


El Salvador aprueba la reelección presidencial indefinida
AMÉRICA LATINA



Los legisladores de El Salvador abolieron el jueves los límites del mandato presidencial, allanando el camino para que el presidente Nayib Bukele, quien ha colaborado en los esfuerzos de deportación del presidente Donald Trump y cuyo gobierno ha encarcelado a decenas de miles de personas en su ofensiva contra las pandillas y los grupos de derechos civiles, se presente a la reelección indefinidamente.


El cambio fue una de las varias enmiendas a la Constitución del país aprobadas por la Asamblea Legislativa, donde el partido de Bukele tiene una mayoría absoluta. Los legisladores también ampliaron el mandato presidencial de cinco a seis años, modificando cinco artículos con 57 votos a favor y tres en contra, dijo la Asamblea Legislativa en las redes sociales.
Los legisladores salvadoreños del partido de Bukele han descrito los cambios en la Constitución como una forma de liberar a los votantes de los límites de los mandatos.
“Será el pueblo quien decida, cuantas veces lo desee, si continúa respaldando el rumbo de transformación que vive nuestra nación”, escribió el jueves en las redes sociales Ana Figueroa, la legisladora que propuso las enmiendas.
Señaló que los legisladores y los funcionarios locales, como los alcaldes, no tienen límites de mandato. Bukele no hizo comentarios inmediatos sobre las enmiendas.
Muchos expertos regionales, grupos de derechos humanos y otras personas dijeron que temían que la votación representara solo la última medida para consolidar el poder en manos de Bukele, quien ha utilizado tácticas de hombre fuerte para acabar con las violentas pandillas callejeras que asolan el país desde hace tiempo.
Elegido por primera vez en 2019, Bukele obtuvo una aplastante reelección en 2024, aprovechando su enorme popularidad para diezmar a las pandillas. Pudo hacerlo en parte declarando el estado de excepción, que permitió a las autoridades llevar a cabo detenciones masivas sin el debido proceso. Decenas de miles de personas fueron encarceladas, y los grupos de derechos humanos afirman que muchas de ellas no tenían vínculos con las pandillas.
Este año, el gobierno de Bukele ha intensificado la represión contra los grupos de la sociedad civil que se han mostrado críticos con sus tácticas. En virtud del estado de excepción, prorrogado por cuadragésima vez el mes pasado, ha perseguido a los disidentes, llevando a cabo detenciones que han provocado la huida de algunos defensores de los derechos civiles y periodistas.
Con Bukele, de 44 años, El Salvador se ha convertido en uno de los países más seguros de la región, y el presidente ha rechazado las acusaciones de que ha adoptado tácticas autoritarias.
“Me tiene sin cuidado que me llamen dictador”, dijo en junio. “Prefiero que me llamen dictador a ver cómo matan a los salvadoreños en las calles”.
Bukele también se ha posicionado como el socio más cercano del presidente Trump en Latinoamérica, desempeñando un papel en los planes de deportación de Trump al encarcelar a personas expulsadas de Estados Unidos. A cambio, el gobierno de Bukele ha recibido unos 5 millones de dólares y ha procurado el regreso a El Salvador de muchos altos dirigentes de la pandilla MS-13 bajo custodia estadounidense.
Las autoridades estadounidenses han encontrado pruebas sustanciales de negociaciones secretas entre el gobierno de Bukele y los líderes de la MS-13, y algunos expertos afirman que Bukele podría querer enterrar esas pruebas solicitando la devolución de los líderes de la pandilla. Ha negado tener ningún pacto con las pandillas, y ha echado la culpa de las negociaciones con las pandillas a su predecesor.
Desde el principio de su carrera política, se ha presentado como una clara ruptura con los partidos políticos que habían dominado El Salvador desde el final de la guerra civil en la década de 1990. Ha destacado su relativa juventud, ha adoptado las redes sociales y ha creado un equipo para producir videos y fotos muy estilizados que muestran a temibles pandilleros tatuados entre rejas o en poses de sumisión. Y se ha descrito a sí mismo en varias ocasiones como el “dictador más cool” del mundo y un “rey filósofo”.
El mandato actual de Bukele termina en 2029, pero los recientes cambios lo adelantarían a 2027 para que coincidiera con las elecciones legislativas, momento en el que podría presentarse a un mandato de seis años.
Fuente: The New York Times




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