




La expropiación de la petrolera argentina YPF tuvo lugar en 2012. Por aquel entonces, la actual condenada por corrupción Cristina Fernández de Kirchner era presidente. El intelectual detrás de la ruinosa operación para el país (avalada por un Congreso con mayoría kirchnerista) fue el exministro de Economía, Axel Kicillof. El mismo que hoy gobierna de forma desastrosa la provincia de Buenos Aires, haciendo por capricho todo lo contrario a lo que hace el gobierno nacional. Sin embargo, las consecuencias del manejo irresponsable de esta dupla cuando estaban a cargo del país siguen generando problemas.


La jueza Loretta Preska, del segundo distrito de Nueva York, ya había condenado a la Argentina a pagar 16.000 millones de dólares al grupo Buford Capital. Se trata de la firma que decidió adquirir los derechos del litigio contra el Estado argentino ante los perjudicados por la irresponsable iniciativa de Cristina, Kicillof y un grupo de kirchneristas irresponsables que ostentaban una mayoría parlamentara.
Preska considera que los acreedores pueden “cobrarse” la deuda con el 51 % de las acciones de YPF, justamente en un momento cuando la administración actual, no solamente terminó con el déficit de la empresa, sino que la convirtió en superavitaria. La jueza incluso puso un plazo para la entrega de las acciones: 15 días. En este contexto, el Estado argentino debe preparar su apelación contrarreloj.
Con motivo del sacudón judicial en Estados Unidos, las acciones de la empresa cayeron 5 puntos, mientras que las de Buford tuvieron un incremento considerable: 15 % en la jornada de hoy.
Aunque esta noticia en circunstancias normales podría haber sido la única en este sentido, esta mañana otra novedad, que también llegó del norte, recordó que el daño generado por el kirchnerismo no solamente se mantiene, sino que puede generar más problemas a futuro.
El JP Morgan, que había sugerido herramientas de inversión en Argentina como Lecap y Bopreal en abril, ante el anuncio del nuevo esquema cambiario sin cepo, ahora recordó a su cartera de clientes un impase a la hora de invertir en pesos. Aunque reconoció que el orden macroeconómico es estable y que las medidas tomadas por la actual administración son las correctas, además de menciones de rigor sobre la coyuntura vinculados al agro y al comercio exterior, advirtió que en octubre hay elecciones; algo que en los países serios no tiene muchas implicaciones sobre las inversiones a largo plazo, pero en el exterior quieren saber qué vamos a hacer los argentinos.
“Con la situación estacionalmente positiva por terminar y las elecciones en el horizonte, preferimos tomar ganancias y esperar mejores niveles de entrada para volver a posicionarnos en el mercado local de bonos en pesos”, comunicaron desde la entidad.
La cuestión del “horizonte” es lo que se calificó en Argentina como el “riesgo kirchnerista”. No es ningún secreto para el mundo que el éxito kirchnerista en las urnas se traduce en desastre económico para el país. Según las encuestas, el gobierno está muy sólido para enfrentar las elecciones de medio término en octubre. Sin embargo, JP Morgan hace una recomendación “conservadora”, ante un eventual buen resultado del peronismo. Por ahora, ninguna encuestadora coincide con esa posibilidad.
Lo más probable que ocurra es que al gobierno le vaya bien y que se incremente el número de legisladores del oficialismo, lo que sin dudas se traducirá en un buen clima para la inversión en el país. Como suele decirse en las redes sociales con la frase “guarden este tuit”, seguramente, el lunes después de las elecciones legislativas, las acciones argentinas comiencen a cotizar al alza. Mientras tanto, hay que ir surfeando el riesgo zombie del kirchnerismo, que, aunque está prácticamente muerto y no gobierna, sigue generando problemas para los argentinos.
Fuente: PanamPost




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