


Seis años para sumar y para dejar la politiquería de lado
MUNDO - ARGENTINA
AGENCIA INTERNACIONAL DE NOTICIAS


Cuando Javier Milei llegó a la Presidencia de Argentina, junto con Nicolás Márquez escribimos y publicamos La revolución que no vieron venir. Además de explicar el marco conceptual del primer presidente liberal libertario del mundo, era pertinente hacer un llamado de atención sobre ciertas particularidades del proceso político que recién comenzaba.


Una de ellas, directamente vinculada con lo político-electoral, tenía que ver con lo poco afecto que era (y es) el nuevo mandatario a la “rosca política”. Más allá de lo que siempre manifestó Milei (en un ámbito en el que siempre fue explícitamente honesto), todos los que lo conocíamos teníamos la seguridad de que el jefe de Estado tenía un mandato claro y un plan en el mediano plazo. Dos períodos de cuatro años de gobierno, encarar las reformas que Argentina necesita y alejarse definitivamente de la discusión político-electoral. A diferencia de lo que hicieron los expresidentes que llegaron a cumplir muchos años (Alfonsín, Menem o la misma Cristina que se rehúsa a la jubilación, aunque está presa con condena domiciliaria), Milei tenía (y tiene) otros planes: irse de ese ámbito y no retornar. Mucho menos permanecer para mantener influencia sobre un grupo de legisladores, como suele verse en la política argentina, además de las permanentes candidaturas para puestos menores del que supieron ocupar.
Para las personas en la política y en los medios que coinciden con el grueso de las transformaciones propuestas, esto debería llevar a una conclusión “patriótica”, si se permite lo elocuente y rimbombante del término. No es momento para el chiquitaje politiquero.
Si se alinearon los planetas con un presidente que tiene el recetario correcto, la valentía política para ponerlo en funcionamiento y las ganas de retirarse después de dos mandatos, ¿no sería lo más lógico colaborar con el proceso transformatorio de ocho años y posponer un poco el debate político? Ya se transitaron dos y quedan seis por delante.
Por si existía alguna duda sobre la interna “antikirchnerista”, La Libertad Avanza demostró que tiene más acciones que el PRO, cuando obtuvo en mayo el doble de votos en la capital, distrito históricamente amarillo desde 2005. Sin embargo, el macrismo tuvo su revancha en cuanto a protagonismo y apareció para sacar las papas del fuego en octubre, tras la salida de José Luis Espert, con un Diego Santilli que hizo todo lo que tenía que hacer bien. Para los que miramos desde afuera todo parece muy claro: Milei debe liderar y debe haber generosidad y amplitud para los que deseen colaborar con el rumbo.
En medio de estas tensiones inevitables de la política, Mauricio Macri salió a marcar la cancha esta semana, advirtiendo que el PRO respalda a Javier Milei, pero que en 2027 tendrá candidato presidencial propio. Si esto tiene lugar en el marco de una primaria de la coalición, podría ser lícito. Es decir, lo que quiso Milei antes de llegar a la Presidencia y fue rechazado por lo que entonces era Juntos por el Cambio. Ahora, salir a dividir el electorado que defiende el proceso de transformación y permitir el eventual arribo de algún tapado de buenos modales (pero defensor del modelo corporativo) al balotaje, es un riesgo innecesario para lo que se juega Argentina. Lamentablemente, para muchos defensores del “cambio”, hacer una pausa de un par de años por una causa más que noble parece ser mucho pedir.
Hoy, otra noticia tuvo más relevancia de lo que debió haber tenido. Se trata de algo con un costado positivo (en los términos que se da la discusión), pero también evidencia que hay personas que todavía no pueden poner las prioridades en su lugar. Los diputados Damián Arabia, Sabrina Ajmechet, Laura Rodríguez Machado, Silvana Giudici, Patricia Vázquez, María Luisa González Estevarena y Carlos Almenda dejan oficialmente el bloque del PRO para sumarse formalmente a La Libertad Avanza, espacio con el que venían votando. ¿Es bueno que Milei cuente con la mayor cantidad de votos asegurados para los próximos dos años? Claro que sí. Pero que la noticia sea el tironeo de quién se va y quién se queda en un partido evidencia lo mucho que falta para terminar de comprender lo verdaderamente importante, para unos seis años donde hay que tirar todos para el mismo lado.
Esto, el macrismo lo tendría que tener muy claro, ya que además tampoco hay un claro sucesor de Milei dentro del partido violeta. El electorado no populista en Argentina tiene la vara muy alta y si no “compra” ni siquiera los mismos votantes de Milei respaldarían a un sucesor que no cumpla sus expectativas. Es decir, la competencia está y estará abierta para entonces. Ayudando a sacar las reformas necesarias, ni siquiera contribuyen con un liderazgo futuro con el que tengan que discutir.
Son seis años nada más. Tiren todos para el mismo lado y ayuden a sacar a la Argentina del pozo.
Fuente: PanamPost





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