
Quién era Hossein Salami, el comandante que transformó a la Guardia Revolucionaria en un actor regional del terrorismo
MUNDO



El ataque de precisión llevado a cabo por Israel este viernes en Teherán provocó la muerte del comandante en jefe del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), Hossein Salami, figura central del aparato de represión y expansión militar del régimen iraní. La noticia fue confirmada por medios oficiales iraníes como Tasnim.


La ofensiva israelí se inscribió en una serie de bombardeos dirigidos a instalaciones estratégicas, entre ellas infraestructuras relacionadas con el programa nuclear y de misiles balísticos iraní, así como centros de comando vinculados al desarrollo armamentístico del régimen. El operativo también eliminó a otros altos mandos y científicos implicados en actividades militares encubiertas.
Nacido en 1960, en la ciudad de Golpayegan, provincia de Isfahán, Salami se integró a las filas del CGRI tras el triunfo de la Revolución Islámica. Dejó sus estudios de ingeniería para unirse a la guerra Irán-Irak, conflicto que sirvió como escuela para los cuadros que luego consolidarían el poder militar dentro del régimen.
Salami participó en operaciones internas contra disidencias kurdas y ocupó posiciones en divisiones clave como la 25 de Karbala y la 14 de Imam Hossein, ambas asociadas a algunas de las ofensivas más sangrientas del conflicto.
Durante más de cuatro décadas, su carrera lo llevó desde la academia militar del CGRI hasta el mando de la Fuerza Aérea, donde supervisó el desarrollo de misiles de largo alcance y drones de ataque, herramientas que han sido utilizadas por Irán y sus aliados para desestabilizar a países vecinos. En 2019, el líder supremo Ali Khamenei lo designó comandante en jefe de la Guardia, en un momento de máxima tensión con Estados Unidos y poco después de que el CGRI fuera oficialmente clasificado como organización terrorista por Washington.
Vínculos con grupos armados y amenazas directas contra Israel
Salami personificó la estrategia regional del régimen iraní basada en la guerra por delegación. Bajo su mando, el CGRI consolidó sus vínculos con Hezbollah en Líbano, los hutíes en Yemen, la Yihad Islámica Palestina y, más recientemente, con Hamas en la Franja de Gaza.
A través del suministro de armas, entrenamiento y recursos, Irán ha sostenido una red de milicias responsables de atentados y ataques contra civiles en Medio Oriente.
Con un discurso abiertamente hostil, Salami profirió amenazas constantes contra Israel, al que prometía “destruir” con misiles. Su lenguaje era reflejo de la doctrina del CGRI: un proyecto ideológico-religioso que utiliza el terror como herramienta política. Estas acciones le valieron sanciones internacionales por su implicación en violaciones de derechos humanos, proliferación de armas y apoyo al terrorismo.
En la invasión rusa a Ucrania, Salami también desempeñó un papel activo en la coordinación con Rusia. Bajo su liderazgo, Irán suministró drones kamikazes que fueron utilizados por Moscú contra objetivos civiles en territorio ucraniano, profundizando su alineamiento con potencias hostiles a Occidente.
La eliminación de Hossein Salami supone un revés de primer orden para la jerarquía militar iraní. Su muerte no solo deja un vacío dentro del CGRI, sino que representa un golpe directo al corazón del aparato militar responsable de expandir la influencia iraní por medios violentos.
En un contexto de creciente presión internacional contra Teherán y de intensificación de los ataques de sus aliados contra Israel, su desaparición podría generar una fractura interna o acelerar nuevas represalias.
Para Israel, esta operación representa un paso estratégico en su defensa frente a la amenaza que representa el régimen iraní. El ataque no solo desarticula parte de la cadena de mando del CGRI, sino que transmite un mensaje claro: las estructuras militares y quienes las lideran no están fuera del alcance.
La figura de Salami, al servicio de una política de confrontación, represión y expansión regional, se extingue en un momento en el que el régimen enfrenta un aislamiento creciente y una resistencia cada vez más firme tanto dentro como fuera de sus fronteras.
Fuente: Infobae
