Jorge “Tuto” Quiroga, el ex mandatario conservador que plantea un “cambio radical” en Bolivia y un recorte drástico del gasto público

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Jorge Fernando “Tuto” Quiroga Ramírez volvió a colocarse en la primera línea política de Bolivia tras asegurar su pase al balotaje del 19 de octubre. Con el 26,8% de los votos en la primera vuelta, el aspirante de la alianza Libertad y Democracia (Libre) enfrentará al senador Rodrigo Paz Pereira, quien encabezó la elección con el 32,2%.

El ex mandatario conservador, que ya ocupó la presidencia entre 2001 y 2002 tras la renuncia de Hugo Banzer, afirma que esta vez su programa es un “cambio radical” que combine disciplina fiscal, apertura comercial y una modernización del Estado.

“Soy un hombre de libertad, de libre comercio”, declaró recientemente en entrevista con CNN, donde defendió un recorte agresivo del gasto público y la firma de acuerdos internacionales para reactivar la economía. En su discurso tras conocerse los resultados preliminares, celebró que “una larga noche de dos décadas terminó”, en referencia a la salida del Movimiento al Socialismo (MAS) del Ejecutivo, tras casi veinte años de dominio.

Nacido en Cochabamba en 1960, Quiroga estudió Ingeniería Industrial en la Universidad de Texas y luego completó una maestría en Administración de Empresas. Sus primeros pasos profesionales los dio en la empresa IBM, pero en 1988 decidió regresar a Bolivia. Ese retorno coincidió con su acercamiento a Acción Democrática Nacionalista (ADN), el partido fundado por Hugo Banzer, que buscaba consolidar un retorno al poder por la vía democrática tras su pasado como dictador en los años setenta.

Su ascenso en el aparato estatal fue rápido. En 1989 ocupó un cargo de subsecretario en el Ministerio de Planeamiento y, apenas tres años después, fue designado ministro de Finanzas en la administración de Jaime Paz Zamora, padre de su actual rival. Dentro de la ADN también escaló posiciones: dirigió la campaña presidencial de 1993 y, en 1995, fue nombrado subjefe nacional del partido.

En las elecciones de 1997, Banzer lo eligió como su compañero de fórmula. Con apenas 37 años, Quiroga se convirtió en el vicepresidente más joven de la historia boliviana. Cuatro años después, la renuncia de Banzer por motivos de salud lo llevó a jurar como presidente. “Asumo la Presidencia en circunstancias inéditas y dramáticas”, declaró en su primer discurso como jefe de Estado.

Su mandato se caracterizó por un intento de estabilizar las cuentas públicas en un contexto de crisis y por el lanzamiento del “Plan Tuto”, un programa de emergencia para la creación de empleos. También destacó la erradicación de cultivos de coca como parte de la política compartida con Banzer. La corta duración de su gestión le impidió consolidar reformas estructurales, pero lo posicionó como un referente de la derecha boliviana.

Tras dejar la presidencia, Quiroga se lanzó en 2005 con resultados auspiciosos, alcanzando el 28% de los votos, aunque muy por debajo del 53% que logró Evo Morales. Volvió a competir en 2014, cuando apenas sumó el 9%, y en 2020 retiró su candidatura poco antes de los comicios por falta de respaldo.

Mientras tanto, se convirtió en una de las voces más duras contra Morales y el MAS. Respaldó el referéndum revocatorio de 2008 y mantuvo un discurso crítico contra lo que calificó de “autoritarismo”. En 2009 enfrentó un proceso por difamación tras denunciar corrupción en un banco estatal. La condena fue anulada, pero el caso fue reabierto en 2024, en medio de la campaña electoral.

En el plano internacional, Quiroga se destacó como un opositor abierto a las dictaduras de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Ha participado en foros liberales junto a ex mandatarios latinoamericanos y mantuvo cercanía con líderes de oposición venezolana como María Corina Machado. Durante la crisis boliviana de 2019, fue designado delegado especial ante la comunidad internacional por la presidenta interina Jeanine Áñez, luego de la renuncia de Morales.

El nuevo “Plan Tuto”
En esta campaña, el ex mandatario se presenta bajo la consigna de #CambioRadical. Sus propuestas incluyen la digitalización del Estado, un énfasis en la educación, la independencia judicial y una reducción drástica del aparato burocrático. Consultado sobre si aplicaría un ajuste al estilo argentino, respondió: “Motosierra, machete, tijera y todo lo que encuentres” para cortar gastos superfluos.

Aunque sus adversarios lo señalan como un candidato con perfil elitista, Quiroga intenta mostrarse cercano al electorado. En su cierre de campaña en El Alto apeló a la religión y a su pasión por el montañismo: “Ustedes votan por mí, me hacen presidente, vamos a ir a agradecerle a Dios todopoderoso llegando a la cima del Huayna Potosí”.

Quiroga llega al balotaje con la experiencia de haber gobernado y con un discurso orientado a estabilizar la economía. Su rival, Rodrigo Paz Pereira, encarna un perfil más joven y de renovación, pero ambos coinciden en la necesidad de poner fin al ciclo del MAS. El desafío para el expresidente será ampliar su base electoral y convencer a un país golpeado por la crisis de que esta vez sí puede completar el regreso al poder que persigue desde hace más de dos décadas.

Fuente: Infobae

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