El Partido Liberal del primer ministro Mark Carney se impone en unas elecciones en Canadá marcadas por las amenazas de anexión y la guerra comercial de Trump

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El Partido Liberal del primer ministro Mark Carney se aseguró la victoria en las elecciones federales celebradas este lunes en Canadá y que estuvieron marcadas por las amenazas de anexión del presidente estadounidense Donald Trump y su guerra comercial.

Con más del 95% de los votos escrutados, los liberales se han hecho con el 43,4% de los sufragios, mientras que el Partido Conservador de Pierre Poilievre ha logrado el 41,5%.

Mientras, el 6,5% de los votos fueron al soberanista Bloque Quebequés, el 6,2% a los socialdemócratas del NDP y el 1,2% al Partido Verde.

Aún no está claro si el Partido Liberal se asegurará la mayoría absoluta en el Parlamento —al menos 172 escaños—, o si necesitará de una o más formaciones menores para formar gobierno.

"¿Quién está dispuesto a defender a Canadá conmigo?", dijo Carney en la madrugada de este martes ante sus partidarios en la sede del Partido Liberal en Ottawa, Ontario, durante el discurso en el que se proclamó vencedor.

"¿Y quién está preparado para construir un Canadá fuerte?", prosiguió, ante los vítores de los presentes. "Está bien, lo tenemos resuelto".

Los sondeos ya apuntaban a una ventaja para los liberales en la recta final de la campaña, tras meses mostrando a los conservadores a la cabeza, con hasta 20 puntos de diferencia.

El giro se dio a principios de 2025, cuando se sucedieron rápidamente una serie de eventos que trastocaron el panorama político canadiense: la renuncia de Justin Trudeau, el posterior nombramiento de Carney como líder de los liberales y primer ministro; y el regreso de Trump a la Casa Blanca con las consiguientes amenazas y aranceles.

Carney apenas esperó un mes tras ser nombrado primer ministro para convocar elecciones anticipadas y lanzar un órdago a Trump, clamando el fin de la "relación especial" que unió a ambos países durante décadas.

Con una larga carrera en la banca y las finanzas globales a la espalda pero novato en política, durante la campaña el líder de los liberales se presentó a sí mismo como la mejor alternativa para lidiar con el combativo presidente estadounidense y conducir el país a buen puerto a través de los problemas económicos y sociales que arrastraba ya de antes.

Su primer discurso tras ser confirmada la victoria no ha diferido mucho de sus palabras en campaña.

"Como he estado advirtiendo durante meses, Estados Unidos quiere nuestra tierra, nuestros recursos, nuestra agua", dijo Carney ante un público enardecido.

"El presidente Trump está tratando de quebrarnos para poder adueñarse de nosotros, pero eso nunca sucederá", agregó.

Y adelantó que él y el presidente estadounidenses discutirán "el futuro de dos naciones soberanas e independientes" en los próximos días.

También habló de su intención de fortalecer las asociaciones con otros países, incluidos los de Europa.

"Si Estados Unidos ya no quiere estar a la vanguardia del liderazgo mundial, Canadá lo estará", añadió.

Asimismo, advirtió que Canadá enfrentará desafíos difíciles, y que "los cambios importantes siempre generan preocupación", aunque aclaró que confía plenamente en su país.

"Porque Canadá es más que una nación: somos y siempre seremos una federación", agregó, y prometió que su gobierno trabajará "con todas las provincias y todos los territorios".

"No siempre somos perfectos, pero nos esforzamos por ser buenos", subrayó.

Minutos antes de su intervención, su principal rival compareció ante la prensa para felicitarle por su victoria.

"Tenemos que aprender las lecciones de esta noche para que podamos tener un resultado aún mejor la próxima vez que los canadienses decidan el futuro del país", dijo.

Una válvula de escape
"Estoy muy impresionado por la estabilidad y la seriedad del planteamiento de Mark Carney", le dijo a la BBC Mike Brennan, un votante de Kitchener, Ontario, mientras hacía fila para conocer el líder liberal en una cafetería en Cambridge, a una hora de Toronto.

Brennan, quien se describió a sí mismo como un "liberal de toda la vida", en un principio había renunciado a apoyar a la formación debido a su aversión por Trudeau.

Ejemplos como el suyo refuerzan la tesis de Shachi Kurl, presidenta del Instituto Angus Reid, una organización que estudia los cambios en la opinión pública del país.

Según le dijo a la BBC, la renuncia de Trudeau, quien fue volviéndose cada vez más impopular en la década que estuvo en el poder, supuso "abrir una enorme válvula para liberar presión".

"Todos los liberales enojados que estaban dispuestos a votar por el NDP (de izquierda) o los conservadores empezaron a unirse", le explicó Kurl a la BBC.

Y Trump, "el principal protagonista de estas elecciones", hizo que más canadienses que se consideraban liberales pero estaban descontentos y otros votantes progresistas decidieran apoyar a Carney.

"Las amenazas, el discurso sobre la anexión, todo ello se volvió un gran motivador para que los votantes de centro y de izquierda" acudieran a las urnas.

Un triunfo que fue posible, en parte, por Trump
Análisis de Anthony Zurcher, corresponsal para Norteamérica de la BBC

Se proyecta que Mark Carney y el Partido Liberal lograrán la mayoría en las elecciones canadienses, y parece que lo harán gracias a una gran ayuda por parte de Donald Trump.

El constante acoso del presidente estadounidense a su vecino del norte coincidió con un dramático cambio de fortuna para el Partido Liberal. Pero nadie debería esperar que los liberales le den las gracias o que Trump suavice su retórica, a pesar de que el mes pasado dijo que prefería un primer ministro liberal.

Por el contrario, el resultado más probable es que ahora venga más de lo mismo: más bromas mordaces sobre la posibilidad de que Canadá se convierta en el estado número 51 de Estados Unidos, más amenazas relacionadas con la guerra comercial en marcha y una mayor voluntad de poner en duda los lazos y acuerdos que unen a ambos países vecinos.

A pesar de que no parece que a Trump le disguste tanto Carney como su predecesor, el ex primer ministro Justin Trudeau, sus intereses políticos y los de Canadá parece que están destinados a seguir divergiendo.

Ya hay indicios de que Canadá está mirando hacia Europa como un socio más confiable que los EE.UU. de Trump, un movimiento que seguramente irritará al líder estadounidense.

A Carney le espera un reto formidable cuando se instale en el cargo tras un relativamente repentino ascenso en la política canadiense.

Tecnócrata experto en gestionar crisis
Carney tiene un currículum poco común para un político que debe dirigir una de las mayores economías del mundo.

Es el primer jefe del Ejecutivo de su país que no fue antes legislador. Tampoco ocupó ningún cargo gubernamental antes de suceder a Trudeau como primer ministro.

Sin embargo, cuenta con varios hitos en su carrera anterior.

Formado en Harvard y Oxford, fue el primer no británico en convertirse en gobernador del Banco de Inglaterra en los más de 300 años de historia de esa institución cuando asumió el cargo en 2013, en tiempos del Brexit.

Llegó a ello después de haber guiado a su país a través de la gran recesión de 2008 como gobernador del Banco de Canadá.

Esa experiencia en la gestión de crisis económicas internacionales se convirtieron en su mayor activo en la campaña electoral e hizo que su falta de experiencia en política no supusiera un inconveniente para quienes lo apoyaron.

También capitalizó su postura ante Trump, que resume bien el eslógan de su partido: Canadá fuerte.

"Sé que estos son tiempos oscuros. Tiempos oscuros traídos por un país en el que ya no podemos confiar", dijo en una ocasión Carney.

Así, su principal promesa de campaña fue ganar la guerra comercial impulsada por el mandatario del país vecino y mantener la economía canadiense a flote.

Aunque también dijo que limitaría el tamaño del gobierno federal, liberalizaría el comercio dentro de Canadá y "aseguraría las fronteras", en línea con una de las prioridades de Trump.

Por otra parte, hizo campaña a favor de la sostenibilidad medioambiental, aunque asumió una postura más moderada que Trudeau al eliminar el impuesto sobre las emisiones de carbono establecido por su precedesor.

Asimismo, abogó por convertir a Canadá en una superpotencia energética "limpia y convencional" y por acelerar la aprobación de grandes proyectos energéticos.

Carney se ha definido como "pragmático" al ser preguntado sobre posibles conflictos entre sus políticas energéticas y sus valores climáticos.

Fuente: BBC

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