Quién es Sanae Takaichi, la flamante primera ministra de Japón

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Japón tiene por primera vez a una mujer al frente del gobierno. Sanae Takaichi, de 64 años, se convirtió en primera ministra del país y llamó la atención tanto por su perfil ultraconservador como por su faceta inesperada: se opone al matrimonio igualitario, promueve programas que fomenten la procreación, mantiene amistad con Donald Trump y en la universidad tocaba la batería en una banda de heavy metal.

Takaichi defiende además restricciones migratorias estrictas, políticas agresivas frente a China y una visión tradicional de los roles de género y la natalidad. Su llegada al poder ocurre en un país donde, según el Informe Global sobre Brecha de Género 2025 del Foro Económico Mundial, Japón ocupa el puesto 118 de 148 países en igualdad de género, el más bajo del G7.

De trabajar y viajar seis horas a primera ministra: la historia de Sanae Takaichi
 
Sanae Takaichi nació en Nara y creció en una familia de clase media: su padre trabajaba en la industria automotriz y su madre en la policía local. Desde joven mostró determinación: trabajaba y viajaba seis horas todos los días para poder estudiar en la Universidad de Kobe. Ese esfuerzo constante moldeó su carácter.

En 1993 comenzó su camino político como independiente, representando a su ciudad natal. Tres años después se incorporó al Partido Liberal Democrático (PLD) y escaló a cargos clave, incluido el de ministra de Comunicaciones Internacionales durante los mandatos de Shinzo Abe.

Contra el matrimonio igualitario y la inmigración
 
Takaichi se opone al matrimonio igualitario y apuesta a programas que fomenten la procreación, defendiendo una visión tradicional de los roles de género. Considera que las mujeres no deberían conservar su apellido de soltera tras casarse, aunque ella misma lo mantiene en la vida pública, un detalle que refleja la paradoja de su discurso.

Su postura sobre inmigración y turismo extranjero genera fuertes críticas. Cuestiona públicamente la llegada masiva de turistas y muestra desprecio hacia los inmigrantes que viven en Japón. 

Además, visita con regularidad el controvertido Santuario Yasukuni, donde se honra a líderes de la Segunda Guerra Mundial, incluidos criminales de guerra convictos. Su nombramiento ocurre en un país donde las mujeres representan apenas el 10% del parlamento, y la igualdad de género sigue siendo uno de los desafíos más profundos de la sociedad japonesa.

Más allá de la política: Trump y el heavy metal
En lo internacional, Takaichi mantiene cercanía con líderes conservadores, incluida una relación amistosa con Donald Trump, con quien busca reforzar la alianza Japón-Estados Unidos y promover un Indo-Pacífico “libre y abierto”.

Pero no todo en ella es política y disciplina: en la universidad tocó la batería y llegó a formar parte de una banda de heavy metal, un detalle que muestra un lado personal inesperado, que contrasta con su imagen rígida y tradicional.

Fuente: Página12

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