
Las claves legales y políticas que hacen inviable cualquier opción de un tercer mandato de Trump
EE.UU Hugo Marugán*


Donald Trump ha superado los primeros cien días de su segundo mandato, y aunque ha dejado claro que no buscará un tercer mandato, el tema sigue rondando el debate político. A pesar de que la Constitución de Estados Unidos prohíbe expresamente que una persona ocupe la presidencia más de dos veces, la idea de un Trump 2028 sigue siendo alimentada por ciertos sectores dentro y fuera del Partido Republicano, e incluso por el propio presidente. Trump, como siempre, ha jugado con la ambigüedad, haciendo comentarios provocadores como el deseo de «ser presidente tres o cuatro veces», aunque siempre aclarando que se trataba de bromas. No es la primera vez que lanza estas insinuaciones, pero ¿existe realmente alguna posibilidad legal de que Trump pueda postularse para un tercer mandato?


La Vigésimosegunda Enmienda de la Constitución, ratificada en 1951 tras los mandatos de Franklin D. Roosevelt, establece que ninguna persona puede ser elegida presidente más de dos veces. Esto fue diseñado para evitar la concentración excesiva de poder en una sola figura y evitar la perpetuación en el cargo. Trump, que ya fue elegido dos veces (2016-2020 y 2024-2028), está claramente limitado por esta norma.
Los expertos en derecho constitucional como Derek Muller, de la Universidad de Notre Dame, afirman que «no hay vacíos legales». La ley es tajante, y cualquier intento de reinterpretarla sería una jugada forzada. Además, aunque algunos han sugerido la posibilidad de modificar la Constitución para permitir tres mandatos no consecutivos, el proceso de reforma sería tan difícil que se considera prácticamente imposible. Modificar la Constitución requiere la aprobación de dos tercios de ambas cámaras del Congreso y la ratificación de 38 de los 50 estados, lo que en el actual clima político de polarización parece una misión inviable. Los republicanos no tienen tanto poder e incluso dentro del partido habría voces disidentes contra una perpetuación ad infinitum de Trump en el Despacho Oval.
Una de las estrategias que algunos sectores conservadores han propuesto es que Trump se postule como vicepresidente en 2028, acompañado de un aliado como JD Vance o Marco Rubio. La idea sería que, si el presidente electo renunciara, Trump podría asumir la presidencia por sucesión. Sin embargo, este plan también se encuentra con un obstáculo legal en la Decimosegunda Enmienda, de 1804, que prohíbe que una persona inelegible para la presidencia sea elegida como vicepresidente. En otras palabras, si Trump no puede ser presidente, no puede formar parte de la línea de sucesión. Por lo tanto, esta maniobra, aunque atractiva en teoría para algunos, también choca con una barrera legal insalvable.
En cuanto a la posibilidad de que la Corte Suprema adopte una interpretación flexible de la Constitución para permitir un tercer mandato, este escenario es altamente especulativo. Aunque algunos sostienen que la Corte podría revisar la ley de manera más laxa, es muy poco probable que en el actual contexto, con la Corte Suprema de tendencia conservadora, se tomara una decisión que alterara las reglas establecidas de manera tan radical. La Constitución es clara, y cualquier intento de desafiarla tendría que pasar por una revisión judicial extremadamente cuestionada.
Incluso dentro del propio Partido Republicano, la idea de un tercer mandato para Trump es considerada por muchos como algo fantasioso. Figuras como Tom Cole, congresista republicano, han expresado que el tema ni siquiera merece ser discutido. La mayoría dentro del partido ve la cuestión como una especulación sin sentido, y el enfoque parece estar más en el futuro del partido que en tratar de modificar una norma constitucional que impide a Trump volver a ser presidente. En el Partido Demócrata, por supuesto, la idea de un tercer mandato de Trump es vista como un intento de socavar los principios democráticos, y se han alzado voces que advierten que cualquier movimiento en esa dirección sería una amenaza a la democracia estadounidense.
A pesar de todo esto, la realidad es que no hay ninguna vía legal que permita a Trump postularse para un tercer mandato. La Constitución se lo impide, y cualquier intento de eludir esa norma requeriría una reinterpretación jurídica sumamente forzada o una reforma constitucional casi imposible de lograr. La propuesta de un «Trump 2028» puede seguir siendo tema de especulación, pero en términos prácticos, sigue siendo una opción inviable. Sin embargo, la idea ha servido para mantener a Trump en el centro del debate político, reforzar su figura de líder excepcional y seguir desafiando las normas del sistema, tal como ha hecho a lo largo de su carrera.
*Para El Debate
