
El régimen cubano mantiene conexión con organizaciones incluidas en la lista de terroristas de la UE
MUNDO Edgardo Pinell*


Un detallado informe publicado por el Centro de Estudios Universitarios CEU-CEFAS revela que «la revolución cubana se hizo a base de terrorismo; que posteriormente, durante décadas la dictadura entrenó, financió y ofreció refugio a centenares de terroristas de todo el mundo». El texto tiene mucha relevancia actual, tomando en cuenta la reciente reintegración de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, decidida por EE.UU., mientras la UE sigue apoyando y financiando al régimen castrista.


El informe titulado «Las múltiples caras del terrorismo en Cuba» fue elaborado por Matías Jové, director ejecutivo de la Asociación Española Cuba en Transición, y John Suárez, director ejecutivo del Centro por una Cuba Libre y cuenta con el prólogo de María San Gil, uno de los rostros más reconocidos en la lucha contra el terrorismo de ETA.
«A lo largo de más de seis décadas Cuba ha mantenido de forma persistente una estrechísima relación con el terrorismo, sin embargo, ésta ha evolucionado a lo largo del tiempo» explican los autores al referirse a dos grandes momentos, el primero comprendido durante el ascenso al poder de Fidel Castro y el segundo durante la consolidación del régimen a lo largo de décadas.
«Eran los años del foquismo, una estrategia defendida por Fidel Castro y Ernesto Che Guevara que defendía el uso intensivo del terror para crear las condiciones revolucionarias» justificando expediciones armadas para «exportar la revolución» a República Dominicana, Haití, Nicaragua, Venezuela, Colombia, Honduras, Argelia, Zaire (ahora República Democrática del Congo) o España.
La amplia evidencia recopilada por los autores los lleva a asegurar con contundencia que «La Habana se convirtió en un hub de terrorismo internacional donde se ofrecía financiación, armas, entrenamiento e inteligencia a los tupamaros uruguayos, a los montoneros argentinos, a los etarras vascos a los terroristas palestinos y a un sinfín de organizaciones terroristas de todo el mundo».
«El colapso de la Unión Soviética impulsó también una profunda transformación de las actividades terroristas impulsadas desde La Habana», obligando a cambiar de estrategia, detalla el informe al tiempo que explica que «la actividad operada desde Cuba se integraría, entonces en las redes trasnacionales de criminalidad entrelazando la actividad lícita y política».
La desaparición de la URSS abre una segunda etapa de patrocinio del terrorismo que coincide con la fundación del Foro de Sao Paulo y de acuerdo con los autores se evidencian «conexiones largamente denunciadas y documentadas de La Habana con el narcotráfico» y aseguran que «esos nexos no son accidentales, sino estructurales por su conexión a altos funcionarios y militares del régimen».
La conexión de los servicios de inteligencia cubanos con grupos terroristas fuera de sus fronteras también alcanzó Europa. Se mencionan relaciones con las Brigadas Rojas en Italia, ETA en España y el IRA en Irlanda.
El informe alerta que el papel histórico y actual del régimen cubano en las redes de terrorismo internacional es incompatible con el compromiso declarado por la Unión Europea contra el terrorismo. Sin embargo, el régimen castrista sigue teniendo acogida en las instituciones de Bruselas e incluso recibe financiación de fondos de cooperación de la Unión Europea.
El Consejo de la Unión Europea publica cada seis meses una lista de organizaciones terroristas sobre quienes recae una serie de medidas que incluyen la inmovilización de fondos y activos financieros o de la cooperación judicial y policial. Estas medidas están incluidas en la Posición Común 2001/931/PESC y afectan hoy en día a 14 personas y a 22 grupos o entidades, entre las cuales, están Hamás, Hezbolá, Frente Popular de Liberación Palestina y la Dirección de Seguridad Interior del Ministerio de Inteligencia y Seguridad de Irán, todas ellas entidades relaciones con el régimen cubano.
El informe advierte que esa cooperación es relevante porque «participar, facilitar o financiar actividades de estas entidades habilita al Consejo de la Unión Europea para incluir a dirigentes cubanos u organizaciones del régimen en la denominada lista de la UE de terroristas».
Finalmente, los autores indican que sospechan «que lo que conocemos es sólo la punta del iceberg de una actividad que necesita necesariamente de la oscuridad» y confían que «este documento contribuya a aportar algo de luz».
*Para El Debate



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