Milei salva a los argentinos y Lula empobrece a los brasileños

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En un contexto donde las políticas económicas definen el rumbo de las naciones, Brasil y Argentina ofrecen un contraste revelador. Mientras el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil opta por aumentar el Impuesto sobre Operaciones Financieras (IOF), una medida que grava transacciones y encarece la vida de los ciudadanos, Javier Milei en Argentina impulsó una política de reducción de impuestos y desregulación que busca liberar la economía y devolver poder adquisitivo a los argentinos. Esta divergencia no sólo refleja visiones opuestas sobre el rol del Estado, sino que también tiene impactos directos en la calidad de vida de sus pueblos.

El reciente aumento del IOF en Brasil, anunciado para recaudar R$ 20,5 mil millones en 2025 y R$ 41 mil millones en 2026, es un golpe al bolsillo de los brasileños. Este impuesto, que afecta desde transferencias bancarias hasta compras en dólares, eleva el costo de las operaciones cotidianas y desincentiva la actividad económica, especialmente para las pequeñas y medianas empresas. En un país ya agobiado por una presión tributaria alta —los brasileños pagaron R$ 2,6 billones en impuestos en 2022, según Agencia Brasil—, esta medida parece ir en contra de las necesidades de una economía que busca dinamismo. Lula, con esta decisión, prioriza el equilibrio fiscal a expensas de los ciudadanos, perpetuando un modelo que castiga la producción y el consumo.

Por el contrario, en Argentina, Javier Milei ha hecho de la reducción de impuestos un pilar de su gestión. Desde su asunción en diciembre de 2023, Milei ha eliminado o reducido 12 impuestos, incluyendo el Impuesto PAIS, retenciones a exportaciones agropecuarias y tributos internos sobre autos y motos. Estas medidas, acompañadas de un superávit fiscal histórico, han permitido aliviar la carga tributaria sobre los ciudadanos y fomentar la competitividad. La eliminación del Impuesto PAIS, por ejemplo, facilitó el acceso a bienes importados, mientras que la baja de retenciones impulsó sectores clave como el agro. Además, Milei ha promovido un blanqueo de capitales sin penalidades excesivas, incentivando la incorporación de dólares al sistema financiero, lo que fortalece la economía sin recurrir a la emisión monetaria.

El impacto de estas políticas es evidente. En Argentina, la inflación, que alcanzó un pico de 25,5% mensual en diciembre de 2023, cayó a 2,7% en octubre de 2024, según datos oficiales. Aunque la pobreza sigue siendo un desafío, con un 53% de la población afectada, la estrategia de Milei de reducir el gasto público y liberalizar el mercado cambiario está sentando las bases para una recuperación sostenible. En Brasil, en cambio, el aumento del IOF agrava la presión sobre una clase media ya golpeada por la inflación y un crecimiento económico modesto, proyectado en 2,4% para 2025 por el FMI, frente a una contracción del 3,2% en Argentina, que, sin embargo, muestra signos de estabilización.

La diferencia filosófica es clara: mientras Lula apuesta por un Estado interventor que recauda más a costa de los ciudadanos, Milei defiende la libertad económica como motor de prosperidad. Los brasileños enfrentan un entorno donde cada transacción es más costosa, desincentivando el ahorro y la inversión. Los argentinos, en cambio, comienzan a ver los frutos de una política que, aunque austera, prioriza la autonomía individual y la competitividad. Lula empobrece a los brasileños con medidas que refuerzan un sistema fiscal opresivo; Milei, con su “motosierra” fiscal, está salvando a los argentinos al devolverles el control sobre su propio dinero.
La lección es clara: reducir la carga del Estado no solo es posible, sino necesario para construir un futuro próspero.

Fuente: PanamPost

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