


Cristina Fernández de Kirchner va rumbo a otra condena por corrupción: ¿Seguirán defendiéndola?
MUNDO



Desde la irrupción del kirchnerismo (facción hegemónica que sucedió al menemismo y al duhaldismo), la política que se le oponía esperaba una «renovación peronista». Siempre se esperó una traición interna, para la sucesión natural, de un espacio político que tiene una característica histórica: dirigentes que no quieren soltar la manija y terminan siendo superados por sus mismos obsecuentes previos.


Luego del interinato fracasado del macrismo (que lo único que garantizó fue el retorno de Cristina Fernández de Kirchner al poder) qquien pudo romper el juego desde afuera fue Javier Milei. Ahora, con el peronismo en un estado de total vacilación, sin referentes fuertes y con unas listas legislativas para octubre que reeditan el formato fallido del Frente de Todos, la suerte de la misma CFK va permitiendo vislumbrar el futuro justicialista. La renovación será forzosa, ya que la terminará enterrando (políticamente, claro), su propio prontuario de corrupción, confirmado en la justicia argentina.
El peronismo no se le animó nunca y finalmente le irá soltando la mano ante una nueva condena que la vuelva a confirmar como corrupta y le sume más años a su prisión domiciliaria, que de poco va dejando de ser noticia. Habrá que ver si este próximo cambio de ropaje permitirá algún tipo de sobrevida como fuerza política de relevancia o si seguirá la suerte del radicalismo, que nunca pudo sobrepasar el golpazo que significó la presidencia de Fernando de la Rúa, volteado hasta por una propia facción de la UCR.
Ahora, el próximo revés que enfrentará la expresidente, condenada y ya con inhabilitación perpetua, tiene que ver con la causa «Cuadernos». Para quien no lo recuerde, porque las acusaciones por el caso «Vialidad» se llevó los grandes titulares durante los últimos años, se trata de lo que comenzó como una investigación periodística, pero luego llegó al ámbito judicial: las anotaciones del exchofer de la mano derecha de Julio de Vido (también condenado por corrupción) que documentaban el recorrido de las coimas del ministerio de Planificación.
Lo que terminó poniendo sobre la mesa la rampante corrupción de la cartera dirigida por de Vido fueron unas anotaciones que hacía en unos cuadernos escolares Oscar Centeno, que le manejaba el auto a Roberto Baratta, el hombre de confianza del exministro condenado.
En ellos, Centenos escribía con lujo de detalles los recorridos de los bolsos multimillonarios que transportaban las coimas de la corrupción kirchnerista. A diferencia de la similar causa vialidad, donde en Santa Cruz el testaferro era el nuevo empresario de la construcción, aquí —en el marco de la corruptela nacional— operaban empresas «reales» y preexistentes también.
Dado que la noticia irrumpió en el diario La Nación, el kirchnerismo salió a desmentir la existencia y veracidad de los cuadernos, ya que su contenido es inapelable. Por lo tanto, hablaron de unas «fotocopias» y pusieron en duda la existencia de aquellas hojas encuadernadas, que mostraban lo indefendible. Víctor Hugo Morales fue uno de los comunicadores K que salieron con esta tesis. Como lo que decían las páginas manuscritas era absolutamente escandaloso, plantearon la falsedad de las mismas.
Periódico en línea
La noticia del día es que un peritaje de Gendarmería determinó que, no solo los cuadernos existen, sino que la caligrafía pertenece a Centeno, exchofer de Baratta, exmano derecha de Julio de Vido. El estudio realizado por los especialistas también confirmó otra cuestión relevante, que echa por tierra la versión de la desmentida kirchnerista. Gendarmería determinó que, no solamente los textos son del puño y letra de Centeno, sino que el contenido no fue escrito en un momento determinado, sino que se fue produciendo con el paso del tiempo. Una evidencia que confirmaría la documentación cronológica de los sobornos del ministerio de Planificación.
De avanzar la causa judicial y volver a arrinconar a CFK (que no podrá alegar desconocimiento o desconexión de estas cuestiones), sus partidarios ortodoxos volverán a plantear la tesis de la causa vialidad: «Si hay corrupción ella no sabía y no hay ningún documento firmado por ella que la vincule a esos pagos de la obra pública». Sin mencionarlo, dejan recaer la responsabilidad en de Vido, que ya es absolutamente indefendible. Sin embargo, una nueva condena no hará otra cosa que terminar de jubilarla políticamente. Si hoy tiene que negociar con otros peronistas como Sergio Massa o los sindicatos, un nuevo revés judicial no va a hacer otra cosa que quitarle cartas de la mano en las negociaciones futuras. El tema es que a «cuadernos» le seguirán otras causas y así transitará seguramente el último tramo de su vida política.
Quedará como anécdota que el peronismo nunca se animó a jubilarla y toleró todas sus humillaciones. Puede que, por eso mismo, cuando de ella ya no quede nada, tampoco quede demasiado del partido que fundó el General Juan Domingo Perón. La dirigencia justicialista jamás estuvo dispuesta a perder un par de elecciones e invertir en el largo plazo, por no perder un par de bancas o intendencias. No sería descabellado pensar que la actitud angurrienta y desesperada de lo inmediato pueda terminar haciendo lo que nunca pudo hacer el antiperonismo desde 1955.
Fuente: PanamPost






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