



Donald Trump es un blanco móvil. No se queda quieto. Es voluble y caprichoso, lo que lo hace extraordinariamente difícil de atrapar (intenten lanzarle un dardo a un tábano.) Dice una cosa hoy, otra mañana, algo completamente distinto al día siguiente. Cambia de opinión como Enrique VIII cambiaba de esposa.


Y, sin embargo, debemos juzgarlo y pedirle cuentas esta semana. Los «Primeros Cien Días» de una presidencia son un ritual analítico estadounidense. Este escrutinio orquestado es, en el caso de la mayoría de los presidentes, prematuro. Pero Trump nos ha dado un montón de material para digerir en muy poco tiempo. Así que aquí, en resumen, están los cinco errores más destacados de sus primeros 100 días y cinco de sus aciertos.
Los disparates
1– Aranceles: El exvicepresidente de Trump, Mike Pence, lo expresó mejor cuando escribió que sus aranceles propuestos serían «la mayor subida de impuestos en tiempos de paz en la historia de Estados Unidos, perjudicando a los consumidores e impulsando la inflación». Estos aranceles, continuó Pence, «pueden satisfacer una necesidad populista, pero la economía proteccionista no sustituye al conservadurismo con principios». Además, han contraído la economía y han enfurecido a muchos aliados fieles.
2– Canadá: Tras la prolongada mala administración de Justin Trudeau en el vecino del norte, los Conservadores estaban a punto de tomar el poder. En un momento dado, habría sido una locura apostar en su contra. Y entonces Trump intervino con una serie de declaraciones desmedidas y ofensivas que menospreciaban a Canadá como el estado número 51 de Estados Unidos, dándole al Partido Liberal un regalo del cielo. «El presidente Trump intenta quebrarnos para que Estados Unidos pueda dominarnos. Eso jamás ocurrirá», dijo el primer ministro entrante, Mark Carney. También debería haber dicho: «¡Gracias, Donald!».
3– Putin: El apoyo de Trump a Vladimir Putin y su trato insultante al ucraniano Zelenski han sorprendido y desconcertado a todo ser humano sensato en el Occidente. Un presidente que se presenta como un hombre fuerte, Trump parece disolverse en un estado de complicidad irresponsable en sus tratos con el dictador ruso. El punto más bajo se alcanzó con un tuit de Trump el 24 de abril, cuyo tono solo puede describirse como una súplica (o un balido): «No estoy contento con los ataques rusos en Kiev. Innecesarios, y en un muy mal momento. ¡Vladimir, PARA!»
4– Debido proceso (‘Due process’): Al intentar deportar a presuntos pandilleros latinoamericanos a una prisión en El Salvador —instalada para él por su amigo Nayib Bukele, el cacique de ese país— Trump está tomando libertades feas con el estado de derecho y el debido proceso, creando enfrentamientos con el poder judicial estadounidense y actuando de una manera impropia de un líder de una democracia.
5– Su gabinete: El gabinete de Trump es, posiblemente, el más débil, sórdido e incompetente de la historia moderna de Estados Unidos. Son ideólogos de MAGA hasta el último hombre, y populistas sin ningún aprecio por los valores conservadores tradicionales. Son personas a las que uno jamás invitaría a cenar a casa.
Los éxitos
1– El Departamento de Educación: La decisión de Trump de abolir el Departamento de Educación —establecido en 1980 por el presidente Carter, en violación de la Constitución de Estados Unidos, creen muchos conservadores— es una decisión audaz. Es una decisión que el presidente Reagan anhelaba, pero él nunca contó con la mayoría legislativa necesaria. El departamento ha contribuido más a perjudicar la educación estadounidense que a fomentarla, además de estar ubicado en la estructura más antiestética de Washington. ¿Demolerá Trump también el edificio? Oremos para que lo haga.
2– Inmigración ilegal: Si bien Trump aún no ha tomado medidas para cambiar las leyes en este asunto, su mera presencia en la Casa Blanca y la aplicación efectiva de los controles fronterizos existentes han bastado para reducir el flujo de inmigrantes ilegales a este país a un mínimo. El diluvio migratorio de Biden ha terminado. Europa podría seguir el ejemplo de Trump. Alzar la «vox» contra la inmigración ilegal reduce la inmigración ilegal.
3– Universidades: Trump ha castigado duramente a las universidades de élite, ordenando la congelación de importantes sumas de fondos públicos que subsidian a estas instituciones educativas privadas. Ha retenido fondos federales de Harvard (2.260 millones de dólares), Cornell (1.000 millones), Northwestern (790 millones), Brown (510 millones), Columbia (400 millones), Princeton (210 millones) y la Universidad de Pensilvania (175 millones). La queja de Trump se basa en la flagrante incapacidad de estas instituciones para abordar el antisemitismo en el campus.
4–Israel: Mientras países de todo el mundo vacilan en su apoyo al Estado judío en su guerra contra el terrorismo islamista, Trump se ha mantenido firme e inquebrantable en su abrazo al aliado más fiel de Estados Unidos en Oriente Medio. Con esto, reconoce que Israel es un bastión de los valores occidentales en una región vil (valores que él mismo a veces no encarna, cabe mencionar).
5– Pajitas y duchas: Este último punto se menciona en parte en broma y en parte para enfatizar lo difícil que es para muchos conservadores y liberales clásicos apoyar a Trump en asuntos de fondo. El 10 de febrero firmó una orden ejecutiva para acabar con el uso obligatorio de pajitas de papel en los establecimientos comerciales, poniendo fin a lo que él mismo ha llamado una «campaña irracional» contra las pajitas de plástico. También ha restaurado la grandeza de las duchas en Estados Unidos. Los cabezales de ducha «verdes» han sido una triste realidad en la vida estadounidense. Una orden ejecutiva del 9 de abril deroga las regulaciones implementadas durante la administración Obama que limitaban el flujo de agua de los cabezales. ¡Aleluya!
Pásenme el jabón…
*Para El Debate
**Tunku Varadarajan es analista de Norte América de El Debate. Escribe para la página editorial de The Wall Street Journal y es «fellow» del American Enterprise Institute.

