Yasser Abu Shabab, de prisionero de Hamás a desafiar su poder con la ayuda de Israel

MUNDO Andrea Polidura*
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siguiendo un viejo dicho popular, «el enemigo de mi enemigo es mi amigo», Israel ha aplicado esta teoría en la franja de Gaza para desafiar el poder de Hamás. Sin ir más lejos, el pasado mes de junio, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, reconoció que su país estaba armando a clanes del sur de la Franja. Se trata, en concreto, de un grupo autodenominado Fuerzas Populares de Gaza, liderado por Yasser Abu Shabab, quien se ha granjeado el apodo de «el agente israelí», mientras que para los simpatizantes de Hamás es visto como un traidor.

La confirmación de Netanyahu llegó tras las declaraciones de varios exministros, como el de Defensa, Avigdor Lieberman, y fuentes de seguridad que acusaron a estas milicias de saquear y atacar los camiones con ayuda humanitaria. El primer ministro hebreo defendió entonces su política en Gaza y se preguntó, en un breve vídeo publicado en sus redes sociales: «¿Qué hay de malo en esto? Solo salva la vida de soldados israelíes». En este sentido, denunció que «publicitarlo solo ayuda a Hamás».

Desde entonces, la figura de Yasser Abu Shabab, de 32 años, ha copado las portadas de los principales medios israelíes e, incluso, ha llegado a conceder entrevistas, como a la radio árabe Makan, perteneciente a la nacional israelí Kan, o al portal de noticias Ynet. En sus entrevistas, este gazatí, miembro de la reconocida tribu beduina de los Tarabin, asentada en la sureña ciudad de Rafah, criticó abiertamente la crueldad de Hamás en la Franja. «Hamás planeó, implementó y llevó a cabo la tragedia del 7 de octubre sin ninguna consideración por la desafortunada gente que vive en Gaza», declaró a Ynet.


 
 
 

 
Abu Shabab cuenta que desde hace unos años se había asentado en la península del Sinaí, en Egipto y frontera con la Franja, pero que tras los ataques terroristas contra el sur de Israel decidió volver al enclave. El líder de las Fuerzas Populares de Gaza denuncia que su oposición a Hamás les ha costado la vida a 52 miembros de su clan, incluido su hermano. Él mismo se encuentra en la mira de la organización islamista que gobierna de facto en la Franja. De hecho, es un viejo conocido de Hamás, ya que estuvo en una de sus cárceles acusado de delitos de robo y tráfico de drogas en octubre de 2023. Entre los apoyos con los que cuenta Abu Shabab están, según su versión, la Autoridad Nacional Palestina (ANP) e Israel. 

El beduino confirmó lo que ya era un secreto a voces: que su milicia, Fuerzas Populares de Gaza o como también les gusta llamarse «Servicio Antiterrorista», actúa con el beneplácito del Ejército israelí, con el que se coordina a diario en zonas de combate. «Por supuesto, siempre que el objetivo sea apoyar y respaldar, nada más», afirmó. En este sentido, aclaró que cuando se disponen a realizar alguna misión –sin concretar de qué tipo– «solo informamos [a los soldados israelíes], nada más. Pero el trabajo militar lo realizamos nosotros» y recordó que su grupo está presente «en una zona bajo control total del Ejército israelí».

Abu Shabab defiende que su principal objetivo es acabar con la «corrupción» y la «injusticia» de Hamás. Según el beduino, que tuvo que trasladarse a la zona humanitaria de Al-Mawasi, en la costa de Gaza, la milicia islamista «se lo apropiaba todo para su gente. Si quedaba algo para la gente común, lo tomaba; si no, seguía con hambre. Decidí que era imposible permanecer en silencio. Empecé a detener camiones, a tomar la comida y a distribuirla. Lo hice durante meses. Hamás me buscaba, pero tenía la conciencia tranquila porque alimentaba a niños y mujeres».

Sin embargo, sobre la figura de este nuevo líder gazatí, que trata de situarse como la alternativa a Hamás, se ciernen muchas sombras. Entre ellas, su grupo, Fuerzas Populares de Gaza, formado por un contingente de entre 100 y 300 efectivos armados, también ha sido acusado de robar ayuda humanitaria, así como de vínculos con grupos terroristas como el Estado Islámico. Abu Shabab niega todas estas acusaciones y asegura que su lucha contra Hamás seguirá incluso si Israel acepta un alto el fuego en la Franja. De hecho, su liderazgo puede servir para los planes que el Gobierno de Benjamin Netanyahu tiene para el enclave una vez termine la guerra.

Israel pretende concentrar en el sur de la Franja, concretamente sobre las ruinas de Rafah, de donde es natural Abu Shabab, a unos 600.000 gazatíes, según informó la agencia de noticias Reuters y posteriormente confirmó el propio ministro de Defensa israelí, Israel Katz, quien ya habría dado instrucciones al Ejército para que empiece a implementarlo. Así, la idea expuesta por el país hebreo plantea la construcción de campamentos donde la población gazatí podría «residir temporalmente, desradicalizarse, reintegrarse y prepararse para reubicarse si así lo desea». Esta hoja de ruta tiene como base la propuesta del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de construir la «Riviera de Oriente Próximo», y que supondría el traslado forzoso de los 2,3 millones de gazatíes.

*Para El Debate

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