La nueva OEA tímida y temerosa ante Cuba, Nicaragua y Venezuela

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Mal comienzo. Tras despedir al secretario seneral Luis Almagro, la OEA se reinventa, más tímida, timorata y temerosa ante los brutales abusos y atrocidades de las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Un silencio cauteloso marca la nueva dirección de la Casa de las Américas.

Hace unos días se conmemoró el día internacional contra el terrorismo. El nuevo Secretario General de la OEA, Albert Ramdin, leyó un poema. Sin embargo, se negó a condenar el terrorismo de Estado que sufren Cuba, Nicaragua y Venezuela. Una omisión atroz.

Ramdin tampoco quiso compartir o comentar el informe de Foro Penal que devela los arrestos y secuestros de Nicolás Maduro. Las brutales violaciones a derechos humanos de Maduro fueron limpiadas de la cuenta oficial de la nueva OEA.

El nuevo secretario General de la OEA ha dicho que dará seguimiento a la “evolución en Venezuela”. ¿Qué rayos significa eso? En Venezuela hay una dictadura de 25 años que mata y secuestra civiles. No hay evolución hay una dictadura pura y dura.

En su discurso inaugural Albert Ramdin no dijo una sola palabra sobre la dictadura de Cuba y Nicaragua. Las desapariciones forzadas, los secuestros, la persecución y expulsión de sacerdotes y periodistas ya no existen. Es como si América Latina fuera un paraíso terrenal.

Por primera vez los crímenes de lesa humanidad de Daniel Ortega podrían quedar fuera de la Asamblea General de la OEA. De confirmarse esta decisión, sería la primera vez, desde la masacre de 2018, que Ortega recibe la bendición y olvido del foro de la democracia.

El nuevo Secretario General de la OEA, no condenó de forma clara el histórico asalto al Poder Judicial en México de hace unos días. Tuvo un manejo prudente y penoso ante una farsa electoral en la que MORENA, el partido de gobierno, arrasó con el último contrapeso del poder.

La máxima jefatura de la OEA apuesta por una diplomacia cautelosa y peligrosa, evidenciada tras las elecciones judiciales en México que contaron con menos del 13% de participación. El evento antidemocrático y autoritario debió ser catalogado como inválido e ilegítimo, pero no fue así.

En el día de la prensa libre la OEA no pidió la libertad de periodistas arrestados, exiliados y censurados en Cuba, Nicaragua y Venezuela. No hubo ni siquiera una amonestación directa por la confiscación de medios de comunicación y la ciber censura de estas dictaduras.

La nueva directriz de la OEA tiene una línea clara. Manejar la OEA como un foro administrativo que evita temas incómodos. Es por eso que en el día de la libertad de prensa no se mencionó a Ortega, Maduro ni a Díaz-Canel. Esos nombres están prohibidos. Censurados.

La Carta Democrática de la OEA establece que los pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla. Ese compromiso esta siendo matizado por una “Nueva Era” amigable con las dictaduras.

La OEA debe incomodar. Los organismos que defienden la democracia y los derechos humanos no están llamados a tener un millón de amigos. Están llamados a ser la piedra en el zapato de los poderosos y dar voz a quienes no la tienen.

Si la OEA renuncia a su llamado histórico por la democracia y la libertad, estaría condenada a la irrelevancia total o a su inminente desaparición. No existen medias tintas cuando en las Américas los tiranos siguen matando la democracia y a quienes la defienden. Esa OEA no sirve para nada.

Fuente: PanamPost

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