





Existe una gran duda en la comunidad internacional sobre si Donald Trump escogió un pretexto para acabar de una vez por todas con la dictadura de Maduro y permitir que Edmundo González Urrutia asuma el poder, como legalmente le corresponde. Las próximas horas serán decisivas. Ojalá se termine de una vez por todas con el dominio del conjunto de delincuentes asesinos que hoy gobiernan ilegítimamente Venezuela.


Estados Unidos ha ordenado el despliegue de un escuadrón anfibio en el sur del Caribe, según informó Reuters. Esta acción forma parte de la estrategia del presidente Donald Trump para contrarrestar las amenazas de los cárteles de droga latinoamericanos, según fuentes anónimas.
Los buques USS San Antonio, USS Iwo Jima y USS Fort Lauderdale se situarán frente a las costas de Venezuela, comenzando este domingo. Estas embarcaciones transportan aproximadamente 4,500 efectivos, incluidos 2,200 marines. Aunque no se han detallado los objetivos específicos de la misión, se ha indicado que la operación está dirigida a abordar las amenazas a la seguridad nacional relacionadas con organizaciones catalogadas como "narco-terroristas".
La Casa Blanca también confirmó el envío de submarinos nucleares, aviones de reconocimiento P8 Poseidon, destructores y al menos un barco de guerra con misiles a la región. La portavoz presidencial, Karoline Leavitt, afirmó que el presidente Trump “está preparado para frenar el narcotráfico” y culpó al régimen de Nicolás Maduro de dirigir el denominado “Cartel de los Soles”.
Esta semana, CNN citó fuentes del Departamento de Defensa que apuntaron que la operación tiene como principal objetivo combatir el narcotráfico y reforzar la presencia estadounidense en áreas clave de tránsito de drogas hacia su territorio. La nueva estrategia de la Administración Trump implica el uso de recursos militares para detener la entrada masiva de drogas a Estados Unidos.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, subrayó en una carta la ampliación de las competencias del Ejército estadounidense, que ahora incluyen el sellado de fronteras y la lucha contra el tráfico de drogas y personas.
Como respuesta, el régimen cubano denunció la presencia militar estadounidense, acusándola de ser parte de una "agenda corrupta" y solicitando el respeto por la región como "zona de paz". Desde Venezuela, el gobierno de Maduro movilizó a millones de milicianos en un "plan de paz" para enfrentar posibles amenazas externas, advirtiendo que las acciones de Estados Unidos podrían desestabilizar la región.
Las acusaciones de Washington contra Maduro se han intensificado en las últimas semanas. La Fiscalía y la DEA han vinculado al presidente venezolano con la incautación de 30 toneladas de cocaína y han confiscado activos valorados en más de 700 millones de dólares.
A principios de este mes, Estados Unidos aumentó a 50 millones de dólares la recompensa por información que conduzca a la captura de Maduro. Este reciente despliegue militar y el aumento de las tensiones generan un contexto complicado para la cooperación regional y la estabilidad del Caribe.






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