Una oscura campaña online: cómo la extrema derecha británica fue usada para amenazar a exiliados de Hong Kong

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Mientras los disturbios sacudían el Reino Unido en el verano de 2024, una nueva amenaza empezaba a crecer, silenciosa y letal, en los márgenes de Internet. Según una investigación de The Guardian, se desplegó una campaña coordinada para instigar a grupos de extrema derecha británicos a atacar a exiliados hongkoneses que habían encontrado refugio en el país europeo.

La historia de Finn Lau, activista prodemocracia y refugiado en Londres, sintetiza el miedo y la presión constante que sienten estos opositores a Beijing. “Una mañana recibí un mensaje alertándome: publicaban no solo mi nombre, sino también las direcciones donde había vivido”, relató Lau en una entrevista reciente. “Sentí una puñalada de terror”, confesó al diario británico.

Las publicaciones que lo amenazaban circularon en X (ex Twitter) y en Telegram, plataformas utilizadas por sectores radicalizados. Eran mensajes en inglés torpe, repletos de errores gramaticales, que llamaban abiertamente a “visitar” a activistas como Lau y a Nathan Law, otro referente hongkonés que actualmente reside en el Reino Unido.

La investigación de The Guardian, en colaboración con la organización antirracista Hope Not Hate, detectó más de 150 mensajes provenientes de 29 cuentas diferentes en solo tres días de agosto del año pasado. Expertos de Graphika, una firma de análisis de redes sociales con sede en Nueva York, encontraron similitudes preocupantes entre esta campaña y anteriores operaciones de influencia atribuidas al Ministerio de Seguridad Pública de China.

Aunque desde la embajada china en Londres se apresuraron a desmentir cualquier tipo de injerencia —“La llamada ‘represión transnacional’ es pura invención”, afirmaron en un comunicado—, los datos recopilados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) pintan otra imagen. Según el equipo de China Targets, 105 víctimas en 23 países han sido identificadas como blancos de estas campañas de hostigamiento, una estrategia que combina el miedo físico con la manipulación digital.

“La seguridad nacional es la prioridad número uno de este gobierno”, advirtió Dan Jarvis, ministro de Seguridad británico, en diálogo con The Guardian, aunque reconoció que aún quedan enormes desafíos para contener este tipo de amenazas híbridas.

Entre las tácticas denunciadas aparecen el doxxing —la publicación de datos personales para fomentar ataques— y el uso de trolls para amplificar discursos de odio. En una escena digna de una novela de espionaje, una cuenta llamada “Declan Dene McFly” llegó a compartir mapas de ubicación con las direcciones de los activistas. “Sabían perfectamente lo que estaban haciendo”, sostuvo Nathan Law en una rueda de prensa reciente. “Su objetivo es sembrar miedo, dividir y quebrar nuestra resistencia”.

Law, de 31 años, es uno de los principales símbolos de la disidencia hongkonesa. Tras ser encarcelado en 2017 y exiliarse en 2020 luego de la promulgación de la Ley de Seguridad Nacional impuesta por Beijing, se transformó en una figura global: fue nominado al Premio Nobel de la Paz, incluido en la lista de las 100 personas más influyentes de Time y convocado por Joe Biden para una cumbre sobre democracia.

Pero su popularidad internacional no lo ha salvado del acoso. En 2023, su madre y su hermano fueron detenidos en Hong Kong en un aparente acto de represalia. Y tanto él como Lau figuran en una lista de “buscados” del régimen chino, con recompensas millonarias por información que conduzca a su captura.

“Esta campaña no busca solo intimidarnos a nosotros, reflexiona Lau, también busca enviar un mensaje a toda la diáspora: que nadie está realmente seguro”.

Según los analistas, el caso evidencia un patrón que va más allá de China. Grupos autoritarios, como los que orbitan alrededor de Rusia, han utilizado estrategias similares para fomentar el odio y la violencia dentro de las sociedades occidentales, aprovechando las fracturas internas.

En un país como el Reino Unido, aún sacudido por el Brexit, la crisis económica y los debates migratorios, la extrema derecha británica se convirtió en terreno fértil para este tipo de maniobras.

“Son los llamados ‘tontos útiles’ del autoritarismo extranjero”, advirtió Gregory Davis, de Hope Not Hate.

Aunque la policía británica asegura estar en máxima alerta, hasta ahora los hongkoneses amenazados no han visto avances en las investigaciones. “Vivimos en un estado constante de hipervigilancia”, admite Lau. “No dejo de mirar a mi alrededor cuando camino por la calle”.

La estrategia del régimen chino, según los expertos, no apunta únicamente a destruir a sus críticos exiliados. También busca moldear el relato global sobre China, desalentar la disidencia y, en última instancia, reconfigurar el orden mundial a su imagen y semejanza.

Como denunció Laura Harth, de Safeguard Defenders, “el objetivo no es solo silenciar voces, sino obligarlas a mirar hacia otro lado, a no atreverse a seguir luchando”.

Mientras tanto, para activistas como Lau y Law, la vida en el exilio sigue siendo una batalla diaria: contra el miedo, la soledad y la constante sombra de un enemigo que no respeta fronteras.

Fuente: Infobae

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