



La celebración de la “victoria” sobre Estados Unidos e Israel convocada por el régimen extremista islámico de Irán para este martes, tras el débil e ineficiente bombardeo sobre las bases militares estadounidenses en Catar e Irak, que habría derivado en un alto al fuego, constituye tan solo una muestra de hasta donde puede llegar la propaganda iraní dentro del territorio persa. Lo más preocupante es que ese relato ha traspasado fronteras, extendiéndose no solo en Medio Oriente. Y es que pese a las marcadas diferencias culturales e incoherencias ideológicos, el discurso antiestadounidense de la izquierda iberoamericana ha colado en occidente la peligrosa prédica chiita –la corriente del islam que gobierno Irán desde la revolución de 1979– mientras refuerza la aversión contra el satanizado imperio agresor y victimiza a una teocracia donde la represión, la discriminación y la falta de libertades fundamentales son el pan de cada día.


Así, dirigentes políticos y creadores de contenido que responden a los intereses de regímenes autoritarios, pero también de gobiernos –por ahora legítimos– que buscan destruir la democracia desde adentro, han sido útiles a la propaganda iraní en occidente en medio del conflicto con Israel y EEUU usando como único argumento la regla simplista que dicta que “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. La eurodiputada y exministra de Igualdad de España, Irene Montero, aparece a la cabeza de este perverso movimiento en Europa, defendiendo no solo la causa palestina sino también al régimen de Irán, donde las mujeres son apresadas y torturadas hasta la muerte por no llevar “bien puesto” el velo, como ocurrió en 2022 con Mahsa Amini, y donde la homosexualidad es un delito que se castiga con cárcel o ejecución pública; mientras ella en su país se vende como feminista y defensora de la comunidad LGBT, habiendo sido incluso la promotora de la polémica ley trans. Este mismo patrón incoherente se repite con muchos “influencers” de la izquierda latinoamericana que conforman el aparato de propaganda de Nicolás Maduro en Venezuela, Gustavo Petro en Colombia o Claudia Sheinbaum en México.
Es por este motivo que Estados Unidos, a través de una alta funcionaria del Departamento de Estado, pidió a los países de Latinoamérica fijar una posición clara: o están con el régimen patrocinador del terrorismo o están con el gobierno que defiende la legalidad. Este exhorto fue hecho en víspera de la próxima Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), que se celebrará esta semana en Antigua y Barbuda, como una manera de presionar a los gobiernos de la izquierda –por ahora democrática– para que cierren filas con una postura firme, que hasta el momento solo ha demostrado el presidente argentino, Javier Milei, quien ha respaldado directamente los ataques a las centrales nucleares iraníes recordando además el peligro que representa para la región la propaganda de un régimen que cometió dos sangrientos atentados terroristas en Argentina.
Si bien Estados Unidos se anotó una victoria con la impecable operación militar del fin de semana con la que destruyó las centrales nucleares de Fordow, Natanz e Ishfahán en territorio iraní –que el régimen de los ayatolá pretende disfrazar ante sus ciudadanos–, Washington tiene todavía una importante batalla que ganar en el ámbito comunicacional, puesto que la propaganda antiestadounidense de la izquierda iberoamericana le ha abierto las puertas al extremismo islámico, que con campañas remuneradas o solidaridad automática, suma peligrosamente adeptos a una causa que tiene como único objetivo la eliminación progresiva de las libertades y la destrucción de los valores occidentales.
Fuente: BBC
