



China espía a Estados Unidos desde bases militares instaladas en Cuba a sólo noventa millas, unos 153 kilómetros, de Florida. No es especulación, hay evidencias. El régimen de Xi Jinping cuenta con cuatro instalaciones de inteligencia en la isla, tres de ellas ubicadas en Bejucal, Wajay, Calabazar, cerca de La Habana, y una más en El Sala’o, al este de la capital caribeña.


Todas están identificadas “positivamente”. Además no sólo espían sino también recopilan información omnidireccional, lo que significa que otros países están implicados, de acuerdo con revelaciones hechas ante la Cámara de Representantes de Estados Unidos por parte de Ryan Berg, quien funge como director del programa para América Latina del Centro Estratégico de Estudios Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés), así como también Leland Lazarus, director del programa de Seguridad Nacional del Instituto Gordon y Andrés Martínez, analista político del Centro Allison para la Seguridad Nacional.
Sus pesquisas arrojan que la infraestructura de China en Cuba es amplia. Incluye la operatividad de escáneres aeroportuarios y equipos de vigilancia en sedes deportivas y aduaneras, sistemas que permiten “acceso privilegiado a flujos de datos sensibles” a Pekín.
“China ha encontrado el camino para desplegar su arsenal de espionaje, vigilancia digital y competencia marítima”, afirmó Berg en la audiencia pública que ratificó la presencia de una alianza estratégica entre China y Cuba para espiar blancos civiles y militares estadounidenses.
Laboratorio perfecto
Lazarus, Berg y Martínez coinciden en que Estados Unidos es “un blanco móvil” del gigante asiático. Aseguran que la isla bajo el régimen castrocomunista “es una cabeza de playa estratégica” desde la cual el Partido Comunista Chino despliega “un manual de espionaje del siglo XXI” mediante infraestructura portuaria, vigilancia espacial y el autoritarismo digital en La Habana, condiciones que posicionan a Cuba como “el laboratorio perfecto para China”.
Los testimonios de los tres expertos confirman las sospechas de operaciones de vigilancia e inteligencia surgidas a raíz de la filtración del proyecto 141, un acuerdo de seguridad militar pactado entre La Habana y Pekín en 2019, diseñado por el Ejército Popular de Liberación de China con el propósito de aumentar el apoyo logístico de regímenes aliados, para así interceptar las comunicaciones.
Ello propició que la Universidad Internacional de Florida elaborara un Panel de Actividades Chinas en Latinoamérica para rastrear sus movimientos casi en tiempo real. La plataforma “mapea todo, desde puertos de uso dual y estaciones de escucha de inteligencia de señales hasta empresas de tecnología nuclear que expanden discretamente la presencia operativa de China en la región”, detalló Lazarus.
Hasta ahora, la información recabada de imágenes satelitales y otras herramientas de código abierto arrojan la existencia de una clara infraestructura de seguridad física en Cuba que incluye puestos de guardia, cercas perimetrales, insignias militares, etc.
Agenda en el hemisferio
Para Andrés Martínez Fernández, analista político del Centro Allison para la Seguridad Nacional, la presencia de las instalaciones de recopilación de inteligencia chinas en Cuba se acelera y con ello, aumenta la amenaza para la seguridad estadounidense y hemisférica, debido a la capacidad china para penetrar las agencias e instituciones de seguridad.
Al respecto, asegura que “la influencia de Pekín se ha extendido rápidamente a las esferas políticas clandestina y militar”. Sus estudios indican que el régimen de Xi Jinping utiliza las embajadas de Antigua y Barbuda en Bahamas y más allá como centros de inteligencia activos para China.
Sin embargo, el control sobre puertos y otras infraestructuras para acelerar el movimiento de buques de guerra, recursos militares o atacar directamente activos y cadenas de suministro estadounidenses es el riesgo de mayor preocupación para Washington.
Mientras, el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, vocifera que las acusaciones de espionaje de fuerzas militares de China en el país antillano son infundadas. Desde su perfil en X acusó a «tanques pensantes, medios de prensa y políticos anticubanos de escasa credibilidad» de «reciclar falsas acusaciones sobre inexistente presencia de bases militares de China en Cuba».
Fuente: PanamPost




Habemus papam: Robert Prevost. Leon XIV, cardenal de Estados Unidos y de ascendencia española




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