Guerra híbrida, ¿la carta bajo la manga?

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Tras el inicio de la caída de la Unión Soviética (URSS) y el giro político ocurrido en la década de los noventa, se produjeron cambios significativos en las estrategias militares y en la forma de abordar distintos escenarios sin recurrir a las operaciones convencionales ni a la confrontación directa con otras naciones.

Por consiguiente, se reformularon los métodos, acciones y tácticas de la lucha «revolucionaria»; del mismo modo, combinando la estrategia política que, a su vez, integra las reivindicaciones sociales, estudiantiles y laborales, sumadas a las tácticas de guerrilla urbana, que, de manera similar, articularían la maniobra y la estructura organizacional militar adaptada a la masa social, lo que, por tanto, traería como resultado lo que se conoce como guerra híbrida.

¿Qué es la guerra híbrida?
Aunque es un concepto que puede cambiar dependiendo de la perspectiva de quien lo define, al mismo tiempo, conociendo que existen diferentes formas y tipos de guerra, podemos resumir que, la guerra híbrida es una combinación de varias características de estrategia y táctica militar pero, integrando la política de manera directa dentro de la estrategia militar, es decir, la política acciona en función de lo militar, y no lo militar dentro de lo político, esto a su vez, sin cambiar el propósito político en la acción militar.

Por consiguiente, podemos precisar que el conflicto híbrido actual se compone de siete elementos clave para su aplicación efectiva: división político-social, guerra psicológica o comunicacional, guerra económica o crisis económica, guerra convencional, guerra de guerrillas o asimétrica, guerra cibernética y diplomacia.

En consecuencia, al contar con estos componentes estructurales, los mismos se utilizan para alcanzar objetivos estratégicos político-militares, orientados a explotar las vulnerabilidades del sistema donde se apliquen. De este modo, los objetivos pueden ir desde generar una situación de caos para modificar una tendencia electoral, forzar la renuncia de algún mandatario o facilitar la toma efectiva de territorio.

En tal sentido, los escenarios híbridos se adaptan a la circunstancia y particularidades de cada país. En otras palabras, la dinámica social y política marcarían los pasos sobre la aplicación y el cómo se debe llevar a cabo, también, definiría los objetivos, teatros de operaciones, tácticas, organización y logística que, a su vez, definen las estrategias comunicacionales, junto a la acción diplomática efectiva que traería como resultado la toma del poder.

Guerra híbrida como estrategia de continuidad del socialismo del siglo XXI
Ante las amenazas de intervención por parte de Estados Unidos, sumado a la creciente militarización de grupos criminales y narcos, esto traería como resultado los componentes perfectos para generar un escenario de guerra híbrida que pueda afectar la estabilidad del continente.

Asimismo, los crecientes problemas de la criminalidad en Iberoamérica, consecuencia del tráfico de armas, narcotráfico y la militarización del crimen organizado, dan carta blanca ante una eventual alianza con grupos políticos que puedan tener como enemigo en común a Estados Unidos.

De manera similar, las rutas de tráfico, la interconexión de guerrillas, carteles y el crimen en las favelas pueden coordinarse en función de un fin político, trayendo como consecuencia una organización más grande y con mayor poder que, al beneficiarse de un posible tráfico de armas de mayor envergadura, puede agravar de manera exponencial la situación de violencia criminal en la región.

Esto puede generar inestabilidad y sensación de inseguridad en la población que, a su vez,  afectaría las políticas de seguridad y defensa, agregando un aumento de costos operativos para mantener el orden interno, que como resultado, puede aprovechar la vulnerabilidad económica y desbalancear el gasto público y fiscal. Al mismo tiempo, traería la presión mediática y diplomática sobre Estados Unidos, con el fin de que abandone su política de intervención sobre Venezuela.

Por último, el escenario de guerra prolongada, como parte de una guerra híbrida, es la estrategia perfecta para la continuidad del chavismo que, en caso de perder el control político estatal, puede posteriormente utilizar este mecanismo para su reconocimiento, del mismo modo, generar una eventual negociación y el regreso al escenario político aprovechando la influencia de gobiernos aliados locales.

Fuente: PanamPost

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