Nueva ola de persecución, el fracaso del lobby petrolero y la puerta giratoria

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La liberación de presos políticos en regímenes totalitarios nunca es motivo de celebración. Mientras unos salen, otros entran. Es la perversa fórmula de la puerta giratoria que el castrismo ha implementado por más de seis décadas en Cuba y que el chavismo tomó para replicarla en Venezuela, pero en este último caso dándole mayor utilidad para preservar el poder con la eterna promesa de retomar la senda democrática mediante procesos de negociación –tanto con la oposición como con la comunidad internacional– que se repiten una y otra vez, gracias a los rehenes usados como fichas de cambio. Por tal motivo, no sorprende que este viernes se haya desatada otra ola de persecución, con más de 70 nuevas detenciones, justo antes de otra farsa electoral e inmediatamente después de un fallido intercambio en el que la dictadura venezolana no consiguió lo que pedía.

Finalmente la Licencia General 41, que ha permitido a la petrolera Chevron operar en Venezuela, expirará este 27 de mayo, según lo programado. Así lo anunció el miércoles en la noche el secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, y lo ratificó pocas horas después la portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, echando por tierra la información filtrada el martes por Bloomberg, que apuntaba a una negociación directa entre Washington y Caracas y que permitió la liberación de un estadounidense preso en Venezuela a cambio de otra prórroga de 60 días a la compañía que hizo posible en los últimos meses un repunte de la producción petrolera en la nación sudamericana.

Qué hubo detrás de la cancelación de la licencia a Chevron
 
Sin embargo, esto último no se concretó. Por un lado, el enviado especial Richard Grenell habría acordado esta negociación con el régimen chavista “por su cuenta, sin autorización del presidente ni del Departamento de Estado”, según reveló el New York Post, y por el otro, se habría impuesto la línea dura de Rubio y los congresista de Florida (María Elvira Salazar, Carlos Giménez y Mario Díaz-Balart) que eran necesarios en el Congreso para la aprobación el martes en la noche de la ley de recorte fiscal solicitada por el presidente Donald Trump.

El régimen chavista, que ya celebraba la eventual extensión de la licencia de Chevron, quedó desconcertado ante la pérdida de un importante rehén extranjero sin haber recibido a cambio lo que pedía. Un golpe frente a sus bases que llegó en víspera de la farsa electoral que se celebrará este domingo. Por tal motivo, necesitaba mandar un mensaje de fuerza con la captura de nuevos rehenes, incluyendo uno de gran peso, como es el caso de Juan Pablo Guanipa, quien fue durante la campaña para las presidenciales la mano derecha de María Corina Machado. En total, habrían sido más de 70 los detenidos en esta nueva ola de persecución, incluyendo varios extranjeros, según anunció el ministro de Interior del régimen, Diosdado Cabello.

La victoria de Marco Rubio frente a una doble pulseada
Se trata de una reacción del régimen que estaba contenida por el relato de la supuesta negociación con EEUU que tomaba fuerza con la eventual extensión de la licencia a Chevron. Tal como analizamos en PanAm Post, lo que ocurriera con las licencias petroleras aclararía si la salida de los cinco integrantes del equipo de María Corina Machado que pasaron más de un año refugiados en la Embajada de Argentina en Caracas obedeció a una negociación, como sostenía el oficialismo, o a un rescate mediante una extracción “precisa”, como aseguró la oposición y los gobiernos de EEUU y Argentina. Tras haberse cancelado el 9 de mayo la Licencia General 8, que permitía a las contratistas petroleras Halliburton, Schlumberger Limited, Baker Hughes Holdings y Weatherford International operar en Venezuela, y confirmado el vencimiento de la Licencia General 41 de Chevron a partir del 27 de este mes, la dictadura venezolana quedaba muy mal parada en esta historia. La represión y una nueva ola de persecución para activar una vez más la puerta giratoria fue, como de costumbre, el as bajo la manga.

Este viernes en la tarde, Marco Rubio se reunió con los cinco opositores rescatados, como una manera de ratificar la victoria que se anotó su gestión en esta pulseada, que fue tanto externa, con el régimen de Maduro, como interna, con Grenell y su postura negociadora. Pero también admitió que Washington tiene pendiente rescatar a otros “estadounidenses detenidos injustamente”, que aún tiene el chavismo en su poder para intentar abrir próximamente otra negociación. Por el momento, la cifra de presos políticos se eleva con esta nueva ola de persecución a casi mil rehenes, considerando que hasta el lunes la ONG Foro Penal daba cuenta de un balance de 900 personas encarcelas en Venezuela por razones políticas.

Fuente: PanamPost

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