Mauricio Macri: "El populismo es atractivo para que te regale todo, pero es una estafa"

ACTUALIDAD - POLÍTICA LUCÍA MÉNDEZ*
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Entrevista de Diario El Mundo de España

Mauricio Macri (Tandil, 1959) fue presidente de Argentina desde 2015 a 2019. Le derrotó el peronismo de Cristina con Alberto Fernández como candidato. "La vicepresidenta eligió al presidente", dice. El empresario metido a político ha viajado a España para presentar su libro, Primer tiempo, un relato duro y realista sobre su paso por la Casa Rosada y Olivos. Macri descubrió allí que tenía el Gobierno, pero no el poder. A pesar de la frustración detalladamente descrita en las memorias, busca su "segundo tiempo" y sueña con vencer al populismo en la cuna donde nació con el nombre de peronismo.

Pregunta.- Ha escrito un libro en el que relata con mucha crudeza sus años como presidente de Argentina, y da la sensación de que el poder para usted fue sufrimiento más que otra cosa.

R.- El poder es un desafío muy grande, hay que saber administrarlo y es una herramienta para ayudar a los demás. En ningún lugar está escrito que uno tenga que disfrutar del poder. Lo importante es que el poder no me ha transformado, sigo siendo el mismo, conservé los mismos afectos.

P.- El mismo no exactamente. Estas memorias suyas empiezan como un ingeniero racional y empresario próspero, y acaban con un presidente paseando por la Casa Rosada con el corazón en la mano.

R.- Yo tenía dificultad para tomar contacto con las emociones, no tenía necesidad de meterme en política, la mía era una vida magnífica. Viví un proceso de maduración, dejé de estar en actitud defensiva para mostrar mis debilidades y ponerme en un lugar de vulnerabilidad. El poder puede ser alienante, no debes dejar que te obnubile. La Historia está llena de líderes que se creen omnipotentes.

P.- ¿Qué fue lo que le cambió para seguir en la política, a pesar de la mala experiencia?

R.- La gente, la gente con la que yo pude conectar. Una comunidad de sueños y de ideas, eso me ha generado una responsabilidad y un compromiso de por vida. El contacto con la gente, las visitas a sus casas, en sus empleos, más de 300.000 kilómetros recorridos. Eso me cambió, me nutrió, me hizo ver las cosas a través de sus ojos.

P.- Cuenta que llegó a grabar un mensaje en su móvil en el que se decía a sí mismo: "Espero no volverme loco".

R.- Es que me encontré con todo tipo de trabas en mi proyecto para ayudar a la Argentina a salir de todas las frustraciones. Eso me produjo mucha impotencia.

P.- La conclusión de su etapa como gobernante es que el poder en Argentina no lo tienen el presidente ni el Gobierno.

R.- Al menos no lo tenía mi Gobierno. Hay un Estado colonizado por la duplicación del empleo público del kitchnerismo. Y eso te hace caer en la impotencia. Cuando quisimos acelerar un poco las reformas, llegó ese fatídico día de diciembre que nos hicieron un golpe de Estado con 14 toneladas de piedras que nos arrojaron en el Congreso.

P.- Es usted un hombre que predica el credo liberal y que confía en los mercados, pero los mercados le castigaron también como presidente.

R.- Lo sufrí sí. Pero los mercados son lo que son, se mueven según la confianza. La Argentina tiene que resolver la quiebra de la confianza de los mercados en el país. La duda sobre nosotros siempre era la misma: vosotros no terminaréis el mandato y volverá el peronismo. Lo vimos como una espada afiladísima el 12 de agosto por la mañana, después de las elecciones primarias que perdimos contra los pronósticos de las encuestas. El mundo dijo: vuelve el kitchnerismo y destruyeron todo lo que habíamos logrado en términos de estabilización. Ese lunes todas las variables se destruyeron por un prejuicio que se convirtió en juicio.

P.- Relata usted una noche terrible.

R.- No dormí. Fue una sorpresa, la derrota fue contundente. Yo sabía que los mercados iban a reaccionar así, porque se confirmaba la sospecha de que volvía el kitchnerismo.

P.- Y a pesar de todo, no ha perdido la confianza en los mercados ni en el liberalismo.

R.- No, no. Los mercados son una realidad y uno tiene que saber cómo funcionan. En la medida en la que un país es más creíble, más previsible, los mercados tienen menos poder. Los que se quejan de los mercados son los que generan desconfianza. La mejor manera de que el mercado tenga cero fuerza en la sociedad es si sos confiable.

P.- ¿Por qué cree que regresó el kitchnerismo? Según detalla en el libro, es un grupo fanático que funciona como una mafia.

R.- El kitchnerismo ha secuestrado al peronismo, que venía de una etapa democrática con Menem y Duhalde. Ahora están en una actitud profundamente antidemocrática, de atropello de las instituciones, que favorece comportamientos mafiosos en la sociedad.

 
P.- El populismo se extiende por el mundo entre otras cosas por el aumento de la pobreza. ¿No es un fracaso del orden liberal para responder a las necesidades de la gente?

R.- No, no. El mundo está siempre mejor. Hay una revolución de las expectativas. Hoy gracias a este aparatito (señala el móvil) todos somos millonarios en información y millonarios en expectativas. Aparece un líder que te dice: dame el poder y yo te resuelvo todo mañana. El populismo es muy atractivo para que te regale todo, pero luego es una estafa.

*Para El Mundo de España

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