



La incorporación de Colombia al proyecto de la Nueva Ruta de la Seda, con el que China busca expandir su influencia en el mundo, le puede salir muy caro al país sudamericano. Y no se trata solo de las retaliaciones que pueda tomar el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sino del alto precio que el propio régimen chino cobra en intereses por prestamos millonarios, proyectos de infraestructura y el trato preferencial y espacio geopolítico que reclama.


Desde la Gran Muralla China, Petro anunció que aprovechará su viaje a Pekín, en el marco de la cuarta edición del foro ministerial entre China y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), para oficializar la adhesión de Colombia a la iniciativa de la Franja y la Ruta, también conocido como la Nueva Ruta de la Seda, pero sin mencionar una larga lista de detalles que lejos de beneficiar al país lo perjudican en diversos aspectos, tal como explica el exvicepresidente de Colombia, Francisco Santos, en entrevista con PanAm Post.
“La Ruta de la Seda tiene créditos que son muchísimo más caros que los créditos de la banca multilateral. Lo que le prestan a Argentina estaba entre siete y siete y medio por ciento cuando la banca multilateral presta a uno o uno y medio. Y le prestan a Bolivia o a Ecuador a seis (por ciento) y cuatro y medio o cinco y medio. Cuando te dan crédito los chinos es mucho más caro”, asegura el periodista y político colombiano quien también se desempeñó como embajador en Estados Unidos.
En este mismo orden de ideas, el entrevistado recuerda cómo en el marco de este programa China le cobra sus prestamos a Venezuela con petróleo a un precio de 40 dólares, cuando el petróleo no ha estado en 40 dólares desde hace diez años; por lo tanto, esa diferencia la ha recibido China, que “cobra por punta y punta”, subraya.
Pero no es de la única manera. “En casos como por ejemplo en el Congo, el préstamo tenía como contraparte unas empresas mineras de cobre y de zinc; en el caso de Zambia casi se apropian de la empresa de energía del Estado. Ellos de todas las maneras presionan brutalmente”. A esto agrega que “la corrupción es un elemento fundamental”, poniendo como ejemplo los casos del exvicepresidente de Ecuador, Jorge Glas, y de la pareja de Evo Morales, en Bolivia; ambos comprometidos por sobornos o por haber favorecido a empresas chinas en la asignación de contratos.
“China quiere volver a ser un imperio”
Santos destaca además que el interés del régimen chino no es solo comercial. “China quiere volver a ser un imperio utilizando las relaciones económicas para crear un escenario internacional que le convenga, que sea un espejo de lo que ellos quieren ser, mucho más autoritario”, advierte, recordando cómo el régimen chino ha presionado a países como Brasil, Chile, Uruguay y Perú.
“Le doy varios ejemplos, cuando Bolsonaro criticó el manejo del Covid por parte de China, ¿qué hizo china?, le frenó las exportaciones. Cuando en Chile el Tribunal Supremo dijo que las empresas chinas no pueden licitar en ciertos sectores estratégicos, primero les armaron una avalancha grandísima de presión y luego le insinuaron a Chile ‘si usted sigue así no les vamos a comprar todos los alimentos que les compramos'”.
Por tal motivo, el exvicepresidente Francisco Santos concluye que “no hay nada gratis con China” y que es importante hacerle entender a Estados Unidos que lo que está haciendo el gobierno de Petro no representa a los colombiano para que así la reacción que se espera de Washington perjudique lo menos posible al país.
Fuente: PanamPost



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