Las investiduras de Maduro y Trump, dos pruebas de fuego para Petro

MUNDOAgencia 24 NoticiasAgencia 24 Noticias
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La diplomacia colombiana no deja de hacer malabares en un enero convulso. Con escasos días de diferencia, el vecino más cercano y el principal socio de Colombia someterán a sendas pruebas de fuego el liderazgo internacional al que siempre ha aspirado Gustavo Petro. Este viernes, será la posesión presidencial en Venezuela después de que Nicolás Maduro se atribuyó el triunfo en las elecciones de hace un semestre sin mostrar ninguna evidencia creíble de ese resultado, ante el repudio del creciente número de países que considera al opositor Edmundo González el presidente electo –el rotulo con el que fue recibido por Joe Biden este lunes en la Casa Blanca–. Apenas diez días más tarde, el republicano Donald Trump, en las antípodas ideológicas de Petro, jurará por segunda ocasión como presidente de Estados Unidos. Las dos investiduras dejan a contrapié a la política exterior del primer Gobierno nítidamente de izquierdas de la Colombia contemporánea.

Los ojos del mundo observan con lupa el desarrollo de los acontecimientos en Caracas. La oposición ha demostrado, con más del 85% de las actas electorales en mano, que Edmundo González dobló en votos al heredero de Hugo Chávez. Las críticas arrecian contra la burla a la voluntad popular que ha puesto en marcha Maduro. Pero ningún otro país se juega tanto como Colombia en su política exterior hacia la República Bolivariana, un vecino incómodo con el que comparte una porosa frontera de 2.200 kilómetros e intercambios de todo tipo. Colombia es también el principal receptor de la diáspora, con cerca de tres millones de venezolanos en su territorio. El inminente conflicto diplomático obliga a Bogotá a buscar un equilibrio difícil de sostener en el tiempo para no quemar del todo los puentes con el chavismo, que además es garante en las negociaciones de la paz total con la guerrilla del ELN y las disidencias de las extintas FARC. Petro camina en arenas movedizas.

Aunque Bogotá le ha pedido en más de una ocasión a Caracas respetar el derecho internacional, sus críticas han sido tímidas. La oposición interna fustiga sin tregua a Petro por no condenar con contundencia al régimen de Maduro. La Cancillería ha insistido en que no habrá reconocimiento de ganador alguno sin actas electorales, pero tampoco ruptura de relaciones, mientras que el propio Petro ha dicho que “en su debido momento” decidirá si asiste o no a la toma de posesión. El tiempo se agota sin anuncio a la vista, y por lo pronto se da por descontado que Colombia estará representada por el embajador en Caracas, Milton Rengifo, una presencia similar a la que se anticipa para México y Brasil. En una encuesta reciente de Cifras y Conceptos, el 90% de los consultados se mostró en desacuerdo con que el Gobierno colombiano reconozca a Maduro, una figura ampliamente repudiada.

El canciller, Luis Gilberto Murillo, ha defendido las posturas diplomáticas de Colombia frente a la lluvia de críticas provocadas por el fallido intento de mediar por una salida negociada, un esfuerzo conjunto con el brasileño Lula que se diluyó sin resultados concretos. “Nuestra posición ha sido clara, consistente y coherente con nuestra defensa de la democracia. Hemos dicho: no hubo actas, no hay reconocimiento. Así de sencillo. Respetamos la soberanía de Venezuela, pero las actas son fundamentales. Nuestra relación es de Estado a Estado”, dijo Murillo el mes pasado en una entrevista con este periódico. Ante el llamado del Congreso para reconocer a Edmundo González, recordó que la política exterior es competencia del presidente.

La investidura de Trump, el 20 de enero, es otro oscuro nubarrón en el horizonte de la diplomacia de Colombia, considerado el principal socio de Washington en la región. Los frentes en los que Petro puede chocar con el magnate republicano son múltiples. El paso de migrantes por la selva del Darién que marca la frontera con Panamá, en camino a Estados Unidos; la estrategia frente a la crisis poselectoral en Venezuela y los niveles récord de cultivos de coca en Colombia se anticipan desde ya como potenciales focos de tensión.

El colombiano es, entre otras, un abanderado de la lucha contra el cambio climático, como se encargó de recordar este domingo. “Si Trump decide no cumplir los acuerdos energéticos para detener la crisis climática, no solo llevará a su país al atraso tecnológico, algo parecido a Alemania, sino que acelerará los conflictos violentos por el petróleo y llevará a la humanidad a vivir peores catástrofes de las hasta ahora vividas”, advirtió Petro en X, donde suele ser muy vocal en sus opiniones. “Espero que sepa entender el Gobierno de Colombia, un Gobierno decidido a la transición energética”, apuntilló.

Ya en diciembre se había lanzado contra Trump en las redes sociales al salir en defensa de la soberanía de Panamá, ante la amenaza del estadounidense de “recuperar” el Canal cuando regrese al poder. “El presidente Trump se ha equivocado y contradicho”, escribió entonces. “Si no quiere miríadas pasando el Darién, incrementadas por millones desde Panamá hasta México, debe entender que dependerá de la prosperidad y libertad de nuestros pueblos”, añadió en un emotivo mensaje que hacía referencia a los migrantes. Los malos augurios para las relaciones bilaterales se han visto acentuados por la designación como secretario de Estado del senador Marco Rubio, un viejo crítico de Petro muy duro en sus posturas, entre otras, hacia el régimen chavista de Venezuela.

Colombia insistirá en buscar un acuerdo para Venezuela en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU
La violación sistemática de derechos humanos en Palestina, la libertad del expresidente peruano Pedro Castillo y la búsqueda de una salida para la crisis venezolana serán las tres prioridades de Colombia en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, donde ocupa por primera vez un asiento desde el 1 de enero y por los próximos tres años. Así lo anunció el presidente Gustavo Petro este fin de semana, en un mensaje que se hizo eco de tres de sus mayores obsesiones en política exterior. El mandatario incluso rompió relaciones con Israel, al que acusa sin ambages de cometer un genocidio en la Franja de Gaza. Su defensa irrestricta de Castillo, que para la mayoría de la comunidad internacional intentó perpetrar un autogolpe, ha provocado una ruidosa crisis en las relaciones con Perú. Sus críticos además la recuerdan la incoherencia de condenar la detención de Castillo como un golpe de Estado mientras es mucho más tímido al momento de calificar la crisis poselectoral de Venezuela. “Buscaremos un acuerdo político en Venezuela para garantizar derechos y libertades de su ciudadanía”, señaló Petro en su mensaje sin entrar en mayores detalles.

Fuente: BBC

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