El indulto a Netanyahu abre las aguas revueltas de Israel

ISRAEL Eduardo Zalovich*
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Israel tiene una sociedad tremendamente heterogénea. Y apasionada. No hay tema que no se discuta con ímpetu, sea político, deportivo, cultural... lo que sea. La gente -desconocida- comienza a dar su opinión en las paradas de ómnibus, en cafés, ferias, trenes... en todas partes. Es común que se entable un diálogo enérgico entre personas que nunca se habían visto en la vida. Y de inmediato levantan la voz, y de milagro no llegan a la violencia física, debido a que si esto ocurre los ficha la policía.

En estos tiempos de treguas frágiles, con Hamás y Hezbollá, tras dos años de guerra las emociones están a flor de piel. Y el primer ministro, Benjamín -Bibi- Netanyahu, es el principal tema entre la gente. No hay punto medio, el público va del «blanco» al «negro» sin matices.

Dos ejemplos lo ilustran. En el almacén de mi barrio, escuche a la dueña decir a toda voz que «Bibi debe gobernar Israel hasta terminar su misión, nadie tiene su capacidad, sus enemigos quieren echarlo por envidia, ninguno se le compara y por eso inventan mentiras».

En una librería del shopping «Raananim», un cliente discutía con otro afirmando bien alto: «Netanyahu es un ladrón, no acepta su culpa en el ataque sorpresa de Hamás -en 2023-, vive mintiendo y su ambición no tiene límite. Nos va a hundir con él, no le importa la gente. Quiere ser rey de por vida».

Una sociedad radicalizada

Este tipo de posiciones, con mayor o menor profundidad, se repiten en todo Israel, cada día. Incluso turistas extranjeros -de todas las religiones- entran a opinar, generalmente en inglés, y los participantes cambian de idioma para darles cabida en la charla. La libertad de opinión, eso si, es total.

Las últimas encuestas muestran una división en la opinión pública. Algunos ciudadanos apoyan el indulto que solicitó el premier sobre los juicios que enfrenta -que ya llevan seis años- como una estrategia necesaria para calmar a la opinión pública. No todos defienden esta opción porque lo crean inocente, sino -como declaró el especialista Shlomo Zapia- porque «ya no da para más». Otros lo ven como un acto de corrupción vergonzosa. El presidente Trump, un firme aliado de Israel, pidió al presidente Hertzog -ya en dos ocasiones- que por «su heroísmo y valor Bibi debería ser indultado de las mentiras que sólo tienen motivos políticos».

El sondeo más reciente, de este lunes del canal 12, ¡indica que el 48 por ciento se opone a un indulto incondicional, mientras el 44 por ciento lo apoya. El 8 por ciento no se pronunció.

El desafío de los «jaredim»

El futuro de Netanyahu como líder dependerá de su capacidad para manejar los acuerdos con los grupos terroristas, la oposición y los desafíos internos. Algunos expertos creen que, si logra un consenso, podría consolidar otra vez su liderazgo. Pero parece un acto de magia.

Para colmo se suma un tema de enorme sensibilidad. Después de dos agotadores años de guerra, Bibi sigue defendiendo una ley que exime a casi todos los «jaredim» (ultraortodoxos que sólo estudian la Biblia y el Talmud) en academias, y no realizan el servicio militar. Además, reciben ayuda estatal y tienen descuentos en jardines de infante y servicios públicos. Para colmo realizan manifestaciones violentas, desalojadas por la policía, en contra de quienes integran su grupo, pero deciden alistarse y colaborar con el país. Su lema indigna a la población: «antes muertos que al ejército». No es asombroso que el odio que generan en estos tiempos es brutal, y extender estos privilegios afectaría la imagen del premier. Un alto comandante militar, condecorado y que perdió un sobrino en Gaza, dijo -a condición de anonimato- que cuando ve estas escenas «me dan ganas de lincharlos a todos. Son una vergüenza. El rey David salía en la Biblia a combatir junto al pueblo y estos parásitos todavía protestan». El ejército necesita aumentar el número de reclutas, por razones de seguridad. En esto se acusa a Netanyahu de poner su interés en lograr una coalición futura con los dos partidos jaredim antes que el interés nacional. Sus defensores afirman que bajo su mandato -si bien tuvo responsabilidad por el trágico ataque de Hamás- su liderazgo eliminó la amenaza atómica de Irán y derrotó a los terroristas palestinos de Gaza y Líbano. Analizando los hechos fríamente, ambas afirmaciones son ciertas.

«La ambición domina a Netanyahu y no viceversa»

Los principales líderes opositores, como Yair Lapid (centro, partido Yesh Atid), Naftali Bennett, Avigdor Liberman y Benny Gantz (derecha laica) han criticado el indulto, pues «socava la democracia y la justicia». De los mencionados, Bennett es quien en los sondeos aparece antes que Bibi para ser el próximo premier. Las elecciones están programadas para 2026, aunque la situación política actual podría adelantar la convocatoria.

Los diarios YNET y Jerusalem Post (centro) tienden a proporcionar análisis que reflejan tanto opiniones a favor como en contra de Bibi. Haaretz -izquierda radical- se posiciona en contra del indulto, enfatizando la corrupción. Y el canal 12 de TV, el de mayor audiencia, es abiertamente opositor. Político y Axios han cubierto el impacto del tema en las relaciones internacionales y su relación con Washington. Trump ha defendido a Netanyahu, afirmando que su liderazgo es crucial para el futuro de Israel.

El presidente Isaac Herzog, de papel más bien protocolar, tiene sin embargo la decisión en sus manos. Ha abogado por la unidad nacional, pero debe definirse. Y pronto.

Estos puntos marcan un complejo panorama político en Israel, donde el indulto y sus implicaciones son el tema central. Este podría otorgar a Netanyahu cierta tranquilidad política y personal. Por otro lado, presenta riesgos significativos. Un sector de la población se opone firmemente, lo que podría provocar protestas masivas. Una gobernabilidad efectiva depende de cómo se gestionen estas tensiones. La opción de lideres opositores es que el modo de calmar a Israel para seguir avanzando y separar la brecha popular, es conceder el perdón a Netanyahu con la condición que se retire de la política. El problema, como afirmo la periodista Rosana Levin en su programa radial, es que «sería la opción ideal, pero el problema es que la ambición domina a Bibi y no viceversa» .

*Para El Debate

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