





Esta tarde, el Congreso vivió otra sesión intensa, en el marco de otro intento de la oposición de complicarle el ordenamiento fiscal al gobierno de Javier Milei. Sin embargo, más allá de las discusiones de la jornada, la noticia del día terminó siendo el violento hostigamiento que vivió el diputado oficialista José Luis Espert en su banca.


El legislador y economista fue increpado duramente por unas diputadas kirchneristas por un hecho que no tenía nada que ver con la sesión de hoy, sino que estuvo relacionado con algo que sucedió en la última semana. En su domicilio particular, que comparte con su familia, Espert fue víctima de un escrache, donde le dejaron pancartas en su contra y hasta le arrojaron materia fecal.
Lo curioso del asunto es que los kirchneristas que lo escracharon y atacaron su domicilio no eran “militantes de base” sino dirigentes políticos. A las pocas horas se supo que había participado una exfuncionaria del gobierno de la provincia de Buenos Aires y hasta una concejal en ejercicio. Rápidamente, los responsables fueron identificados y detenidos.
La propia ministra de Seguridad compartió en sus redes sociales una foto de una de las personas detenidas. La llamó “la concejal tira caca”. “De día, concejal de Quilmes. De noche, planificaba y ejecutaba ataques a opositores y familias”, escribió Patricia Bullrich en su cuenta en X.
Ante la lógica detención de los delincuentes que atacaron la casa del diputado Espert, el kirchnerismo salió a cuestionar el correcto accionar de las fuerzas de seguridad y a defender lo indefendible. Con total caradurez, dijeron que los agresores debían quedar en libertad y que eran, como Cristina Kirchner, detenidos “políticos”. Como suelen hacer, evitaron cualquier referencia al escatológico ataque y se limitaron a pedir la liberación, denunciando una persecución absolutamente inexistente.
Con estos insólitos argumentos, varias diputadas arremetieron hoy contra el diputado José Luis Espert, al que trataron de “cagón” y “cobarde”, por haber realizado las denuncias policiales correspondientes, que terminaron con las lógicas y razonables detenciones. De manera insólita, le decían que debía arreglarse solo y no acudir ni a la policía ni a la justicia. ¿Qué esperaban que hiciera? ¿Que saliera a golpes de puño, incluso ante las delincuentes mujeres que violentaron su domicilio y el de su familia? No se sabe. Pero esto fue lo que le increparon esta tarde al legislador del oficialismo.
El ministro de Economía, Luis Caputo, hizo referencia a lo sucedido en el parlamento y aprovechó la bochornosa situación para hacer un llamado electoral: “En octubre tenemos la posibilidad de reemplazar esto por personas”, señaló.
Todo parece indicar que estas acciones son repudiadas por la gran mayoría de los argentinos, pero hay que esperar tres meses para saber dónde está parada la opinión pública.
Fuente: PanamPost




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