¿Perdió o ganó el gobierno con lo sucedido en el Senado?

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Lógicamente, los primeros titulares se relacionan con lo marcado en la pizarra. Ayer, el gobierno de Javier Milei sufrió una dura derrota en el Senado. La mayoría de los legisladores decidieron, finalmente, voltear los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla, quien ya había sido nombrado en comisión y ya estaba formando parte de la Corte Suprema de Justicia, que le hizo lugar a su ingreso.

Sin embargo, retrocedamos al menos un año atrás como para entender las consecuencias de lo sucedido y los relatos que le vinieron dando forma a los acontecimientos.

Para empezar, antes del polémico nombramiento en comisión de Mansilla, el senado estuvo un año sin expresarse sobre los pliegos de él y de Lijo. Aunque se trató de un debate con muchos ribetes políticos, lo cierto es que la Cámara Alta se debe limitar a juzgar la idoneidad de los postulantes del Poder Ejecutivo para el cargo. Buscando negociar con el gobierno, como suele suceder en Argentina, el Senado no se expidió nunca y dejó que el peso político recaiga sobre la Casa Rosada.

En su oportunidad, Mauricio Macri sí intentó nombrar dos jueces de la corte por decreto sin tomarse la “molestia” de someter los pliegos al senado, algo muy cuestionado en su momento. Finalmente reculó, mandó los proyectos al Congreso y los mismos fueron aprobados sin mayores dificultades. El gobierno actual sí decidió someter los pliegos al senado desde el primer momento, sin embargo, hasta el mismo macrismo arremetió contra el Poder Ejecutivo por el nombramiento de Lijo, sugiriendo hasta un acuerdo de Milei con Cristina Fernández de Kirchner.

Pero lo ocurrido ayer (e incluso desde los últimos días) ya terminó de esclarecer bastante el panorama. Apenas la Corte Suprema de Justicia recibió a García Mansilla, el flamante juez del máximo tribunal emitió un fallo en contra de lo que supuestamente deseaba el gobierno con la candidatura de Lijo, quien en el marco de las polémicas de su candidatura, había decidido pedir licencia en su juzgado federal. Esto era algo que no correspondía, de acuerdo con García Mansilla, y ya como miembro de la Corte, votó en contra. Resumiendo, evidentemente había llegado al máximo tribunal un juez independiente, quien no mostró ningún reparo en emitir sentencias beneficiosas políticamente para el Poder Ejecutivo.

Sin embargo, aunque nunca dijeron por qué no lo aceptaron, ayer, de forma tardía, los senadores decidieron rechazar su pliego (abriendo un nuevo debate sobre si debe renunciar inmediatamente o si finalmente se queda hasta fin de año). Como si esto fuera poco, más senadores rechazaron a García Mansilla que a Lijo. A pesar de que su figura no había tenido cuestionamientos y haber dado muestras de independencia total ante el presidente que lo propuso.

Todo esto puso en conflicto al relato macrista contra la realidad. ¿Era Lijo el problema o se buscaba disciplinar a un presidente que no está dispuesto a negociar con la clase política? De más está decir que la idea de un eventual pacto Milei-CFK con lo sucedido ayer quedó descartada.

Ahora que quedó en evidencia y encima de la mesa, fue que, ante la búsqueda de un pacto, quien sí podía terminar acercándose y operando en conjunto a CFK fue el mismo Macri. Hasta Patricia Bullrich, su ministra de Seguridad en su momento, dijo anoche que el comportamiento del expresidente le daba “lástima”.

Mientras las voluntades que pudieron juntar Fernández y Macri dieron quórum y votaron, la sociedad (y muchos votantes macristas) vieron con espanto como también el Senado dejó fuera de juego en el corto plazo la votación de Ficha Limpia. Ayer pudo haberse habilitado la sesión para tratar el proyecto que podía dejar afuera a Kirchner, debido a estar condenada en dos instancias por corrupción, pero algunos senadores del PRO y del radicalismo prestaron su ausencia para regalarle a Cristina su candidatura este año.

Por todo esto, aunque la noticia superficial sea la derrota del gobierno en el recinto y la votación, bien vale preguntarse si ayer Milei no ganó algo también. El “principio de revelación”, al cual siempre hace referencia, ayer quedó, valga la redundancia, “revelado”.

Al final no fue Lijo. La corporación política, movida por la venganza contra un gobierno que rechaza los pactos turbios, derribó a un ministro de la corte honesto e independiente de ese mismo gobierno. Como si eso no bastara, quedó al descubierto ante todo el país que, para no perder poder político, Macri podría incluso negociar con Cristina. Con este panorama expuesto a la opinión pública, y en la antesala de las elecciones legislativas donde cada fuerza política debe reafirmar su propuesta e identidad, ¿Milei salió perdiendo o ganando?

Fuente: PanamPost

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