Keir Starmer y Emmanuel Macron cierran filas este jueves ante la retórica de Donald Trump y de Elon Musk en una cena en la residencia de Chequers, reservada normalmente para los grandes encuentros bilaterales. La cita se concretó días después de que el premier y el presidente francés arremetieran casi al unísono contra el multimillonario y propietario de X por sus interferencias en la política europea.
Starmer acusó a Musk de "diseminar mentiras y desinformación" por su contribución al escándalo de las bandas de explotación sexual en el Reino Unido. Macron le culpó de estar alimentando "la nueva internacional reaccionaria" e instó a otros líderes europeos a "defender la democracia".
El encuentro en Chequers tiene una alta carga simbólica, a 11 días de la toma de posesión de Trump como presidente y en la antesala de la reunión informal de líderes de la UE a la que Starmer ha sido invitado.
En unas breves declaraciones para la foto del encuentro, Starmer dijo que era "un privilegio" recibir a Macron y "una muestra evidente de nuestra habilidad para trabajar juntos".
Macron dijo por su parte que la cena en Chequers fue "una gran ocasión para hablar de las relaciones entre el Reino Unido y la Unión Europea y para debatir la situación crítica en Ucrania.
La guerra de Ucrania figura también muy alto en la agenda de ambos, ante el reto de coordinar una respuesta europea de apoyo a Kiev tras el ascenso de Trump. La regulación de la inteligencia artifical y la acción ante los gigantes tecnológicos norteamericanos figuraban también entre los asuntos prioritarios.
Desde su llegada a Downing Street en julio, Starmer se ha esforzado en cultivar una "relación especial" con el presidente francés, rubricada en su asistencia en noviembre en París al Día del Armisticio. El premier laborista ha prometido "resetear" sus relaciones con la UE y se dispone a renegociar el acuerdo del Brexit, de ahí su interés en reforzar sus lazos con París.
Macron ha pasado entre tanto por una tormenta política comparable a la del Reino Unido, con la moción de censura que forzó la dimisión de Michele Barnier como primer ministro, cinco meses después de unas elecciones que acentuaron la polarización política y el ascenso de la extrema derecha y la extrema izquierda.
La desestabilización de Trump
En declaraciones previas al encuentro, el secretario de Exteriores británico, David Lammy, reconoció que las declaraciones de Donald Trump "pueden ser desestabilizadoras". En referencia a sus intenciones sobre Groenlandia y el Canal de Panamá advirtió que la preocupación del presidente electo "puede estar relacionada con la seguridad económica" de Estados Unidos y con los retos de Rusia y China.
Lammy reiteró por su parte el compromiso del Reino Unido para seguir armando al ejérctio ucraniano y aseguró que "no hay evidencia" de la disposición del presidenfe Putin a sentarse en una mesa negociadora, pese a las promesas de Trump de intentar alcanzar un acuerdo de paz.
El encuentro entre Starmer y Macron se celebra sobre el trasfondo político del escándalo de las bandas de explotación de menores en el Reino Unido a raíz de los mensajes difundidos en X por Elon Musk desde el arranque del año, acusando directamente al premier de se un "cómplice de la violación del Reino Unido" por su falta de acción cuando estuvo al frente de la Fiscalía de la Corona entre el 2008 y el 2013
Starmer defendió enérgicamente su expediente ante los medios y en el Parlamento, donde se celebró un acalorado debate sobre el tema. Por 364 votos a 111, la mayoría laborista respaldó al premier y bloqueó la apertura de una nueva investigación nacional sobre el abuso de menores.
"Este es uno de los peores escándalos en la historia del Reino Unido", recalcó la líder del Partido Conservador, Kemi Badenoch. Starmer se remitió a la investigación realizada en el 2022 por la profesor Alexis Jay y recordó cómo ninguna de sus 20 propuestas fue puesta en marcha por los sucesivos gobiernos tories.
La polémica estuvo causada por la negativa de Jess Phillips, secretaria de Estado para la Salvaguarda de Menores, a abrir una nueva investigación nacional a raíz de los últimos casos de explotación sexual de menores en Oldham. Elon Musk aprovechó las circunstancias para arremeter contra Phillips y llamarla "apologista de la violación y del genocidio", removiendo de paso uno de los temas recurrentes de la extrema derecha, que acusa a los grandes partidos de haber ocultado la gravedad del problema en el nombre de lo políticamente correcto para no agravar las tensiones raciales (un gran número de incriminados en las bandas de explotación sexual son hombres de origen paquistaní).
Fuente: El Mundo