Lula aprovecha aranceles para hacer campaña patriotera ante la caída de su imagen

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Lula está en campaña. En menos de 48 horas del inicio del problema de los aranceles apareció con una gorra que dice “Brasil es de los brasileños”.  La crisis económica y la impopularidad importan un comino. Ahora la prioridad según Lula es defender la “soberanía” y agitar el fuego nacionalista.

Lula quiere repetir la fórmula de Mark Carney en Canadá.  En enero de 2025 el canadiense era desconocido por el 76% de los votantes.  Ni él creía que ganaría las elecciones. Sin embargo, tuvo un golpe de suerte: los aranceles del presidente Trump que le dieron una victoria aplastante.

A Lula no le interesa resolver la crisis con Estados Unidos. Toda su carrera la ha sustentado en discursos “antimperialistas” para mantener motivados a seguidores resentidos que culpan de sus desgracias al imperio y a Europa. La típica narrativa simplista de izquierda.

El presidente de Brasil ha hecho de todo para obtener aranceles del 50%. Criticó la operación Martillo de Medianoche contra Irán, llamó genocida a Israel, anunció una alianza con China para erradicar la hegemonía del dólar y lidera el Banco de los BRICS.

Brasil pierde y Lula gana. Aunque China es el principal destino de las exportaciones brasileñas, Estados Unidos es el segundo y es a su vez el líder indiscutible en Inversión Extranjera Directa (IED). China ni siquiera figura entre el top 5.

El empleo peligra. Hasta 2021 EE. UU representaba 29.1% de inversiones con 191.6 mil millones de dólares. Pelearse con Estados Unidos sería desastroso para la generación de empleos, especialmente en un país donde la economía no marcha nada bien bajo el liderazgo de Lula.

Lula quiere ir al ring con Trump. Muchos sectores de Brasil podrían ser afectados con las tarifas de 50% anunciadas por Estados Unidos, sin embargo, el presidente Lula dice que va a tratar de negociar, aunque está listo a responder con la reciprocidad de ley.

Las exportaciones de café, jugo de naranja, azúcar y muchos otros serían las victimas colaterales que paguen los platos rotos de la confrontación que Lula quiere apaciguar con gasolina. Otros sectores impactados con la guerra arancelaria incluirían exportaciones de acero, cemento y la industria aeronáutica. Millones de dólares que parecen importar poco al líder izquierdista.

Lula quiere ser un protagonista de la política mundial.  Eso quedó claro con la guerra de Ucrania, el conflicto en Gaza y el fraude de Maduro en Venezuela. En todas sus aventuras como mediador Lula fracasó, pero con las tarifas espera capitalizar su popularidad dentro y fuera de casa.

Brasil necesita un presidente. Quizás las tarifas nunca se apliquen, quizás y solo sean una herramienta o una estrategia para negociar desde una posición de fortaleza, lo cierto es que en este momento Brasil necesita un estadista capaz de negociar y no un caudillo oportunista listo para pelear. Al parecer Lula ya decidió su papel.

Fuente: PanamPost

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