Netanyahu logra salvar su Gobierno a cambio de un pacto que presuntamente debilitará el Ejército

ISRAEL Hugo Marugán*
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En una sesión parlamentaria que se ha prolongado hasta la madrugada del jueves, el Gobierno del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha logrado sobrevivir a la votación preliminar para disolver la Knéset —el Parlamento israelí— que planteó la oposición y que amenazaba con tumbar al Ejecutivo. Finalmente, la votación apenas contó con 51 votos favorables y 63 en contra —se necesitaban 61 para sacarla adelante—, por lo que Netanyahu se asegura su supervivencia por varios meses más.

Pese a que la coalición gobernante de Netanyahu posee una mayoría de asientos parlamentarios, dos de los partidos que forman la misma, Shas y Judaísmo Unido de la Torá, habían amenazado en varias ocasiones con sumarse a la votación de disolver el Parlamento si Netanyahu no aprobaba un plan de exención militar para la comunidad ultraortodoxa. Sin embargo, finalmente, ambas formaciones han votado mayoritariamente en contra de la disolución de la Knéset. «Me complace anunciar que, tras largas discusiones, hemos llegado a acuerdos sobre los principios en los que se basará el proyecto de ley», declaró Yuli Edelstein, presidente del Comité de Asuntos Exteriores y Defensa de la Knéset, en un comunicado.

A pesar de que todavía no han trascendido los detalles del acuerdo, se presupone que, si finalmente las dos formaciones han dado su brazo a torcer es porque Netanyahu les ha prometido avances en su gran deseo: una exención militar para la comunidad ultraortodoxa, una propuesta que lleva meses bloqueada en el Parlamento por las diferencias en la coalición gobernante sobre su alcance y los mecanismos para hacerla cumplir.

En junio de 2024, ya enfrascados en plena guerra con Hamás, el Tribunal Supremo de Israel ordenó al Ejército comenzar a alistar a los ultraortodoxos, una vez expirada la disposición temporal que permitía las exenciones, lo que obligó al Gobierno a poner en marcha una propuesta de ley para mantener gran parte de dichas exenciones con el fin de garantizar su supervivencia.

Los líderes religiosos ultraortodoxos consideran que la dedicación a tiempo completo a los estudios religiosos es sacrosanta y que el servicio militar es una amenaza para el estricto estilo de vida religioso de los estudiantes. Por otra parte, en una situación militar tremendamente compleja, enfrascados en conflictos con Hamás, Hezbolá, los hutíes o Irán, el Gobierno israelí se ha visto obligado a extender la duración del servicio militar obligatorio y a movilizar a decenas de miles de reservistas para mantener su ofensiva. Si cede a las exigencias de los ultraortodoxos, también estaría renunciando a engrosar las listas de su Ejército en tiempos de guerra.

Israel, que no ha celebrado elecciones desde que comenzó el conflicto con Hamás en octubre de 2023, se asegura mantenerse en esa posición varios meses más, como máximo hasta finales de 2026, cuando están programadas los próximos comicios.

*Para El Debate

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