
De Sao Paulo a Santiago: la nueva mutación de la izquierda con falso traje de democracia
MUNDO



Cinco presidentes de la mal llamada izquierda “progresista” se reunieron este lunes en Santiago de Chile en el marco del encuentro anual “Democracia Siempre”, que además de estar plagado de contradicciones e incoherencias de todo tipo, demostró tener como único objetivo convertirse en la mutación de bloques como el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla, que han servido de plataforma para disfrazar una misma ideología que usa diferentes máscaras para adaptarse a los tiempos con términos más digeribles. Así, el comunismo buscó colarse hace un par de décadas como socialismo del siglo XXI y hoy hace lo propio bajo el eufemismo de “progresismo”.


No es casualidad que el Foro de Sao Paulo naciera en 1990 con la finalidad de “combatir el neoliberalismo” en la región y hoy los asistentes al encuentro celebrado en el Palacio de La Moneda, en la capital chilena, se plantearan como meta “frenar el avance de la ultraderecha”. Esta es la verdadera razón de esta cumbre, a la que –por cierto– no invitaron a los dictadores de Cuba, Venezuela y Nicaragua por un sencillo motivo: la izquierda necesita “lavarse la cara” y Miguel Díaz-Canel, Nicolás Maduro y Daniel Ortega se han convertido en lastres que entorpecen esos intereses.
Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil; Pedro Sánchez, de España; Yamandú Orsi, de Uruguay; Gustavo Petro, de Colombia y Gabriel Boric, de Chile, pretendieron venderse como los “defensores de la democracia” y “portadores de esperanza” que advierten sobre “la erosión de las instituciones, el avance de los discursos autoritarios y la creciente desafección ciudadana”, así como los supuestos garantes de un mundo sin “desinformación y discursos de odio”, de acuerdo con la declaración conjunta firmada en Santiago.
Sin embargo, a pesar de no haber invitado a los dictadores de Cuba, Venezuela y Nicaragua –por ser un estorbo para sus intereses de lavarle la cara a la izquierda– tampoco condenaron a estos regímenes que están en la acera contraria de todo lo que dicen defender. No hay que olvidar que Lula y Petro exigieron el año pasado la presentación de las actas de la elección fraudulenta en Venezuela, pero luego decidieron mirar para otro lado y pasar la página. Por su parte, aunque Boric mantuvo una posición más firme frente al régimen chavista que se aferró al poder por la fuerza, no ha cuestionado de igual manera a la dictadura cubana. El nuevo gobierno uruguayo de Orsi también ha sido complaciente con estos regímenes, contrastando con lo que fue la anterior administración de Luis Lacalle Pou.
Fake news, corrupción y autoritarismo
En lo que se refiere a Petro, tampoco hay que olvidar que es el rey de la desinformación, pues la lista de noticias falsas que divulga en sus redes sociales ha sido extensa y hay evidencias de cada caso, y que sus últimas maniobras para imponer sus reformas y una constituyente se alejan cada vez más de la institucionalidad democrática. Y en cuanto al presidente del Gobierno español, los escándalos por corrupción que ha tenido que enfrentar no son pocos, empezando por las investigaciones judiciales contra su esposa Begoña Gómez y su hermano David Sánchez.
“Las fuerzas progresistas necesitamos recuperar varias banderas que un día fueron nuestras y es necesario que lo hagamos unidos”, dijo Lula, quien insiste con su estricta regulación a las redes sociales, lo que no es otra cosa que una amenaza contra la libertad de expresión.
El proyecto de consolidación de esta nueva mutación de la izquierda, alejándose por conveniencia de los regímenes autoritarios, busca expandirse con la incorporación de los gobernantes de México, Honduras, Reino Unido, Canadá, Sudáfrica, Dinamarca y Australia, que participarán en la próxima reunión prevista para septiembre, con el único objetivo de seguir manteniendo viva bajo distintas mutaciones esa nefasta ideología que nació en la antigua Unión Soviética y sufrió su más duro golpe con la caída del muro de Berlín.
Fuente: PanamPost
