
El Louvre está cerrado, pero su corazón vibra por las reformas
Como el museo está cerrado por la COVID-19, los funcionarios están ejecutando una gran restauración y labores de limpieza.
ACTUALIDAD - CULTURA


PARÍS — Desde su vitrina a prueba de balas en el Museo del Louvre, la sonrisa de la Mona Lisa se encontró con un público inusual en una mañana reciente: el vacío. La galería en la que turbas de visitantes se apiñaban para verla día tras día estaba despejada, desierta, debido al confinamiento más reciente en Francia.


A la vuelta de la esquina, la Victoria Alada de Samotracia flotaba tranquilamente sobre una escalera de mármol, majestuosa en ausencia de paloselfis y grupos de turistas. En el sótano medieval del Louvre, la Gran Esfinge de Tanis se cernía en la oscuridad como un fantasma de granito tras las rejas.
Sin embargo, en medio de esta quietud extraña y monumental, en las grandes salas del Louvre se percibían señales de vida.
Se escuchaba el eco de un martillo neumático que venía del techo sobre la cabeza de la Esfinge. En la Sala de Bronce retumbaba la música rap bajo el techo de Cy Twombly en el Ala Sully, cerca de donde los trabajadores cortaban con sierras el parqué para un nuevo suelo enorme. En los antiguos apartamentos de Luis XIV, unos restauradores con mascarillas quirúrgicas se subían a los andamios para instalar hojas de oro en las molduras ornamentales.
El museo más visitado del mundo —en 2019 recibió a casi 10 millones de personas, y la mayoría era de otros continentes— tiene que lidiar con su cierre más prolongado desde la Segunda Guerra Mundial, pues las restricciones de la pandemia mantienen bajo llave sus tesoros. Pero, sin multitudes que pueden llegar a ser hasta de 40.000 personas en un día, los responsables del museo están aprovechando una oportunidad de oro para preparar una gran renovación antes de que vuelvan los visitantes.
“En el caso de algunos proyectos, el cierre nos ha permitido hacer en cinco días lo que antes nos habría tomado cinco semanas”, comentó Sébastien Allard, curador general y director del departamento de pinturas del Louvre.
Durante la pandemia, los amantes del Louvre tuvieron que conformarse con ver obras maestras a través de visitas virtuales y la etiqueta #LouvreChezVous (el Louvre en casa) y @MuseeLouvre. Millones de espectadores pudieron satisfacer sus ansias el mes pasado con Lupin, la exitosa serie de Netflix en la que el actor Omar Sy interpreta a un ladrón galante, y actúa en escenas llenas de acción en las galerías más famosas del Louvre y bajo la pirámide de vidrio de I. M. Pei.
Pero la realidad virtual difícilmente puede remplazar a la experiencia real. Las autoridades del Louvre esperan que el gobierno pronto reabra al público las instituciones culturales, aunque la fecha depende del rumbo que tome el virus.
Mientras tanto, un pequeño ejército de unos 250 artesanos ha estado trabajando desde que el confinamiento más reciente entró en vigor el 30 de octubre. En vez de esperar a los martes —el único día en que solía cerrar el Louvre— curadores, restauradores y otros expertos están avanzando cinco días a la semana para completar unas renovaciones importantes que se habían iniciado desde antes de la pandemia, así como para implementar nuevos embellecimientos que esperan terminar para mediados de febrero.
Editors’ Picks
Los funcionarios del Louvre esperan que el museo vuelva a abrir para el público a mediados de febrero, aunque la fecha dependerá del desarrollo de la pandemia.
Algunas de las tareas acometidas en el museo son relativamente sencillas como desempolvar los marcos de casi 4500 cuadros. Otras son trabajos hercúleos como la renovación de la sala de antigüedades egipcias y el Ala Sully. Junto a las obras de arte se están colocando casi 40.000 placas explicativas en inglés y francés.
Incluso antes de la pandemia, el Louvre estaba estudiando a fondo cómo gestionar las multitudes porque el turismo masivo había hecho que muchas galerías estuvieran saturadas con grupos de turistas. Aunque las restricciones de viaje han reducido el número de visitantes, cuando vuelva a abrir sus puertas el museo limitará la entrada a quienes hayan hecho reservaciones con el fin de cumplir los protocolos sanitarios.
Hay otros cambios planeados como nuevas experiencias interactivas, por ejemplo, sesiones de yoga cada media hora los miércoles cerca de las obras maestras de Jacques-Louis David y Rubens, así como talleres en los que actores interpretan pinturas vivientes de obras famosas justo enfrente de estas.
“Es un llamado para decir que el museo está vivo y que la gente tiene derecho a hacer estas cosas aquí”, dijo Marina-Pia Vitali, directora adjunta de interpretación que supervisa los proyectos.
Al caminar por los pasillos en una visita reciente, sentí gran emoción al ver a la Venus de Milo alzándose por encima de su pedestal —sin el resplandor de los iPhone— y admiré a mis anchas la caída del paño que fue cincelado en un mármol inmaculado.
En el cavernoso Salón Rojo —hogar de monumentales cuadros franceses, incluyendo la coronación de Napoleón como emperador en Notre Dame y “La balsa de la Medusa”, que retrata almas de piel gris que se aferran a la vida— resultó edificante no ser arrastrada por las multitudes.
En el Ala Egipcia, expertos en antigüedades limpiaban una estela de granito de 2 toneladas que se erigirá en una entrada nueva. Los trabajadores también están renovando la mastaba de Ajethotep, parte de una tumba egipcia que es uno de los artefactos más populares del Louvre, en una galería empolvada y con serruchos y martillos desperdigados.
Sophie Duberson, una restauradora, tomó un cepillo de dientes para niños y con delicadeza sacó mugre de los jeroglíficos de la estela, en la que se encuentran instrucciones para que se reviva en el mundo de los muertos a Senusret, jefe del tesoro egipcio durante la Dinastía XII.
Vincent Rondot, el director de antigüedades egipcias del Louvre, inspeccionó una estructura de soporte temporal que había sido construida alrededor de la mastaba, donde una nueva entrada angular se levantará justo a tiempo para recibir a las anheladas multitudes.
“Nadie está celebrando el virus”, comentó Rondot, mientras la herramienta para cortar de un trabajador sacaba chispas. “Pero podemos recibir esta situación de buena manera porque nos permite concentrarnos en el quehacer”.
Al mismo tiempo, los protocolos de distanciamiento social restringen el número de trabajadores que se permiten en espacios cerrados, lo cual a veces impide que se avance rápido.
Los artesanos que instalan hojas de oro en las salas de Luis XIV, por ejemplo, deben quitarse las mascarillas para soplar las delgadísimas hojas de metal. Los trabajadores tienen que mantener una sana distancia, así que no pueden estar muchos, por lo que a veces tardan más.
La pandemia también ha causado estragos en la planeación de exposiciones especiales. El Louvre presta más o menos 400 obras al año a otros museos y recibe muchos préstamos para muestras especiales.
“Es muy complicado porque todos los museos del mundo están en el proceso de cambiar su planificación”, explicó Allard.
A medida que los gobiernos ordenan nuevas restricciones para contener el resurgimiento del virus, se retrasan las exposiciones especiales. Un préstamo para las muestras de varios museos podría quedar atrapado debido a los confinamientos, lo que dificulta la entrega de las obras de arte prometidas, dijo.
En una pequeña carretilla metálica cercana, el autorretrato de un joven Rembrandt, resplandeciente con una alegre boina negra, un grueso collar de oro y una sonrisa franca, reposaba dentro de un ornamentado marco ovalado. La exitosa obra de 1633 había sido prestada al Museo Ashmolean de Oxford (Inglaterra), pero estuvo varada allí durante tres meses debido a las restricciones de viaje por el coronavirus. Unos días antes, había sido trasladada en camión a través del túnel submarino del Canal de la Mancha que une el Reino Unido y Francia para llegar a su hogar en el Louvre.
Blaise Ducos, curador principal de la colección de pinturas neerlandesas y flamencas, por lo general acompaña los préstamos en el viaje de ida y vuelta, pero solo pudo ver por transmisión en directo de cómo removían la obra de Rembrandt. Condujo a Calais para recoger el cuadro cuando salió del eurotúnel y por fin se encontraba supervisando su ubicación en la sala de Rembrandt del Louvre.
“Estamos contentos de tenerlo de vuelta”, dijo Ducos.
Cerca de ahí, unos trabajadores se subieron a un andamio rodante para retirar un enorme cuadro de Anthony van Dyck en el que “Venus le pide armas a Vulcano”. Destinado para una exposición en Madrid, el cuadro fue arrastrado por las salas neerlandesas, pasando por “Astrónomo estudiando un astrolabio” de Johannes Vermeer, antes de quedar atrapado frente a una puerta pequeña de la sala de Rubens.
Los trabajadores voltearon el cuadro y lo deslizaron sobre almohadas hasta la siguiente galería donde sería empaquetado y, si las restricciones de la pandemia lo permiten, será enviado a su próximo destino.
“La COVID ha sido una fuerza mayor”, dijo Allard, mientras se izaba un dúo de cuadros holandeses para sustituir al Van Dyck. “En este momento tenemos muchas interrogantes: es difícil saber cuál será la situación dentro de dos, tres o cuatro meses”, dijo.
“Pero a pesar de la COVID, seguimos trabajando como siempre”, continuó Allard. “Debemos estar preparados para volver a recibir al público”.
Liz Alderman es la corresponsal en jefe de negocios para Europa y está radicada en París, donde cubre los desafíos económicos y de desigualdad en ese continente. Previamente fue editora adjunta de negocios y pasó cinco años como editora comercial de The International Herald Tribune. @LizAldermanNYT
Fuente: The New York Times en Español

:quality(85)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/infobae/COEG3GHX7ZBP7DY7X4U6NRHFUM.jpg)
Aumento de la pubertad precoz, otro mal de la pandemia
/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/artear/GCQOJ2EJZNAQFHD7UZH5646NXE.jpg)
India: una ama de casa se suicida cada 25 minutos

El significado del Holocausto en la historia de Europa y la necesaria apelación a la memoria del mismo
/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/artear/LWKDS2UYQ5HUJGS7I7ZT7MXHV4.jpg)
Murió Riccardo Ehrman, el periodista que con una simple pregunta derribó el Muro de Berlín
:quality(85)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/infobae/QM5O43ZAENF5HAYQWDKCSADJN4.jpg)
China sigue siendo la mayor cárcel de periodistas del mundo
/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/artear/QY7L4JMP6BEWLCUNKQFAG4WBL4.png)
Arte medieval y diseño: Notre-Dame resucita el debate entre tradición y modernidad
:quality(85)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/infobae/DVQRZFQJNREDBIQ4WAWNZRBAOI.jpg)
