Crimen organizado amplía sus redes en Chile con «piratas» en altamar

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El crimen organizado amplía sus negocios en Chile. Además del tráfico de drogas, trata de personas, extorsión y secuestro, ahora suman a su lista de delitos el robo de cargas a embarcaciones pesqueras en la zona centro sur del país.

Las bandas denominadas como «Piratas del jurel» cuentan con embarcaciones aptas para ingresar a altamar. Ello se confirmó con el asalto a la nave industrial San José de Orizon en la zona de Coronel, al sur de Chile, que dejó a 12 presuntos antisociales detenidos, siete de ellos con arresto domiciliario total y cinco en prisión preventiva.

La policía marítima descubrió sus operaciones ilícitas en Coronel. Estas redes del crimen organizado se ubican en un costado de las embarcaciones con permisología y tras amenazar a la tripulación con armas de fuego, suben, abren las bodegas, confiscan la pesca, la guardan en bandejas y las trasladan a sus lanchas, cuya capacidad aproximada es de al menos cinco toneladas.

Después, sigue la etapa de reventa en el comercio que les permite obtener «rédito económico con facilidad». Sin embargo, sus pasos premeditados fallaron mientras ejecutaban un robo en contra de un barco pesquero en el litoral central. Ahí la policía marítima los rodeó este martes.

Operaciones en el mar al descubierto
Las capitanías de puerto, de Talcahuano y Lota, además el Grupo de Respuesta Inmediata y Apoyo de la Segunda Zona Naval prepararon la emboscada. La banda ignoró la parada comercial de los pesqueros de altamar de seis semanas y su embarcación fue la primera que salía a buscar a jurel. Al intentar retornar desde el norte se encontraron con las autoridades.

Con este procedimiento, ya son ocho operativos, que dejan 25 detenidos y seis embarcaciones incautadas. La Fiscalía de Coronel, región del BioBío, vincula el robo protagonizado por los “piratas del jurel” a un encargo hecho por las cúpulas del crimen organizado. Para el ente persecutor estos “turbazos en el mar” funcionan como “asociaciones ilícitas” que cuentan con “proveedores”, “ventas de pesca ilícitas” y medios adecuados para su transporte. Ya ocurre con la madera.

En este caso, la cantidad de productos sustraídos sustentan la sospecha, especialmente, porque el destino final de la pesca robada no es sólo el mercado local sino también el extranjero mediante la falsificación de documentación y blanqueo de actividad ilícita.

Delito de tierra a mar
El capitán de corbeta litoral del Puerto de Coronel, Osvaldo Cuadra, reveló a BioBío el giro en los negocios del crimen organizado en Chile. Indicó que el robo de pescado pasó de registrarse en tierra, con la interceptación de los camiones y las bodegas y mutó al mar, con el abordaje violento a embarcaciones que regresan con sus cargamentos a los puertos del norte y sur del país, o las cercanías del Golfo de Arauco.

“Es bien intimidante para los tripulantes y capitanes de las embarcaciones, que ven doce personas que abordan estos pesqueros”, agregó.

Los «piratas del jurel» aprovechan la debilidad de los protocolos que rigen a los pescadores, considerando que la orden de las empresas que representan prohíbe un enfrentamiento armado, la resistencia al robo y la interacción con los delincuentes. En otras palabras, la instrucción es permitir el abordaje y el robo, e informar oportunamente a la policía marítima.

Fuente: PanamPost

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