¿Será suficiente el reconocimiento internacional para que Palestina nazca como Estado?

MUNDO Edgardo Pinell*
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En momentos en que el reconocimiento de Palestina como un Estado está en auge, con Francia y Reino Unido sumándose a esta idea, es innegable el consenso internacional mayoritario, pero ¿será suficiente para su nacimiento y funcionamiento efectivo?

Desde el punto de vista histórico o cultural Palestina existe, pero la teoría clásica del derecho internacional plantea que para que exista un Estado deben converger elementos constitutivos tales como un territorio determinado y el ejercicio de soberanía mediante un Gobierno sobre una población permanente. El reconocimiento internacional, aunque clave, es un asunto posterior. Es decir, la existencia de la entidad estatal es previa al reconocimiento internacional y no a la inversa.

Actualmente con la atomización de los territorios palestinos y sobre todo tras la expulsión de la Autoridad Nacional Palestina de Gaza por parte de Hamás difícilmente podemos hablar de que se den las condiciones jurídicas mínimas para la existencia de un Estado palestino que pueda ser susceptible de reconocimiento internacional.

Los territorios que los palestinos reivindican y señalan que están ocupados por Israel están dispersos e incluso entrelazados con el territorio israelí lo que en la práctica hace imposible la definición de una entidad territorial unificada como la que en su momento se dibujó en las resoluciones de la ONU. A pesar de ello, si existiese voluntad política y renuncias por parte de Israel, esta atomización no sería un obstáculo insalvable para una delimitación territorial. En todo caso, una acuerdo de paz es la condición indispensable para avanzar en este sentido.

En cuanto a la población, el elemento humano de esta ecuación, será otra cuestión a resolver tomando en cuenta la falta de censos confiables y los consecuentes efectos en las condiciones de ciudadanía, documentos de identidad, padrón electoral y los ejercicios de derechos políticos. En el caso de Gaza, miles de personas han fallecido —como terroristas de Hamás o como civiles inocentes— y centenares de miles han huido buscando refugio en otros países mientras en Cisjordania la Autoridad Nacional Palestina probablemente cuente con algún tipo de control estadístico y demográfico para ayudar a definir la población de ese futuro Estado.

Finalmente, con respecto al ejercicio de soberanía o mejor dicho el autogobierno de Palestina, será el tema más difícil de resolver tomando en cuenta la guerra fratricida entre Hamás y la Autoridad Nacional Palestina, esta última perfilada por los países europeos como legítimo gobernante del futuro Estado.

Aunque descartado como interlocutor político válido en un futuro Gobierno, Hamás mantiene el control efectivo en la franja de Gaza, rechaza la existencia de Israel como Estado y no parece dispuesto a deponer la armas. Sin duda, el terrorismo de Hamás es el peor enemigo del futuro nacimiento y funcionamiento de un Estado palestino.

Lo más difícil ahora mismo es definir una hoja de ruta para alcanzar, consolidar e integrar esos elementos constitutivos de un Estado (territorio unificado, población integrada y soberanía efectiva) para que efectivamente hablemos de la viabilidad de la solución de 'dos estados'. En cualquier caso, todo pasa por un alto el fuego, el desarme de Hamás y por supuesto el concierto de Estados Unidos —miembro pleno del Consejo de Seguridad de la ONU— e Israel quienes definitivamente deben ser parte de la solución.

Por ahora, el reconocimiento de un Estado palestino, impulsado decididamente por el Gobierno de España, será una mera declaración de intenciones más que una validación de una realidad, que sobre el terreno, no existente.

*Para El Debate

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