Quiénes son los "niños souvenir" y por qué están condenados a un futuro de miseria y exclusión

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Advertencia: este artículo puede afectar la sensibilidad de algunos lectores

Se les conoce como "niños souvenir".

Nacidos de trabajadores migrantes que forman vínculos en el extranjero, muchos niños crecen en Indonesia sin sus padres y enfrentan un estigma social.

Históricamente estos niños han tenido dificultades para obtener documentos de identidad, lo que les impide acceder a la escuela o a los servicios de salud.

Esto los lleva a caer en ciclos de pobreza, matrimonio precoz y abuso.

Miles de "niños souvenir" viven en la provincia de Islas menores occidentales de la Sonda, una de las mayores fuentes de trabajadores migrantes indonesios.

Crecer aislados
Siti Aminah, de 23 años, es una de las muchas "niñas souvenir". En la década del 90 su madre abandonó Lombok, una de las islas de la provincia, en busca de trabajo en Arabia Saudita.

Allí contrajo matrimonios no registrados (conocidos localmente como nikah siri) con un pakistaní y posteriormente con un saudí, y regresó brevemente a Indonesia para dar a luz.

En Indonesia los "niños souvenir" suelen nacer de estos matrimonios que son celebrados según la ley islámica, pero no constan en el registro estatal.

La madre de Aminah dejó a sus seis hijos con diferentes familiares en Lombok Oriental.

"Muchos trabajadores migrantes indonesios se casan y se divorcian porque necesitan compañía cuando enfrentan una vida difícil en el extranjero", afirma Endang Susilowati, coordinadora de Atención a Migrantes en la provincia.

Criada por familiares y sin sus padres, Aminah sufrió discriminación. La joven relata que los lugareños le decían: "Eres árabe. Los padres de tus hermanas son todos diferentes".

Su hermana mayor, Fatma, recuerda un trato más duro. "Si mi madre no nos enviaba dinero nos gritaban, a veces nos golpeaban", dice.

La BBC contactó a la madre de Fatma y Aminah, pero no quiso hacer comentarios.

Las hermanas son solo algunas de los muchos hijos de trabajadores migrantes que han tenido dificultades debido a su condición de "niños souvenir".

Las ONG´s locales de Lombok, como el Instituto Rudat, han estado trabajando para brindar asistencia legal a los hijos de trabajadores migrantes.

También buscan garantizar que los "niños souvenir" obtengan documentos de identidad que les permitan acceder a la educación y a los servicios de salud.

El riesgo del matrimonio infantil
El Instituto Rudat afirma que el estigma asociado a los "niños souvenir" los hace más vulnerables al matrimonio precoz.

Indonesia ocupa el cuarto lugar a nivel mundial en matrimonio infantil y la provincia de las Islas menores occidentales de la Sonda tiene la tasa más alta del país.

Incapaz de soportar el trato de sus familiares, Fatma dejó la secundaria para cuidar ella misma a sus hermanos menores y se casó a los 15 años.

"Es mejor casarse. Así alguien puede cuidar de ti", dice.

Según los expertos, el matrimonio precoz suele acabar en separación.

Esto fue lo que le ocurrió a Fatma, quien a los 25 años tenía tres matrimonios no registrados y dos hijos.

La ley indonesia establece que la edad mínima para contraer matrimonio es 19 años. Y el matrimonio infantil es calificado como una forma de violencia sexual según la Ley sobre Delitos de Violencia Sexual.

Quienes cometan o permitan matrimonios infantiles pueden enfrentarse a hasta nueve años de prisión o a una multa de hasta 200 millones de rupias (US$12.340), aunque la aplicación de la ley suele ser deficiente.

A pesar de las disposiciones legales que permiten a los padres solicitar un permiso especial para el matrimonio de menores, muchos matrimonios infantiles se celebran sin permisos y no son registrados oficialmente.

Los embarazos de estas novias adolescentes también son de alto riesgo.El Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA por sus siglas en inglés), organismo de la ONU centrado en la salud reproductiva y la igualdad de género, afirma que las madres adolescentes corren un mayor riesgo de sufrir complicaciones debido a la hipertensión arterial, la endometriosis posparto y las infecciones.

Sus hijos también corren el riesgo de nacer prematuros, tener bajo peso al nacer y morir durante la infancia.

Aminah dio a luz a los 16 años a un bebé prematuro que murió dos meses después.

La joven relata que poco después de la muerte de su hijo, su hogar se desmoronó porque su marido "se volvió cada vez más agresivo".

Sin un diploma, las opciones de Aminah eran muy limitadas.

Según ONG locales, debido al estigma no muchos lugareños están dispuestos a emplear a "niños souvenir".

Aminah trabajó como doméstica en Yakarta, pero esto solo duró seis meses.

A los 19 años migró para trabajar en Arabia Saudita a través de canales ilegales, ya que Indonesia impuso una moratoria en 2015 al envío de trabajadores migrantes a ese país. La joven dice que enfrentó condiciones laborales "inhumanas" que la llevaron a pensar en el suicidio.

"Nos golpeaban hasta dejarnos moradas, nos torturaban físicamente", dice.

Aminah relata que al regresar a Indonesia descubrió que el dinero que había estado enviando había sido robado.

"Volví a casa sin nada", dice.

El Instituto Rudat afirma haber encontrado casos similares.

"Las familias a las que se les confían los ahorros suelen tener una vida difícil, porque aquí es difícil encontrar trabajo. Hay mucha gente desempleada. Así que cuando hay dinero depositado se lo llevan", dice Zurhan Afriadi, del Instituto Rudat.

"Círculo vicioso"
Sin embargo, se han producido avances. Gracias a fondos aportados por diferentes ONG, desde el año pasado el gobierno ha proporcionado documentos de identidad a casi todos los "niños souvenir" que viven en el este de Lombok, lo que les ha permitido acceder a la escuela y la atención médica.

Aun así, el acoso y la exclusión persisten.

"El estigma sigue ahí; hay que erosionarlo poco a poco", señala Turmawazi, trabajadora de ONG.

Esti, la hermana menor, abandonó la escuela y se casó a los 14 años. Tuvo un hijo, pero posteriormente se separó de su marido.

Con dificultades para llegar a fin de mes, trabajaba en un desguace donde ganaba apenas lo suficiente para ella y su hijo.

El Instituto Rudat advierte que este ciclo se repite a menudo, y muchos "niños souvenir" se convierten en trabajadores migrantes y vuelven a las mismas dificultades.

Aminah, Fatma y Esti quieren romper este ciclo.

Aminah depende de los ingresos de su marido migrante para criar a su hijo. Esti ha decidido no migrar, ya que quiere criar a su hijo ella misma. Fatma, casada en segundas nupcias con una pareja que la apoya, aboga por un cambio sistémico.

"Es una pena para los niños como yo, que seguiremos en este círculo vicioso", afirma.

Fuente: BBC

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