


El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, visita por tercera vez la Casa Blanca para reunirse con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para tratar de concretar un alto el fuego en la franja de Gaza que ponga fin a los combates tras 21 meses de guerra y permita la liberación de los 50 rehenes israelíes en manos de Hamás, de los que se calcula que unos 20 están aún con vida. Desde la tregua impuesta por Trump entre Irán e Israel tras su ya bautizada como Guerra de los Doce Días, el pasado 24 de junio, se ha abierto una nueva ventana de esperanza en la Franja.


Trump ya adelantó hace unos días que esta semana «podría haber un acuerdo sobre Gaza». «Tenemos que acabar con esto cuanto antes», aseguró el estadounidense el pasado viernes. «Tenemos que hacer algo con respecto a Gaza», insistió. El republicano apoyó sin ambages al israelí en su guerra contra la República Islámica e incluso llegó a participar del conflicto, bombardeando tres instalaciones nucleares —Fordow, Isfahán y Natanz— en territorio iraní. A cambio, Trump quiere que Netanyahu acepte de una vez por todas una tregua en el enclave palestino que el republicano pueda vender como una nueva victoria en Oriente Medio, a la luz de que se ha mostrado incapaz de mediar en la invasión rusa de Ucrania.
El pasado jueves, Trump anunció que Israel había aceptado su propuesta de alto el fuego de 60 días. Una noticia que el Gobierno de Netanyahu no confirmó y, a día de hoy, aún pone trabas. «Mis representantes tuvieron hoy una reunión larga y productiva con los israelíes sobre Gaza. Israel aceptó las condiciones necesarias para alcanzar el alto el fuego de 60 días, tiempo durante el cual trabajaremos con todas las partes para poner fin a la guerra», escribió Trump en un mensaje en su plataforma Truth Social, que cogió, como ya suele ser habitual, a todos por sorpresa.
De esta manera, el republicano metía presión a Hamás para que aceptara el preacuerdo, al que dio 24 horas para contestar. Así fue, la organización islamista palestina, a última hora del viernes, emitió un comunicado en el que consideraba «positiva» la propuesta del enviado especial de Trump para Oriente Medio, Steve Witkoff, y, por tanto, se mostraba dispuesta a iniciar «de inmediato» una ronda de negociaciones «sobre el mecanismo para la implementación de este marco». Sin embargo, Hamás presentó a los mediadores —Qatar y Egipto— una serie de cambios en el texto que ahora Israel tacha de «inaceptables» y vuelve a poner en riesgo la tregua.
Las modificaciones planteadas por la milicia fundamentalista palestina, que gobierna de facto en la Franja, son principalmente tres: que Israel se comprometa a poner fin de manera permanente a los combates, que la asistencia humanitaria —ahora en manos de una opaca organización estadounidense e israelí conocida como Fundación Humanitaria de Gaza— vuelva a depender de Naciones Unidas y la retirada de las tropas hebreas a las posiciones anteriores al 2 de marzo de este año, cuando Israel retomó su ofensiva y lanzó la Operación Carros de Gedeón contra el enclave, llegando a controlar más del 70 % del territorio.
Tras mantener una reunión con su gabinete de seguridad durante la noche de este sábado para analizar las últimas demandas de Hamás, la Oficina del Primer Ministro de Israel emitió un duro comunicado en el que denunciaba que estos cambios eran «inaceptables». Aun así, Netanyahu ordenó a un equipo negociador israelí viajar el domingo hasta Doha (Qatar) para iniciar las conversaciones indirectas y continuar con los contactos para tratar de salvar los escollos antes de su encuentro este lunes con Trump. Desde hace algunos días, parece que el primer ministro israelí ha colocado la liberación de los rehenes como su mayor prioridad antes que derrotar a Hamás, lo que otorga algo de esperanza a las familias de los cautivos. «Primero, rescatar a los rehenes», aseguró el mandatario hebreo el pasado fin de semana.
«Por supuesto, también tendremos que resolver el problema de Gaza y derrotar a Hamás, pero creo que cumpliremos ambas misiones», aclaró. En rasgos generales, la propuesta de alto el fuego de Estados Unidos plantea el cese de los combates durante 60 días, mientras que, en paralelo, se continuarían las negociaciones para poner fin a la guerra de manera definitiva. Así, en estos dos meses, Hamás se compromete a liberar a diez rehenes vivos y el cuerpo sin vida de otros 18, sin ningún tipo de ceremonia propagandística como sí se produjo durante los últimos intercambios. A cambio, Israel liberará a prisioneros palestinos, aunque aún no se han facilitado cifras. Además, la ayuda humanitaria comenzará a fluir a Gaza desde el primer momento en que la tregua entre en vigor.
Con información de El Debate



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