La diputada antisemita dio su discurso ridículo, no juró, pero igual ocupó su banca

Una vez más, el espectáculo bochornoso de la juramentación de los legisladores de izquierda tuvo lugar, en esta oportunidad, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Durante las últimas elecciones porteñas, la cabeza de lista del Frente de Izquierda, Vanina Biasi, no hizo una buena elección. Entró solamente ella y, como se dice, «raspando». Es que su perfil antisemita (que comparte con todo su espacio político, pero que se visibilizó fuertemente en ella) hizo que el FIT no cosechara el típico porcentual del voto de repudio a los principales partidos, que eventualmente se canaliza en las fuerzas de izquierda.

Era absolutamente predecible el «outfit» de Biasi, como sus consignas palestinas. Eso no podía sorprender a nadie. Lo que sí resultó una novedad fue que la flamante legisladora porteña asumió su banca sin siquiera decir «sí, juro», que, justamente, era lo único que tenía que decir hoy. Cuando se le llamó y se le hizo la pregunta formal, la exdiputada nacional (porque son siempre los mismos que van rotando en las candidaturas y los cargos) se despachó con su usual discurso, al que le terminó prestando más atención que a la juramentación en sí misma.

Repitió todas sus consignas, los lugares comunes de la izquierda, pero en ningún momento contestó la pregunta de rigor para asumir su banca. Es más que evidente que hace falta que cada cuerpo legislativo cambie su reglamento (como propuso Sabrina Ajmechet en la Cámara de Diputados) para terminar con este divague, donde los legisladores entrantes ya ni siquiera se preocupan por jurar, como tendrían que hacer para quedar incorporados al cuerpo legislativo.

«Por los trabajadores y las trabajadoras de la Ciudad, por el trabajo, la vivienda, la salud y la educación públicas (sic), en contra de este régimen de hambre, miseria y racismo que impulsan Macri y Milei… y por el derecho de la ciudadanía a repudiar los genocidios que cometen en el mundo y a decir (sic) ¡Viva Palestina libre! Muchas gracias», dijo en lugar de responder la simple pregunta, sobre si jura por la Constitución cumplir con su obligación como diputada de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Continuando con el protocolo, pero sin seguir el hilo de lo que estaba sucediendo, la persona encargada de tomarle el juramento dijo: «Si así no lo hace, que el pueblo se lo demande». ¿Si no hace qué cosa? Porque no juró ni prometió nada. Biasi hizo su consigna política, dijo «muchas gracias» y ahí quedó.

La legisladora de izquierda, al escuchar la respuesta de la persona que la acompañaba en el estrado, se dio cuenta de su error, pero se limitó a sonreír incómoda y a repetir «gracias». Lo cierto es que tendría que haber sido increpada por no haber respondido lo que se le preguntó. No sería difícil de imaginar alguna impugnación de uno de los miembros del cuerpo legislativo, que bien podría argumentar que Biasi no cumplió con el protocolo para asumir su banca. Habrá que ver si esto sucede, pero lo cierto es que estos discursos berretas no pueden permitirse más en el momento de la juramentación. La locura ya llegó a un punto donde los diputados entrantes hasta se olvidan de responder con las únicas dos palabras que tienen que pronunciar.

Waldo Wolff, que también asumió hoy como legislador porteño por el PRO, decidió darle la espalda a Biasi en el momento de su juramento frustrado, en repudio por sus frecuentes declaraciones de tinte antisemita.

Fuente: PanamPost