


La única arma del kirchnerismo: usar el Congreso y las causas nobles para la campaña impúdica de romper todo
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La oposición al gobierno de Javier Milei tiene serios problemas. Sin renovación de dirigentes, hasta los intendentes peronistas deberán salir a competir como «candidatos testimoniales» en todas las secciones electorales de la provincia de Buenos Aires el 6 de septiembre. En el orden nacional, la cosa no está mejor. Aunque todavía no son claras las candidaturas para octubre, los partidos tradicionales no pueden levantar cabeza de los golpes recibidos. El kirchnerismo, con su máxima referente en prisión domiciliaria y con un expresidente impresentable, tampoco puede mostrar nuevas caras más allá de Sergio Massa, Juan Grabois, Máximo Kirchner o Guillermo Moreno.


Con las encuestas y la coyuntura en contra (y con un gobierno que pudo empezar a cumplir sus promesas de campaña respecto al ordenamiento macroeconómico), la oposición encontró una veta para golpear sistemáticamente hasta las elecciones: votar cualquier tipo de cosa en el Congreso para buscar romperle el ordenamiento fiscal al Poder Ejecutivo. Cualquier excusa «buenista» es válida: el Hospital Garrahan, las jubilaciones, los fondos para discapacitados, los recursos para las universidades (que a la vez se niegan a ser auditadas). Todo sirve en la búsqueda de las dos finalidades más cortoplacistas: conseguir un titular en los portales que denote debilidad en el oficialismo y obligar al presidente a vetar lo que ya anunció que vetaría y a especular con que se rompa alguna alianza eventual para no poder llegar a sostener los vetos.
Nada tienen que ver los jubilados, ni las universidades ni los discapacitados. Se trata de la ventana de oportunidad que encontró el kirchnerismo para pegar de aquí a las elecciones de octubre.
«Perdimos todas», se lamentó esta mañana el jefe de Gabinete, Guillermo Francos. “Estamos en una etapa preelectoral, donde el kirchnerismo se aprovechó de la situación electoral para conseguir el apoyo de otros legisladores como el radicalismo o la Coalición Cívica y hacer un poco de demagogia”, resaltó el experimentado funcionario del gobierno de Javier Milei en una entrevista radial esta mañana.
Por su parte, el titular de la Cámara baja, Martín Menem, lamentó el respaldo que le dieron el resto de los bloques al kirchnerismo. En este sentido, el diputado resaltó que esta actitud no es en contra de un gobierno, sino del país. «Es básicamente odiar a la Argentina», aseguró el riojano desde sus redes sociales.
¿Logrará la oposición kirchnerista, a base de titulares en los medios y proyectos irresponsables, doblegar al gobierno en las elecciones legislativas nacionales de octubre? Aunque la respuesta a esto es todo un misterio, lo cierto es que el peronismo parece no tener otra estrategia ni otra arma a la que apelar.
De esta manera, toda la política comienza su batalla contra el reloj. La oposición buscará dar la mayor cantidad de cachetazos antes del día de las elecciones y el oficialismo buscará ganar todo el tiempo posible para reducir el número de votaciones adversas, apelando siempre al veto y a eventuales judicializaciones, como por ejemplo con la última votación irregular en el Senado.
Sin embargo, es la opinión pública la que decidirá quién gana la batalla. En octubre se renueva media Cámara de Diputados y un tercio del Senado. La Libertad Avanza es la fuerza que pone menos bancas en juego, ya que debutó con dos en 2021. Para el oficialismo será todo ganancia, pero necesita una victoria contundente. Así que, por los próximos tres meses, todo en Argentina será circo y demagogia por un lado y resistencia del otro.
Fuente: PanamPost



