantomima, Vizcarra mismo se contrata. Aunque, puede argumentar que no es parte del partido porque lo han sacado del registro, sin embargo, por todo el Perú se lee «Vizcarra presidente», y sus esbirros, que no pasan de diez, gritan en la puerta del juzgado: «Vizcarra presidente». Además, se pasea por todo el Perú desde hace tres años promocionándose como candidato a la Presidencia por el partido político que supuestamente lo contrató. Y, en el colmo de la audacia o torpeza o arrogancia, porque ya hemos notado que Vizcarra está embriagado de poder, presenta también como prueba de arraigo laboral, contrato de servicios con dos empresas, que contrataron y contratan con el Estado. ¿Qué empresario honesto contrataría a una persona con problemas judiciales? Esto no tiene sentido, a menos que haya algo turbio allí. Vizcarra ha dejado a mucha gente de su entorno dentro del Estado, en puestos claves de contratación pública.

La corte le ha ordenado a Martín Vizcarra que no se acerque a ninguna embajada, porque podría solicitar asilo. Una embajada es territorio extranjero, en donde la policía peruana no puede ingresar; sin embargo, el expresidente, un día antes de la audiencia de prisión preventiva, visitó la frontera con Colombia en la isla de Santa Rosa, acción mucho mas grave que acercarse a una embajada. No respeta las ordenes del juez, eso se comprueba fácilmente.

El expresidente Martín Vizcarra, si le anulan la prisión preventiva, se va a escapar, ya lo tiene todo preparado. Es momento de que se termine con la impunidad de este personaje responsable directo de la crisis política del Perú y de miles de muertos como consecuencia de la cuarentena salvaje ordenada por él, y avalada por sus ministros cómplices.

Fuente: EFE

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