



Se calcula que más de 160.000 soldados rusos han muerto desde que comenzó la invasión contra Ucrania en febrero de 2022, según el portal Meduza, con sede en Letonia. El Gobierno de Vladímir Putin se niega a divulgar cifras de manera oficial, pero si algo han demostrado estos tres años de guerra, es que las pérdidas han sido innumerables en ambos frentes.


Por eso desde Moscú buscan continuamente reclutar soldados y otros civiles que puedan ser útiles. Aquí es donde vale destacar el nombre de Alabuga Start, descrito en su sitio web como un “programa de reubicación a Rusia para obtener experiencia laboral”. Nada más lejos de la realidad. Investigaciones demuestran que las mujeres que se suman al programa terminan convirtiéndose en mano de obra esclava para la fabricación de drones usados en la guerra.
Alabuga Start promociona un programa de dos años para mujeres jóvenes. Aseguran que en 2024 emplearon a personas de 44 Países, “como Mozambique, Colombia, Malí, Lesoto, Zimbabue, República Democrática Del Congo, Sri Lanka, Etc”. No obstante, las fotografías, promesas de una mejor calidad de vida y supuestos testimonios públicos de las participantes dista mucho de la realidad. Terminan aisladas en una fábrica en condiciones laborales precarias y expuestas a químicos que “les dejaban marcas en la piel similares a la viruela y picazón”.
“Mujeres esclavizadas”
Los precedentes del reclutamiento forzoso a manos de Rusia fueron reseñados por la agencia Associated Press a finales del año pasado. Moscú puso parte de la producción de armas clave “en las manos inexpertas de unas 200 mujeres africanas que trabajan junto a estudiantes vocacionales rusos de hasta 16 años en la planta en la Zona Económica Especial de Alabuga en la región de Tartaristán, a unos 1000 kilómetros al este de Moscú”, indicó la investigación.
Desde entonces, el mundo conoció un lado del que poco se habla en la guerra y que va en consonancia con las ansias de Putin para salir vencedor del conflicto para anexarse territorios ucranianos. Así, una de las participantes que accedió a hablar reveló que bajo el programa, las mujeres africanas son “maltratadas como burros, siendo esclavizadas”.
Ahora, averiguaciones de Bloomberg van más a fondo, revelando más del modus operandi para captar jóvenes. Después de enviar un formulario, un representante de Alabuga Start se pone en contacto a través de Whatsapp con la interesada. “Le pidió que jugara un juego para evaluar sus habilidades comerciales. Luego la enviaron a la embajada rusa, donde pagó unos 80 dólares por una visa”.
Alabuga Start en Argentina
Putin quiere ganar la guerra a toda costa. Lo demuestran sus exigencias ante el Gobierno de Donald Trump, su alianza con Corea del Norte y el hecho de que el 1 de abril activó una convocatoria para reclutar soldados. El ejército ruso espera sumar a sus filas 160.000 hombres en edad militar de entre 18 y 30 años. Eso lo convierte en la mayor convocatoria de este tipo desde 2011.
Volviendo al caso del reclutamiento forzoso a través de Alabuga Start, la amenaza que este representa para captar jóvenes se expande incluso al sur de América Latina. Basta ver titulares publicados sobre dos influencers argentinos que promocionaban en sus redes sociales “una empresa que buscaba mujeres entre 18 y 22 años para trabajar en Rusia”.
El programa afirma que cada participante “comienza su trayectoria profesional con 860 dólares. Tras completar el programa, las chicas pueden ganar hasta 1.780 dólares”. Pero una vez en suelo ruso comienza la pesadilla: pasajes aéreos, costo de su alojamiento, clases de ruso y atención médica se deducen de los salarios. Una vez en la fábrica, son vigiladas con cámaras y expuestas a jornadas esclavizantes, de acuerdo con las investigaciones.
Fuente: PanamPost
