El caos en el Aeropuerto de Barajas evidencia cómo la decadencia española ya es inocultable

Nada sucede de la noche a la mañana. Aunque a las noticias lleguen reportes sobre episodios que parecen aislados o repentinos, generalmente, todo se trata de procesos más amplios y antiguos. Lo que sucedió en el aeropuerto de Barajas en su famosa Terminal 4 no es la excepción.

Los ojos del mundo, que muchas veces pasaron por ese lugar, vieron con asombro como el colapso total de la “T4” del aeropuerto de Madrid fue tan grave, que muchas personas perdieron el vuelo. Algo que no registra antecedentes ni en el desastre kirchnerista argentino.

Se habló de un “fallo informático”, de problemas con el número del personal y de diferentes cuestiones, pero lo cierto es que tuvo que interferir la Guardia Civil para comenzar a destrabar el caos que generó las demoras en el control de documentación. Las fotos del cuello de botella de la multitud en Barajas evidenciaron algo que no es ningún secreto: la decadencia política española empieza a mostrar sus consecuencias en todos los ámbitos de un país que de a poco se desmorona.

Como dijimos, esto no se trata de un hecho aislado. Poco antes de esto, 15 mil pasajeros de tren habían sido afectados por un corte de 15 horas, que interrumpió el servicio entre Madrid y Andalucía. Problemáticas que, de a poco, comienzan a ser cada vez más usuales.

Ya sea un apagón, un problema en los trenes o en el aeropuerto, las autoridades proponen explicaciones aisladas, que buscan desconectar las manifestaciones con la problemática real: un país que necesita barajar y dar de nuevo, empezando por la política.

Mientras todo se desmorona alrededor de Pedro Sánchez, el presidente español busca mantenerse incólume. Hasta ahora, lo ha logrado. Ya su último gobierno comenzó con alianzas tiradas de los pelos, negociadas con todos los que pudo. Hoy, la oposición tendrá que negociar con estos votos si quiere alcanzar la moción de censura que termine con la administración actual, para no tener que esperar más al próximo y lejano turno electoral. Lejano, vale decir, por la situación de decadencia total que atraviesa el país, donde los casos de corrupción parecen ser solamente la punta del iceberg de problemáticas mayores.

En un contexto complicado, los españoles y el mundo ven como todo parece desmoronarse. Ya no es un secreto que Barcelona está hecha una cloaca y que en Madrid ya se padece una inseguridad comparable a la que sufren las personas que miraban a España como un destino más civilizado. Es que las problemáticas nacionales (como sucede con la llegada de inmigrantes y refugiados sin control) es tan grande, que ni los gobiernos locales de mediana racionalidad pueden poner un freno definitivo a los dramas que padecen.

De a poco, las noticias y los informes en redes sociales dejaron de hacer referencia a las maravillas de este país, que tanto nos gusta visitar, para empezar a contar otras cosas. Por ejemplo, el delirio que se permite con los ocupas delincuentes, que impunemente toman la propiedad privada de las personas, ante la pasividad total de las autoridades.

Si no fuera por el corset de la Unión Europea y la eurozona, lo de España ya estaría rotulado como una catástrofe. ¿Alguien se imagina al país de Sánchez con la posibilidad de aplicar lo que se denomina “política monetaria”, con la máquina de imprimir pesetas a disposición? Claro que los ciudadanos parasitados y endeudados por el actual gobierno no encuentran mucho consuelo ante la eventual realidad que podría ser peor, pero lo cierto es que vale recordarlo y advertirlo.

El nivel de decadencia actual de España requiere acuerdos básicos entre los dos partidos de la derecha, ya que a ninguno le alcanzan los votos para gobernar en soledad. Alcancen o no los votos para la destitución del mandatario, o teniendo que esperar a los próximos comicios, Vox y el PP deberían tener ya una hoja de ruta para revertir la situación. Si priorizan la política y el ombligo propio, estarán contribuyendo con la extensión de un drama que ya no puede esperar más.

Fuente: PanamPost